Llegamos a fin de año y los Dichos del Director nos han acompañado durante gran parte del 2012, con pequeñas perlas de experiencia de quienes han hecho del cine una forma de expresar su mirada del mundo. Espero que quienes hayan seguido estas entradas a lo largo de este año las hayan disfrutado y esperemos que continúe durante el próximo.
Para esta ocasión, como anticipa el título, es John Woo, reconocido director chino cuyas películas hongkonesas son desopilantes, como Hard Boiled mientras que sus trabajos americanos son más bien decepcionantes, con obvias excepciones como Face/Off, pero cuyo estilo a la hora de filmar secuencias de acción fue de influencia para gente como Tarantino, los Wachowski y Oliver Stone. La médula, como siempre después del salto!
Dichos del director: John Woo
No me baso en ninguna regla. Cuando ruedo una escena, pruebo todo tipo de ángulo y lo ruedo todo, desde un plano general hasta un primera plano, y después, elijo durante el montaje, porque es el momento en que sé cuál es la verdadera sensación que tengo sobre esa escena.
En ese punto, suelo relacionarme tanto con mis personajes, que puedo sentir la película y tomar las decisiones adecuadas por puro instinto. Así que nunca dudo en rodar una escena con varias cámaras [en ocasiones, hasta quince al mismo tiempo, para las escenas de acción verdaderamente complejas], ni tampoco en utilizar algunas velocidades distintas. Mi velocidad de cámara lenta preferida es de 120 fotogramas por segundo. Es una quinta parte de la velocidad normal.
La razón para rodar estos planos a cámara lenta es que si siento que un momento resulta particularmente dramático o excepcionalmente real, trato de capturarlo y hacer que dure el máximo posible. Pero son cosas que no sé necesariamente en el plató; suelo descubrirlas durante el montaje.
Es como una verdad que se me revela, una verdad que siento con tanta fuerza que quiero destacarla. Por ejemplo, incluso si he rodado una escena desde muchos ángulos distintos, puede ser que me parezca tan emotiva que necesite estar cerca del actor. Así que sólo utilizo los primero planos y deshecho el resto. Eso puede suceder; depende del estado de ánimo.
En cualquier caso, únicamente suelo confiar en dos tipos de objetivo para construir fotogramas; el gran angular y el teleobjetivo. Utilizo el gran angular porque, cuando quiero ver algo, quiero verlo del todo, con el mayor detalle posible. En cuanto al teleobjetivo, lo uso para los primeros planos, porque me parece que crea un auténtico «encuentro» con el actor. Si filmas la cara de alguien con un objetivo de 200 mm, el público va a sentir que tiene al actor delante de verdad; confiere presencia al plano. Así que me gustan los extremos; cualquier término medio no suscita mi interés.
Supongo que mis películas tienen otro rasgo específico: me suele costar mover la cámara en escenas que no son estrictamente de acción. Tal vez las dos únicas excepciones sean The Killer y Face/Off. Y creo que por eso me siento tan orgulloso de esas películas, porque, en ambos casos, los movimientos de cámara funcionan un poco como la música, como una ópera: ni demasiado largos, ni demasiado rápidos, siempre en el momento adecuado.
Hay grandes movimientos de cámara en Hard Boiled, pero sólo en las secuencias de acción, mientras que en Face/Off y The Killer, no importaba que se tratara de una escena dramática o de acción. Todos los movimientos de cámara parecían mantener el mismo tono y la misma velocidad.
Así estimados contertulios fanáticos del cine y lo audiovisual, despedimos 2012 con esta serie de declaraciones que esperamos hayan disfrutado y puedan atesorar en sus favoritos. Recuerden que siempre estará disponible en su sitio regalón y se vale compartir con los amiguetes, no sea egoísta!