El martes por la noche, canal I-Sat pasaba «Cara Cortada», en un acostumbrado zapping llego a ella y me quedo pasmado, al instante decido compartirlo en nuestro facebook y me doy cuenta que Al Pacino y en especial Scarface tienen un gran número de fanáticos.
Sucede que casualmente estos días he estado aprovechando los viajes desde Tomé a Concepción para leer: «Conversaciones con Al Pacino», [sí, porque el Daniel Mora no es el único que lee por estos lados] un libro que rescaté de esos quemados que compré post incendio de la librería antártica.
Luego del salto quiero compartir con ustedes un extracto en donde su entrevistador Lawrence Grobel indaga sobre la película que lanzaría a Pacino como el actor referente cada vez que algún director quisiera representar a un gángster de tomo y lomo.
Conversaciones con Al Pacino: Scarface
Lawrence – Cara Cortada parece un regreso a las viejas películas de Gángsters. ¿Crees que debería ser tomada en serio, o debería el público suspender la incredulidad y tratarla como una manera de pasar un buen rato?
Al – Más como una manera de pasar un buen rato. Creo que eso se hace evidente cuando la ves. A algunas personas esto no les gusta. Estas películas están entre el naturalismo y la ópera. Hubo un momento, mientras veía la proyección con Kathleen, [se refiere a la actriz Kathleen Quinlan
, quien fue su pareja y con quien vivía por ese entonces] en que me di la vuelta y le dije: «¿Bailamos?».
Después de verla, ¿no tuviste la sensación de que tu personaje, Tony Montana, roza la caricatura?
Uno siempre tiene miedo de cruzar la línea de la caricatura. Espero no haberlo hecho. Una vez vi a John Gielgud en una obra de teatro, No Man’s Land. Estuvo magnífico. Lo acompañé a los camerinos y me dijo: «Bueno, espero que mi actuación no sea caricaturesca». Le preocupaba. Y realmente no lo era. Fue genial.
¿Que te llevó a hacer una nueva versión de una película hecha originalmente hace más de cincuenta años?
Durante mucho tiempo había oído hablar de «Scarface, El terror del hampa». [Película original de 1932 en la que se basa Cara Cortada. El título de ambas versiones en inglés es Scarface] Era el modelo de todas las películas de gángsters.
Sabía que a Bertolt Brecht le interesaban mucho las películas de gángsters. Recuerdo cuando estaba trabajando en La resistible ascensión de Arturo Ui, y veíamos viejas películas de los años treinta, la única que tratamos de conseguir fue Scarface, y no lo logramos. Después estuve haciendo una película en California, y había en Sunset Boulevard una sala de cine pequeña en la que la proyectaban. Entré y vi una película extraordinaria: tenía una emoción muy real, una emoción grandiosa, y contaba con una gran interpretación de Paul Muni. Muni hizo algo distinto. Me pareció que sería interesante volver a hacerla pero de otra manera. Así que llamé a Marty Bregman, y él la vio y se emocionó mucho.
¿Quién tuvo la idea de transformarla en una historia moderna?
Al principio me obsesioné con la idea de rescatar los años treinta. Pero al hablar con varios escritores me di cuenta de que era muy difícil, debido a lo melodramático del asunto. No quería hacer una copia: buscaba un estilo. Verás, lo que Muni había hecho era para mí un punto de partida; él le dio al papel unos cimientos tan sólidos que era como un lienzo. Yo sabía que me interesaba continuar con esa caracterización. Entonces Sydney Lumet vino con la idea de lo que está sucediendo actualmente en Miami, y eso inspiró a Bregman. Se unió con Oliver Stone y produjeron un guión lleno de energía y muy bien escrito.
¿Por qué trajeron a Brian de Palma para dirigir? ¿Qué pasó con Lumet?
No conozco las complejidades de ese tema. No estuve involucrado. Sydney, me parece, tenía ciertas opiniones sobre el primer borrador y tuvo algunas dificultades con el paso siguiente. De Palma tenía una visión distinta, una manera de hacer las cosas que a mí no se me había ocurrido. Me pareció interesante la opción que él nos daba. Aportó un estilo definido, casi bretchiano. Desde el principio supo qué quería hacer con la película. Brian se enfrenta a las cosas, a las situaciones, las sensibilidades, las relaciones, desde otro ángulo y desde otro lugar que yo. Ambos lo comprendemos; y así logramos llevarnos bien.
¿Sabías cómo iba a ser considerada la película mientras la estabas haciendo?
Nunca sé cómo serán consideradas las películas que estoy haciendo. No sé qué impresión me causaré yo hasta que las veo. Creo que es consecuencia de mi formación teatral.
¿Cómo lograste meterte en este personaje en particular? Interpretar a un cubano de acento marcado es realmente algo muy distinto de lo que has hecho en el pasado.
