Desde que Un Hombre y Una Mujer obtuviera la palma de Oro en 1966, el nombre de Claude Lelouch se ha hecho de un lugar dentro de la memorabilia de millares de cinefilos alrededor del mundo.
Su trabajo, alejado de los esfuerzos naturalistas de la ahora vieja Nueva Ola Francesa, le ha labrado el desprecio de los más intelectualoides que dicen que una mirada más comercial del cine atenta contra el espíritu artístico de este. Ven, personas así las hay en todas partes, no solo en Chile.
Un nuevo Dichos del Director para que nuestros lectores, ávidos de conocimiento, nutran sus mentes.
«Al realizar un filme, el proyecto atraviesa cuatro fases principales: en primer lugar está el filme soñado, el que tengo en mente. Después, el guión, es decir, la materialización del filme en papel, con palabras. Y aquí, generalmente, el sueño sufre un golpe brutal. Hay una pérdida terrible. Después viene el rodaje, donde es posible recuperar el sueño de partida. Y por último el montaje, es decir, lo que queda cuando lo hemos cortado todo, lo que hará que nos aplaudan o nos silben.
La fase más importante, por supuesto, es el rodaje, porque ahí es donde pueden producirse los milagros. Ahí es donde capturamos los famosos aromas de la verdad. Además, soy un hombre que vive en el presente. Y el rodaje es el presente. Así que cuando llego al plató por la mañana, espero que ocurran milagros. Espero estar en forma y que todos lo estén. Y evidentemente, mi principal preocupación son los actores, porque son ellos los que están en primera línea, son ellos los que reciben la metralla. Además, y esto es importante para mí, hay que aprovechar al máximo la naturalidad de la gente.
Por ejemplo, cuando elegí a Patricia Kaas lo hice por esa melancolía que hay en ella y que corresponde a un sentimiento de melancolía que necesito para la película. En teoría, sólo necesito que saque lo que hay dentro de ella. Pero, en realidad, no lo conseguiré si no confía en mí.
Una vez más, una película es como un campo de batalla, y si el actor siente que las órdenes que se le dan no son las correctas, se quedará en su trinchera. Mantendrá una posición de defensa en lugar de ingresar en la vida. Y actuará mal. La base consiste en querer a los actores, y mantener con ellos una relación amistosa. Al director le corresponde adaptarse a cada actor, y no al revés.
Cuando trabajo con Bernard Tapie, no lo hago de la misma forma que con Fabrice Luchini. Son dos métodos de interpretación diferentes. Mi papel consiste en que el actor se sienta a gusto. Por ellos, en cuanto llego al lugar de rodaje, lo primero que hago es informarme sobre el estado de ánimo de los actores. Sé que me costará mucho luchar contra un estado de ánimo abatido, y por otra parte no me apetece luchar contra eso, porque significaría enfrentarse con la verdad.
Así pues, adapto mi puesta en escena y a veces reescribo los diálogos en función de su buen o mal humor. Siempre en la óptica de preservar la verdad, ensayo muy poco, porque ensayar puede matar la emoción. O lo hago separadamente con cada actor, ofreciéndole la réplica yo mismo. ¡Como tengo mucho menos carisma que su compañero de reparto, estoy seguro que la magia no se producirá accidentalmente! Pero si no es así, ensayo muy poco, o ruedo los ensayos. Consumo una gran cantidad de película, sobre todo porque ruedo con muchas cámaras. Pero tengo la ventaja de ser mi propio productor, y en mis películas el director siempre pone de rodillas al productor, salvo en las pocas ocasiones en que advierto que estoy a punto de concederme un capricho. Porque no hay capricho inocente: cuando me concedo uno, normalmente es una forma burda de intentar ocultarme que realmente no sé lo que hago.»
Saludos.-
1 comentario
Tremendo notable raye estuve sentado pegado al asiento esperando y siguiendo a ese auto hasta donde iva a llegar si es que iva a algun lado o si lo logrababa simplemente notable!!!
saludos