Lo más difícil de conseguir en una realización audiovisual es el plasmar nuestra propia voz en nuestro trabajo, suena fácil pero requiere mucho esfuerzo y dedicación el poder dejar en claro lo que queremos decir.
Oliver Stone, el reconocido director y guionista de cine norteamericano, quien aunque los últimos años ha estado de capa caída, tiene a su haber interesantes y muy recomendables películas en la que una voz crítica y ácida se hace presente y encara los males de la sociedad estadounidense.
Por eso en los Dichos del Director de esta semana, Stone habla sobre lo crucial que es tener un punto de vista en nuestro trabajo.
Lo más importante que necesita un director es un punto de vista. Cuando ves una película, si estás atento, lo que es realmente interesante es el pensamiento que se desarrolló detrás. El resto…, es sencillamente, decorado. Incluso el guión. Por lo general, en los primeros diez o quince planos de la película se puede decir si el director está pensando y qué está pensando. Y, a pesar de todo, el cine es un arte de colaboración; realmente, lo es. En Un domingo cualquiera, por ejemplo, había tantos planos que montar -¡tres mil setecientos!- que tenía trabajando a seis montadores. También tenía a varios compositores en la banda sonora.
Algunos lo denominan arte colectivo, pero yo lo pongo en duda. Una película es un esfuerzo colectivo, eso es cierto, pero tiene que haber una persona al mando, una persona cuya visión imprima coherencia a todo; de lo contrario, el colectivo no tendrá sentido. Tengo un punto de vista que, una vez más, es consecuencia de mi experiencia en Vietman. Todas las cosas por las que se me critica -mi estridencia, mi intensidad- tienen su origen en la guerra. Sigo estando influido por la belleza y el horror de todo lo que vi allí. Y, en cierto, sentido, mis filmes son películas de guerra; aunque posiblemente sea ése el único vínculo que vería entre ellas.
Si observas a muchos directores, poseen un conjunto de obras coherente, con un par de películas con las que todo el mundo está de acuerdo. Conmigo, siempre es un caos. Me he dado cuenta de que a la gente que le encanta The Doors no suele gustarle Wall Street, que a quienes les encanta Pelotón detestan Asesinos por Naturaleza, etc. Ningún grupo está de acuerdo nunca. Resulta un poco inquietante, pero supongo que también es bueno, porque significa que estoy diversificándome y eso es lo que pretendes como director.
En cualquier caso, tengo mi visión de las cosas y es diferente de la que tienen otros directores, lo que no implica que sea ni mejor ni peor. Por ejemplo, cuando escribí el guión de Caracortada, tenía mi propia visión y Brian de Palma hizo algo distinto, cosa que me pareció asombrosa. Yo había escrito una película de gángsters y él optó por rodarla como una ópera, de manera que unas escenas que había escrito para que tuvieran una duración de treinta segundo acabaron durando dos minutos. Había muchos excesos en todos los aspectos de la película, pero eran totalmente lógicos con respecto a la visión que tenía De Palma, y creo que eso es la que hizo que funcionara tan bien al final.