En editando tenemos el honor de presentar en sociedad a un audiovisual penquista amigo de la casa, que entre sus muchas aficiones, gusta de la lectura y la escritura de ensayos. Le dijimos, ¿te gustaría escribir sobre Cine y discurso? y nos dijo, por supuesto!
Luego del salto, compartimos el primer escrito de Francisco «Pancho» Toro, que en esta oportunidad toma una película del director alemán Werner Herzog protagonizada por Klaus Kinski, Fitzcarraldo y se plantea, qué habría pasado si el personaje hubiese vivido en Chile. Les invitamos a leer y comentar después del salto.
Así NO es Chile, no hay por qué ser la inmensa mayoría
Si tuviese que robar un banco, matar a alguien (tengo a varios en una lista), o enseñarle a un funcionario público a ser gente, sin duda lo llamaría a ÉL. Si hay alguien que tiene sangre, no piensa en límites cuando hay algo por hacer y no le interesan las formas, no existe en mi pequeño imaginario otro nombre que el de Fitzcarraldo.
Quijote de terno blanco, Rocín de Lata y Dulcinea de metales y maderas, el romántico por excelencia. Acompañarlo en su viaje es mucho más que ver a un loco tras un imposible, (sino que) es experimentar la lucha contra todo y todos (primera ley del cineasta según un buen amigo) sólo con el afán de ver cómo cuando algo se quiere, se puede lograr, aunque él no lo haya logrado.
Las convicciones son aquello que nos mueven todos los días a hacer las cosas, bueno no siempre en realidad, el objetivo del puto mundo que nos han construido (y que finalmente nosotros hemos permitido que nos construyan) es alienarnos, permitirnos hacer lo que ellos quieran y que sin embargo pensemos que, es lo que nosotros queremos, separándonos de lo real, dándonos cuerda hasta donde es conveniente. Es aquí donde me quiero detener e intentar viajar hasta el minuto donde nos lograron controlar. Ese momento y que es la castración primera, creo yo, es donde nos comienzan a “enseñar” la vida, lo que se puede o no se puede hacer, lo que es permitido nos encuadra en lo correcto, lo que no nos hace notorios al resto es lo que está bien, pasar más allá está de más, para qué, si con lo justo igual se puede.
Su mejor arma siempre ha sido partir desde abajo, desde donde pareciera no notarse, poco a poco cerrando molleras, porque de chico me enseñaron que en la mesa no se habla de política ni religión, pensar distinto es pa’ puras peleas, el tío no es gay es fino, el pan tostado es siempre con mantequilla, la mujer al rincón, y tantas otras boludeces que sin duda mi mamá no lo hacía con mala intensión, lo hacía sólo para que su hijo calzara, fuera un buen niño.
Mientras tanto su brazo armado, la educación formal, métale machacando, no se enseña a pensar sino a memorizar; lo importante no es lo que el niño aprende sino lo que el profesor enseña; no se enseña a ser crítico sino a responder alternativas, plan de redacción y comprensión lectora, lo importante es lograr buen SIMCE y PSU. Ni hablar de lo que nos instalan en la tele, que parece que estos badulaques se ponen de acuerdo (…) Así nos educan, nos controlan, sin duda el amigo Fitzcarraldo no estudió ni vivió en Chile.
Fitzcarraldo, trailer
Para aquellos que aún no ven la película, les comparto uno de los trailer más completos que encontré por la red. 100% recomendada!
Cuando me encuentro con Herzog y esta historia, nacida desde un hecho real, lo primero en que pienso son las convicciones inamovibles de un hombre aun cuando su empresa es un imposible, dentro de un contexto completamente adverso, en lo más inhóspito del mundo, algo sin importancia para nadie, sólo para él era necesario levantar un teatro en medio de la selva, y habiendo tenido ya un fracaso anteriormente, con su espíritu lleno de esperanza convence a otros para que le acompañen en la búsqueda de ese anhelo, y cuando todo se pone en su contra, incluso la naturaleza, lo desafía y lucha contra ella hasta vencerla. Cuando todos lo dejan solo, él es capaz de seguir, no importa cómo ni con quién, hay que lograrlo.
Cada película construye su propia gramática, su propia forma de hablar, establece sus propios límites. Los límites que Herzog instala son el cuestionamiento del espectador hacia sus propios límites, es ese el lugar donde se da el diálogo mágico entre el que vive la aventura y quien la presencia.
El desafío del personaje interpretado por Kinski va más allá de la simple acción física de cruzar un barco por un cerro o atravesar ríos innavegables, de exponerse a enfermedades, al asecho de un tribu selvática o la burla del mundo. El desafío que nos presentan es hacia qué tanto creemos en nuestros sueños, hasta dónde han logrado instalarnos los límites de nuestra existencia, porque todos tenemos algo que queremos lograr en la vida, la mayoría de las veces eso es importante sólo para nosotros, pero que eso lo veamos como algo utópico o algo real va a marcar la diferencia.
En un contexto como el que vivimos hoy, donde los que tienen que hacerse cargo por obligación constitucional de construir una sociedad más justa y con más posibilidades, hacen exactamente lo contrario, no nos queda otra que encontrar en la cinematografía (y en muchas otras expresiones, sin duda) un buen ejemplo que es posible, que no todo es como te lo pintan, en realidad así No es chile, No hay por que ser la inmensa mayoría.
¿Y ustedes vieron Fitzcarraldo?
Sus comentarios como siempre, acá abajo! 😀