Al principio era casi un popurri: usé todo lo que sabía. Al venir del Bronx, al ser de alguna manera latino, tengo ciertas conexiones con el sentimiento latino, aunque la cosa cubana es muy distinta.
No lo hice solo; tuve mucha ayuda.
¿Qué clase de ayuda?
Cuando comencé, hablé con la chica que hacía los vestidos, y con el maquillador y el peluquero. Íbamos a casa y teníamos largas discusiones sobre cómo debía ser el tipo que iba a interpretar. Era la primera vez que to abría mi personaje a la gente, y me resultó muy útil. Trabajé, muy intensamente en el papel con mi amigo Charlie Laughton, y también con Bob Easton, el profesor de dialecto. Trabajé con un experto en combates con cuchillos, con un preparador físico que me ayudó a conseguir el cuerpo que necesitaba para el papel.
¿Alguien de la vida real te inspiró?
Bueno, usé un poco al boxeador Roberto Durán. Había un cierto aspecto de Durán, un aspecto leonino al cual respondió mi personaje. Y el trabajo de Meryl Streep en La Decisión de Sophie me inspiró mucho. Su manera de involucrarse en el papel de alguien que viene de otro país y otro mundo me pareció especialmente fina y comprometida y… valiente. Fue muy inspirador.
Trabajaste con algunos actores jóvenes que no han tenido demasiada experiencia, como tu coprotagonista, Steven Bauer. ¿Cómo fue trabajar con él?
Trabajamos muy de cerca, especialmente en nuestro tiempo libre. Al ser cubano, él pudo ayudarme con el lenguaje. Me grabó cintas, me dijo cosas que to no podía saber.
¿Conocías a Michelle Pfeiffer antes de la película?
No, la conocí durante la película, y trabajar con ella fue muy agradable. A veces sucede eso con los actores jóvenes; apenas están comenzando, y hay en ellos un verdadero deseo de preocuparse por lo que hacen. A veces, a medida que un actor avanza en su carrera, se vuelve un poco displicente, sólo por lo repetitivo del oficio.
¿Cómo evitas tú volverte displicente? ¿Tratas de actuar como si lo hicieras por primera vez?
Sí, lo intento. Llevo veinticinco años actuando, y cuanto más lo hago más cuenta me doy de cuánto me falta por aprender.
¿Qué sabes del tráfico de drogas en este país, y qué crees que dice Cara Cortada al respecto?
Dice que hay mucha coca por ahí. [Pausa] Y que Tony Montana está metiéndosela toda. [Ríe] ¡Se la está metiendo toda!
¿Crees que el uso excesivo de las drogas que se describe en la película corresponde a la realidad?
No creo que al salir de la película te den ganas de meterte coca. No me parece que la película esté a favor de las drogas.
Es una película larga, casi dura tres horas. ¿Te preocupó su duración?
La duración es algo gracioso. A veces ves una película de tres horas y media que pasa muy bien, luego la cortan a dos horas y media y resulta mucho más larga. Lo mejor es simplemente intuir lo que la película es y tratar de no reducirla mientras la sientas viva.
Has estado nominado al Oscar otras cinco veces. ¿Crees que este será por fin tu año?
Una vez, cuando recibí un Tony, me sentía así: sabía que iba a pasar. Y fue muy agradable. Con los Oscar lo único que me molesta es que te sientas como un perdedor cuando en realidad no lo eres. Estar nominado es un honor. Pero recuerdo cuando estuve nominado por Serpico. Pensaba que tenía una posibilidad de ganar. Después me sentí como si hubiera perdido. Es por la forma en que está montado todo.
Sobre el libro la serie, Conversaciones con…
Todo el texto anterior pertenece al libro: «Conversaciones con Al Pacino», que recopila íntimas entrevistas durante más de 25 años, del periodista Lawrence Grobel, tal como hiciera anteriormente con Marlon Brando y también con Truman Capote, por el cual ganó en 1985 el premio PEN, para logros especiales.
Por supuesto totalmente recomendable. Si quieren más entradas como estas, no duden en pedirlo en los comentarios. Esperamos que sean de su agrado.
Saludos!
5 comentarios
muy buena la entrevista , la peliculla una delas mejores de al pacino , la musica de giorgio moroder magnifica . insuperable .
Yo creo que la película reflejo y refleja la problemática de la fabricación y consumo de cocaína en América en general. Ademas refleja la corrupción de los gobiernos sin distinción. Lamentablemente la película queda chica comparada ahora con los carteles que deriva en la masacre de mucha gente en muchos casos inocentes.
muy buena conversacion……..y de la pelicula ni hablar, sin duda es una de las mejores
grande Al Pacino…capo total!!!
quien le cortola cara a tony montana?
Me gusto la conversación en especial esta Película que es muuuuyyy buena ….no me aburre la e visto varias veces el personaje Antonio Montana es para aplaudir , el tipo es un » pelotas de acero » como dice en una parte de la película jaajja , Gracias por compartir esta conversación , Saludos !