Llegamos a ese momento del año en el que se invita a la reflexión e introspección, algo que todos deberían hacer alguna vez más allá del sentido cristiano de estos días.
Pero uno de los mayores impedimentos ha sido la televisión, algo que pese a que trabajamos para esta, entendemos el poder anesteciante que esta posee y la forma en la que puede alienarnos.
Remoto habla precisamente de esto y por esto queremos compartirlo hoy en Viernes de Realizadores.
En mi familia, tras la compra de un deco chino, mi padre solía acompañar cada comida con el estridente ruido televisivo. Tras el apagón satelital en ocasiones nos acompaña la nefasta programación de UCV televisión, la que debe ser de las peores que existen en este extraño país.
El ruido que genera la televisión es algo que llena nuestras vidas, la invade, y en cierto sentido la configura. El problema es cuando este medio desaparece, cuando la transmisión se pierde, cuando la luz se corta, cuando los decos chinos dejan de funcionar. Ahí tenemos que hablar frente a frente, una practica que día a día se hace más complicado.
Remoto nos cuenta esta situación, donde los mayores diálogos son los que se escuchan a través de la televisión y cuando esta se pierde, todo se vuelve tonto, con conversaciones triviales y que parecen más a una conversación de ascensor.
Un trabajo que bajo su sencillez se esconde una problemática que estamos lejos de superar, porque mientras existan elementos que nos distraigan y nos alejen de los otros, nos sentiremos incómodos en nuestras propias mesas.
Como siempre, esperamos sus opiniones y además les recordamos que si tienen algún trabajo que quieran compartir y hacerlo parte de la sección #ViernesdeRealizadores pueden enviarlos a nuestro correo de contacto o hablarnos a través de Twitter y Facebook.
Saludos.-
2 comentarios
muy bueno como dice pilaraña simple y directo
Muy bueno…simple, sobrio, directo.