En el marco de los talleres audiovisuales realizados durante la pasada semana en el Centro Cultural Balmaceda, nuestro representante oficial en materia de Cine, Jorge Meza llevó a cabo uno muy interesante sobre Apreciación Cinematográfica. Como requisito para la obtención del certificado los participantes debían realizar un escrito sobre determinada película o género cinematográfico a elección.
Después del salto queremos compartir con ustedes el ensayo redactado por Jorge Sanhueza titulado «Estado de Alerta Z», para todos los fans de George Romero y el Cine de Zombies.
El zombi, cómo figura ícono de su propio género [posición que otro monstruo del imaginario cinematográfico no ha conseguido] despierta, por esencia, más de una de la grandes preguntas filosóficas que han acompañado al hombre desde sus primeros planteamientos; Entre estos podemos nombrar la cuestión religiosa y el debate sobre la existencia de vida más allá de la muerte, el fatalismo antropológico del hombre devorando a su especie, la fe cristiana de sujetar la esperanza y el amor cómo redentores de la raza, y sucesivamente, muchas otras problemáticas que rozan tanto lo político y lo social.
Partiendo desde George Romero y su saga fílmica que fundó los parámetros estéticos por los cuales habrían de regirse la mayoría de subsecuentes manifestaciones del género; la infestación de muertos vivos supone un trastorno mundial mucho más siniestro de lo que sería un acontecimiento natural [llámese terremoto, tsunami, huracán u otro] pues la amenaza, siendo constante y permanente, no deja espacio a un proceso de reconstrucción en dónde los afectados puedan retomar su rutina [que extrañamente no resulta tan odiosa después de un estado de pánico]; cómo sucede en la actual serie televisiva The Walking Dead [2010], los sobrevivientes han dejado atrás lo que eran y lo que era el mundo alrededor de ellos, aceptando y adaptándose a las nuevas condiciones, se aferran a la idea de una nueva sociedad construida en base a su propio código de leyes.
En esta suerte de democracia redefinida se pone de manifiesto la necesidad del orden en la sociedad, a la que sigue, cómo se desarrolla en la historia, el impulso a sacudir los cimientos de la misma; quebrantando las leyes, adecuándolas a fines personales y peleando el poder.
Sin duda, el zombi, cómo circunstancia, cómo eventualidad dentro de la pugna entre ciudadanos, viene a poner fin a esas disputas y sistemas cíclicos, casi cómo el sueño anarquista de la gran revolución y el término de los poderes fácticos [incluso estos se ven indefensos ante una amenaza de esta escala], que desemboca en una pesadilla darwinista.
Podemos nombrar Night of the Living Dead [1990], el remake de Tom Savini de la película de Romero, dónde el refugio y última instancia de defensa de los sobrevivientes no cae exclusivamente por la amenaza de los monstruos fuera de la casa, sino más bien cae por el peso de las intolerancias de los mismos sobrevivientes, que bien pueden ser los verdaderos monstruos;
“El hombre es un lobo para el hombre” y “La guerra es la de todos contra todos” dijo algún filósofo.
Parece ser, muy a menudo en las tramas, que el último suspiro de la humanidad con la soga al cuello no será un acto de amor, ni de sacrificio, ni de esperanza sino que mantendrá su camino recto hacia la autodestrucción, la imposición de ideas y la perpetuidad del dogma, cómo se ve en Day of the Dead [1985], con el ejército norteamericano tratando de domesticar zombis para futuras instancias en que la nación se vea en peligro, nación que ya no existe y vive apenas del patriotismo de pocos.
Cabe destacar que recurrentemente los personajes no parecen dimensionar la magnitud del problema, podríamos decir que la idea de ver a la raza humana extinguirse antes del mundo es inconcebible aún para aquellos que en carne propia avanzan hacia tal acontecimiento.
El género abiertamente nos sitúa, cómo espectadores, en situaciones de ambigüedad moral en las que es difícil encontrar lo correcto; ya sea tú formación de un catecismo docto o de un intelectualismo ilustrado ¿Sostendrías la mano de tu mejor amigo aún a costa de perder la tuya? Podemos afirmar que la respuesta de los monstruos, y no me refiero a los zombis, no es muy distinta a lo que muchos responderán también.
Shaun of the Dead [2002], comedia británica, nos muestra a Shaun, un ciudadano promedio que repentinamente se transforma en un héroe de acción en medio de una invasión zombi y todo lo que hace, lo hace con intenciones de salvar a sus seres queridos y recuperar a su novia.
Ya hacia el final tanto Shaun como su novia se encuentran sin escape alguno frente a los zombis; ella decide fumar, vicio que anteriormente habría prohibido a su novio por ser nocivo, pero que, a punto de verse devorados, ya carece de importancia el dejarse llevar o no. Y esto se debe a la destrucción mundial, la caída de un conjunto de protocolos y salvaguardas que ya han perdido su validez.
Sea como sea y cómo todo pueda o no pueda desarrollarse; aún esperamos que alguien sobreviva antes de que acabe la película ¿Por qué? Instinto de sobrevivencia y un poco de lo que se llama esperanza.
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