Con el advenimiento de la edición digital, el corte se ha convertido en el principal modo de edición. Sin embargo, en los comienzos del cine era necesaria una sintaxis más variada, y muchas de las técnicas ópticas ideadas para guiar a los primeros espectadores por los argumentos de las películas mudas siguen siendo válidas hoy en día.
Jean-Pierre Léaud se enfrenta a un futuro incierto en el papel de Antoine Doinel cuando el plano final se congela en Los Cuatrocientos Golpes [1959], de François Truffaut.
Cómo no, para nosotros este es un tema más que sensible, por ello te invitamos a seguir conociendo sobre los inicios del cine en nuestra serie de entradas tituladas: 100 Ideas que cambiaron la historia del Cine.
Idea n° 8 | Las Transiciones Ópticas
Los distintos tipos de fundido son reliquias de los espectáculos de las linternas mágicas. De hecho, los espectadores estaban tan acostumbrados a estas transiciones suaves que muchos de los primeros cineastas evitaban el corte directo a otro plano, pues se consideraba que distraía y que era demasiado abrupto.
Sin embargo, también podía ser muy eficaz y emocionante, como demostró Alfred Hitchcock en Los 39 Escalones [The 39 Steps, en 1935]. El fundido encadenado se convirtió en parte esencial de la técnica de Georges Méliès después de Cendillon [1899].
Pero estas transiciones pronto se convirtieron en clichés, y los fundidos encadenados pasaron a ser puntos de edición alternativos o anunciadores de flashbacks, hasta que en la década de 1920 Marcel L’Herbier sustituyó en Eldorado [1921] los intertítulos por fundidos para indicar el paso del tiempo. Varieté [1925], de E. A. Dupont, influyó decisivamente en el montaje hollywoodense con su estimulante superposición de secuencias.
El fundido encadenado también se usaba para las transformaciones, como la metamorfosis de Brigitte Helm en el robot de Metrópolis, de Fritz Lang [1926]. El comienzo de Ciudadano Kane [Citizen Kane, 1941], de Orson Welles, demostró que también podía servir como variación lírica del corte, y Michelangelo Antonioni le otorgó un propósito metafísico al disolver a David Hemmings de la imagen tras fracasar en la resolución del misterio en Blow Up [1966].
Aunque el cambio a la fotografía en color y la mayor inmediatez de la novelle vague y la edición televisiva llevaran a considerar demasiado formal el fundido encadenado, siguió siendo un modo valioso de remisión temporal.
El fundido a negro o desde negro [o a otros colores], indicador del paso del tiempo, puede utilizarse además para atraer al espectador al mundo de la película, como en el plano inicial de El Cuervo [This Gun for Hire, 1942], de Frank Tuttle. Además, permite enfatizar hechos importantes del argumento, como en los fundidos a rojo de Gritos y Susurros [Viskningar och rop, 1973], de Ingmar Bergman, que permiten a los espectadores contemplar lo que acaba de ocurrir antes de que la historia se reanude.
El efecto de iris ofrece una función similar. D. W. Griffith lo utilizaba para marcar los finales, y se ha convertido en una especie de arcaísmo desde que Orson Welles lo empleara para concluir el episodio motor de El Cuarto Mandamiento [The Magnificent Ambersons, 1942].
La Cortinilla también ha caído en desuso. La fuerza dramática que poseía en El que recibe el bofetón [He Who Gets Slapped, 1924], de Victor Sjöström, fue satirizada por Laurel y Hardy en Thicker Than Water [1935]. Sin embargo, hoy en día también posee un encanto nostálgico, que fue lo que llevó a George Lucas a utilizarla en La Guerra de las Galaxias [Star Wars, 1977], en el homenaje a La fortaleza escondida [Kakushi toride no san akunin] de Akira Kurosawa.
Por último, está el freeze-frame. Joseph L. Mankiewicz hace un flashback partiendo de uno al comienzo de Eva al desnudo [All About Eve, 1950]; pero estos planos estáticos normalmente cumplen la función de puntos en el discurso dramático, como en Dos hombres y un destino [Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969], de George Roy Hill, o Gallipoli [1981], de Peter Weir. Sin embargo, también pueden transmitir ambigüedad, como en el zoom congelado de Jean-Pierre Léaud en la playa, en el clímax de Los Cuatrocientos Golpes [Les quatre cents coups, 1959], de François Truffaut.
Hasta por este martes con las transiciones en la historia del cine. Si te pareció interesante o un buen aporte a la cultura audiovisual, no olvides compartirlo a través de tus redes sociales. Es nuestro sueldo 🙂
La semana próxima nos reencontramos con las 100 ideas que cambiaron el Cine conociendo más a fondo Los Planos Subjetivos!
Saludos!
3 comentarios
Gracias a ustedes por comentar. Les recomiendo revisar las entradas relacionadas de 1oo ideas… Saludos!
Exelente
Un buen repaso a todos los tipos de transiciones…