Ese director de hace películas de gitanos. Así fue como me presentaron a Emir Kusturica la primera vez que me hablaron de él y su obra. Claro, en ese tiempo Gato Negro, Gato Blanco era su película emblema, junto con Underground, y le auguraban un lugar en el Olimpo del séptimo arte. Claro, nunca esperamos que terminara haciendo un documental, reguleque, sobre Maradona. Pero para gustos, los colores.
En el Dichos del Director de esta semana, algo atrasado a causa de lo convulsionada semana que hemos vivido en Oficinas Editando, Kusturica reflexiona sobre cuan importante es que el director posea una voz propia y personal al momento de hacer una película y que no caiga en la tentación de intentar complacer a todo el público.
«El peor error que puede cometer un joven cineasta es creer que el cine es un arte objetivo. La única manera auténtica de ser cineasta no sólo es tener un punto de vista personal, sino imponerlo en la película, a todos los niveles. Tú haces la película y la haces para ti, aunque, por supuesto, siempre con la esperanza de que lo que te gusta de ella también gustará a otros. Si intentas hacer una película para el público, no puedes sorprenderle. Y si no le sorprendes, no le haces pensar o evolucionar. Por lo tanto, la película es, ante todo, tu película.
¿Tienes que escribir el guión para ser el verdadero auteur de la película? No lo creo. Al contrario, creo que tienes una mayor libertad si lo único que haces es rodar. Por lo general, suelo adaptar los guiones de otras personas, pero, en el plató, añado tantas cosas de mí mismo que, sistemáticamente, lo hago mío. El guión es, simplemente, una base, unos cimientos donde me apoyo para construir la arquitectura del filme.
Nunca me permito que el texto me limite; sigo abierto a nuevas ideas que aportan los actores o circunstancias del rodaje y, sobre todo, me aseguro de que la película incluya todo tipo de elementos muy personales. Por esto suelen aparecer hombres ahorcados, bodas, bandas de metal y cosas así en mis filmes. Son obsesiones que reaparecen con frecuencia, un poco como las piscinas en los cuadros de Hockney. Los elementos siempre son los mismo, pero los presento de forma distinta cada vez para contar otra historia.
Igualmente, en el nivel técnico, mi dirección es totalmente subjetiva. Cada director se enfrenta, forzosamente, a un dilema cuando se trata de situar la cámara. Hay que tomar una decisión artística basada o bien en una explicación lógica, o incluso moral, o bien en el puro instinto. Siempre dejo que me guíe el instinto, pero entiendo que a otros les parezca más tranquilizadora la lógica.
En todo caso, no existe realmente una gramática cinematográfica. O, más bien, hay cientos de ellas, puesto que cada director inventa la suya propia.»
Saludos.-
4 comentarios
Me gustan las películas de Kusturica, creo que no es necesario comprenderlo para apreciarlo…
eso no más…
saludos
Puros disparos al aire no más.
A mi por lo menos me entretuvo, pero claro, debe ser porque Don Daniel es lo menos futbolero que hay. Sólo conoce «Huracán en el Cielo» y sería 😛
¿No te gustó el documental sobre Maradona que hizo Kusturica? outch! A mí me gustó, ¿qué pasa ahí? ¿por qué no?