Ayer publicamos el artículo Síndrome de Túnel Carpiano, mal de editores y al parecer [aunque no se refleja en los comentarios] es algo más común de lo que parece y acapara bastante interés.
Hoy les contaré lo que me quedó pendiente, el encuentro con el Kinesiólogo, un poco de los diálogos, los ejercicios recomendados y las maquinitas que sigo probando después de a segunda sesión.
Imagen pertenece a Cisat | sólo de referencia, yo soy mucho más lindo 😛
Ayer me presenté ante el terapeuta a eso de las 9 am. Confieso que iba un poco nervioso, me imagino que por lo desconocido del tema para mi, pero luego de pasar y comenzar con los primeros ejercicios ya pude relajarme poco a poco.
Lo primero que me pide el profesional es que me siente. Lo hago, me observa con detención y me pregunta, ¿te duele acá? tocando mi cervical junto al hombro derecho… contesto sí.
Luego tomando mi brazo a la altura del codo pregunta, ¿y acá?, sí también, respondo. En seguida comienza a retarme llamarme la atención por sentarme de manera incorrecta, me dice:
Pero siéntate bien, derecho. Saca pecho, saca pecho! [insiste con mayor vehemencia], eso así [al parecer entiendo el mensaje].
Lo que sucede me dice luego es que no sabes sentarte. Debes corregir tu posición o en un par de años serás un jorobado de aquellos.
Al instante repaso mentalmente y reconozco que jamás en la vida me he sentado como corresponde, por lo que no puedo debatir.
Comienza la Terapia
Después de examinarme un poco más me indica que debo iniciar con el siguiente ejercicio. Sentado en una silla común, con la posición correcta por supuesto, estiro mi brazo derecho apuntando al suelo a la vez que estiro mi cuello inclinando mi cabeza hacia el lado contrario. [espero se entienda claramente]
Eso debía repetirlo 10 veces para el brazo derecho y luego otras 10 para el brazo izquierdo, lentamente sin exigir demasiado.
El siguiente ejercicio fue pararme frente a unos travesaños de madera por donde se enlazan unas bandas elasticadas como las de la imagen.
Tomando cada punta de la banda elasticada en cada mano correspondiente, debía tensar la banda llevando mis brazos hacia atrás, para quedar frente a los travesaños en una posición muy similar a la de un Cristo crucificado.
Eso también debía repetirlo 10 veces de forma suave y pausada. Las bandas se ven inofensivas pero créanme, igual cansa bastante.
A todo esto si les interesa conocerlas mejor o buscar puntos de venta, pueden visitar el sitio oficial de la marca que por lo visto es la más usada en Kinesiología.
Y para rematar de mejor forma la sesión, luego de pasar unos minutos tensando las banditas famosas, me hizo recostar en una camilla, tomó mi brazo y dispuso sobre él unos electrodos que conectados a una maquina, comenzaron a bombardearme de shock eléctricos [controlados y terapéuticos por supuesto], suaves a principio, un poco más potentes luego de minutos. Al terminar, ya pude retirarme para seguir con mi día.
Segunda Sesión
La de hoy fue un poco más relajada. Primero porque ya sabía que no iban a torturarme y segundo porque luego de una breve conversación el kinesiólogo me indicó sólo ejercicios suaves.
Lo primero fue lo mejor. Hidroterapia. Me senté junto a una máquina que parecía una batidora gigante que estaba llena de agua tibia. Metí mi brazo derecho al interior y comenzó a masajearme con potentes pero delicadas burbujas… estoy decidido a comprar una para tener en mi casa algún día cuando sea grande.
El artilugio donde tuve mi brazo por 15 minutos y casi me quedo dormido, muy relajante.
Saliendo de la hidroterapia, ya sólo fue repetir los ejercicios del día anterior en forma suave y sin exigir.
Ahora tengo que volver mañana de nuevo a las 9 am. ¿Qué nueva máquina me esperará? o ¿Qué nuevos ejercicios tendré que hacer?, ¿terminaré ejercitando en el mismo laboratorio junto a Ivan Drago?
Todo eso y más sépalo mañana por este mismo canal…
Salu2