La primera película que vi de Takeshi Kitano fue Brother, la que arrendamos junto a mi hermano y algunos amigos en el viejo VideoClub Imagen. Aunque esta película es una de las menores de Kitano, sin duda dejó una marca indeleble en mi memoria y que hizo que pusiera en nombre del director japonés en la lista de los que hay que seguirle la pista.
Violent Cop, Hana-bi, Kikujiro fueran las siguientes y la huella de Takeshi podía percibirse claramente en cada una de ellas, aunque el estilo entre ellas fuese distinto.
Y así es como llegamos a los Dichos del Director de esta semana, en la que Kitano nos habla sobre lo que hay que hacer y no hacer con las reglas del cine, junto con los reparos que tiene como realizador frente a algunas formas de manejar la cámara.
El cine tiene sus reglas fundamentales que un gran número de cineastas brillantes ha ido elaborando durante toda su vida. Sin embargo, creo que, en lugar de respetarlas, todo cineasta debe adaptar esas reglas a su forma personal de rodar, lo que suele significar alterarlas o infringirlas.
Sé, por ejemplo, que en las escuelas de cine -por lo menos, en las japonesas-, siempre se enseña a los estudiantes que lo que filma la cámara debe representar el punto de vista de alguien. Sin embargo, en ocasiones, filmo a personajes desde un ángulo elevado, mirándolos desde arriba, aunque no haya nadie por encima de ellos. Y funciona. Nadie me pregunta nunca si es la visión de Dios o de un pájaro. El público lo encuentra normal. En una película, rodé una toma desde un ángulo bajo después de un tiroteo y el cámara no lo entendió. Me dijo: «¡Es imposible! Significa que el cadáver está viendo eso, pero está muerto». Le sorprendió mucho; pero así es como lo percibí y nunca sorprendió a nadie del público.
Por otra parte, hay cosas que, sencillamente, me niego a hacer. Una cosa que odio en las películas es cuando la cámara empieza a girar alrededor de los personajes. Si hay tres personas sentadas a la mesa charlando, sueles ver cómo la cámara empieza a girar alrededor de ellas. No puedo explicar por qué, pero me parece totalmente falso. Se me acusa muchas veces de no aprovechar todas las posibilidades de la cámara, pero me niego a utilizar ese movimiento concreto. Y, sin embargo -y creo que, posiblemente, esto le resultará graciosa-, una cosa que me gustaría probar algún día es colocar la cámara en medio de la mesa y hacerla girar para mostrar sucesivamente a los personajes, como si estuviera en una bandeja giratoria de un restaurante chino. Por lo tanto, estoy dispuesto a rotar la cámara delante de los personajes, pero no detrás. ¿Por qué? No sé decirlo.
La más experimental de mis películas, en el enfoque, fue Sonatine. Cuando la rodé, me preocupaba mucho que la gente pensara que estoy totalmente chiflado, pero la preocupación tenía que ver, sobre todo, con el contenido. En cuanto a la forma, la película donde he probado más ideas posiblemente sea Kikujiro. Por ejemplo, me divertí filmando el punto de vista de la libélula. Y, luego, está el extraño encuadre del plano en el bar con la camarera. No es necesariamente una toma bien resuelta, pero quería probarlo. También está la escena donde se marchan los dos ángeles. Quería filmar el reflejo del niño en el tapacubos de la rueda que se va. Lo probé, pero daba la impresión contraria: parecía que era el muchacho el que se marchaba y la rueda se quedaba. ¡Una pena!