Hoy, como ya se han dado cuenta gracias al título, es Steven Soderbergh será quien compartirá su experiencia en el mundo del cine en los Dichos del Director de esta semana, pues pese a que Soderbergh se haya retirado de las pistas cinematográficas tras el estreno de Side Effects hace unos meses atrás, el director oriundo de Atlanta todavía tiene mucho que decir sobre el buen hacer de una película.
«Es posible que al leer esto el sindicato de guionistas le prenda fuego a mi casa, pero en mi opinión no cabe duda alguna que el director es quien «hace» una película. Y no es casualidad que los franceses, que se toman el cine muy en serio, llegaran a esta conclusión en la época de la Nouvelle Vague. Quienquiera que haya puesto los pies en un plató sabe hasta qué punto el cineasta es, en realidad, el único jefe a bordo. Sin embargo, no me considero un verdadero autor. Siempre me he negado a que se escriba «una película de» en los créditos de los filmes que he realizado, como muchos cineastas hacen hoy en día. Soy consciente de no ser el único que trabaja en la elaboración de un filme, y además estoy muy abierto a la colaboración. Quienes trabajan conmigo saben que pueden proponerme ideas. Pero también saben que no reina la anarquía, y que mi paciencia se evaporará rápidamente si la idea propuesta no ha sido suficientemente meditada.
Creo ser uno de los pocos cineastas que propone a sus guionistas que estén presentes durante el rodaje. Estoy, pues, abierto a un trabajo comunitario, pero es primordial que todos comprendan previamente que la decisión final me pertenece. Esta idea de control se reforzó, evidentemente, después de Traffic, debido a que yo mismo opero la cámara o, en todo caso, una de las cámaras (a veces utilizo muchas). Trabajé un tiempo como fotógrafo, lo que me dio un cierto sentido del encuadre, y siempre he observado el trabajo de mis directores de fotografía -sin duda en exceso para el gusto de algunos-. Por lo tanto, creo que en la culminación natural de este proceso era que un día acabara manejando la cámara yo mismo. Y luego está esa idea de intimidad, ese vínculo directo que se crea cuando se observa lo que se filma a través del ojo de la cámara. Para mí es la única manera de hacerme una idea de cómo será finalmente en la pantalla. Y cuando hablamos de una gigantesca maquinaria hollywoodiense como Ocean’s Eleven, esto permite abstraernos de cuanto hay alrededor del plató y concentrarnos únicamente en lo que filmamos.
Como regla general prefiero filmes con un presupuesto modesto, porque me gusta disponer de unos parámetros bastante estrictos. Me gusta tener limitaciones que respetar. Creo que es una buena disciplina y que me incita a ser más creativo. Nunca he rebasado el presupuesto de una película, y para mí esto forma parte del placer que procura este trabajo. Es una especie de ajedrez permanente. Si mañana me ofrecieran un presupuesto ilimitado, creo que me desconcertaría más que otra cosa.»
TIRARD, LAURENT. (2008) Más Lecciones de Cine. España. Editorial Paidos.
3 comentarios
Esto que dice el hombre está más que claro, sobre todo para esas producciones donde todos quieren meter la mano.
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TOTALMENTE DE ACUERDO!!!! 😀