Marcaron el advenimiento de los efectos especiales y capturaron la imaginación del público cuando la novedad inicial de las imágenes en movimiento estaba empezando a decaer. Es más, las transformaciones mágicas que se presentaban en este tipo de piezas permitieron a los cineastas desarrollar las impactantes técnicas que acabarían siendo esenciales para el cine narrativo comercial.
Luego del salto, la idea n°6 de las 100 que cambiaron la historia del Cine, como cada martes en este humilde reducto audiovisual. Compártela!
Idea n° 6: «Las Películas de Trucos», el cine hace de sí mismo un espectáculo.
Las primeras películas eran filmaciones de la vida cotidiana al estilo Lumière, documentales de viajes, tomas de acontecimientos deportivos y de personalidades del mundo del espectáculo, y reconstrucciones de hechos históricos y tópicos. Sin embargo, dado el número de magos que se contaban entre los pioneros del cine, las películas de trucos fueron casi inevitables.
Los hermanos franceses Émile y Vincent Isola, los británicos David Devant y John Nevill Maskelyne, y los estadounidenses Billy Bitzer y James Stuart Blackton experimentaron con las técnicas de StopMotion, las velocidades de arranque y efectos de cámara como la aplicación de máscaras y la exposición múltiple.
VIDEO | El Motorista 1906
Noten los ingeniosos trucos utilizados en esta película de 1906, dirigida por R. W. Paul, en donde podemos ver a una pareja que llega a recorrer los anillos de Saturno arriba de su auto, buscando eludir a la justicia. Claro, en ese tiempo la teoría del montaje ni siquiera se pensaba, por lo que la continuidad a ratos puede parecer extraña.
Méliès y el viaje a la luna
Pero destacó el mago de profesión Georges Méliès. A pesar de ser el último afirmaba haber encontrado por casualidad el potencial del cine para el trucaje cuando su cámara se trabó mientras filmaba en la plaza de la Ópera en 1896, lo cierto es que la técnica de la parada – en que la cámara se detenía y se intercambiaban los objetos con los que se hacía el trucaje- se había utilizado en The Execution of Mary, Queen of Scots el año anterior.
La técnica se adecuaba al estilo de prestidigitador de Méliès en escenas de transformación, Scènes à Trucs, como las de Escamotage d’une dame chez Robert-Houdin [1896] o L’home Orchestre [1900], en las que desaparecían o se duplicaban figuras con florituras de verdadero ilusionismo. Méliès a menudo gesticulaba hacia los espectadores y hacía reverencias para asegurarse de que no se perdía nada de su ingenio.
Méliès recicló viejas rutinas de teatro en La Luna a un Metro [La lune à un mètre 1898], sentando una tendencia de obras de hadas [féeries] como Cendrillon [1899] y fantasías como Le Voyage dans la Lune [1902]. Esta tendencia rompió con la preferencia del naciente medio hacia lo que el crítico André Gaudreault ha llamado «mostración«, para transformarlo en un «cine de atracciones» de alto exhibicionismo.
Aquí, el estudioso del cine Tom Gunning ha indicado que se seguía el ejemplo de las ferias, los circos y el vodevil, con su propósito de seducir, emocionar, impresionar y deleitar al público.
Las obras de hadas eran una tradición teatral establecida en Francia y las féeries fílmicas se hacían con planos frontales ante fondo pintados. Sin embargo, en muchos casos se realzaban con colores troquelados y concluían con un final apoteósico y extravagante. Aunque ejemplos como los de Aladin ou la lampe merveilleuse [1906], de Albert Capellani, priorizaban la ostentación sobre la lógica argumental y los personajes, estas piezas trataban de maridar el drama con el despliegue, y los directores fueron descubriendo cómo integrar los efectos especiales en las líneas argumentales. El propio D. W. Griffith aprendió su oficio de actor en películas de trucos tales como The Sculptor’s Nightmare en 1908.
A pesar de la popularidad de obras como Dream of a Rarebit Friend [1906], de Edwin S. Porter, Estados Unidos no pudo competir con europeos como Segundo de Chomón o Cecil Hepworth, que inició un cine de sensación con How it Feels to Be Run Over [1900], cuyo humor prefiguraba la comedia slapstick y el surrealismo.
VIDEO | That Fatal Sneeze
Una travesura perpetrada con un poco de pimienta causa el caos en toda la ciudad en esta popular comedia de trucos de Lewin Fitzhamon filmada en 1907.
Para la época en que Méliès estrenó A la conquista del Polo [À la coquêste du pôle, 1912], las películas de trucos habían pasado ya de moda, pero su énfasis en los momentos mágicos originó la dependencia del cine de secuencias llamativas.
Esperamos que la historia sobre los inicios de los efectos especiales en el cine sea del interés común de todos los amigos del audiovisual. Si así es, ¿qué esperas para compartirlo? La próxima semana nos metemos en la mente de los personajes con la idea n° 7: Los Primeros Planos.
Saludos!
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