Una semana más, un Dicho del Director más, para ir aprendiendo de la experiencia de aquellos que han conseguido hacer carrera en este difícil mundo de luces y sonido.
En esta ocasión Jim Jarmusch, quien no es el doble de Fernando Kliche sino todo un icono dentro de la escena cinematográfica independiente, se explaya sobre su conjunto de reglas personales para la realización fílmica. Más de un buen consejo se puede sacar.
Regla #1: No hay reglas.
Existen tantas maneras de hacer una película como tantos potenciales realizadores. Es una forma abierta. De cualquier modo, nunca sería capaz de decirle a alguien que hacer y cómo hacerlo. Eso para mí es como decirle a alguien cómo deberían ser sus creencias religiosas. A la mierda con eso. Eso está en contra de mi filosofía personal -más cerca de un código que de un conjunto de «reglas». A pesar de las reglas que lees en este momento, debes considerarlas como unas meras notas personales. Cada uno debería hacer sus propias «notas» porque no hay una manera de hacerlas. Si alguien te dice que hay una única manera, su manera, aléjate de ella lo más lejos posible, tanto física como filosóficamente.
Regla #2: No dejes que los bastardos te atrapen.
Podrán evitarte o no, pero no pueden hacer que te detengas. Las personas que financian películas, distribuyen, promocionan y exhiben no son realizadores. No están interesados en dejar que los realizadores definan y dictaminen la forma en que ellos hacen su negocio, así que los realizadores no deberían estar interesados en permitirles dictaminar cómo se hace una película. Porta un arma si es necesario.
Además, evita a los aduladores a cualquier costo. Siempre habrán personas alrededor que sólo buscan involucrarse en el tema para conseguir fama, dinero o sexo. Generalmente, ellos saben tanto de realización como George W. Bush sabe sobre combate mano a mano.
Regla #3: La producción está ahí para servir a la película.
La película no está ahí para servir a la producción. Desafortunadamente, en el mundo del cine esto es inversamente proporcional. La película no está para servir al presupuesto, cronogramas o todo eso. Los realizadores que no entienden esto deberían ser colgados de los tobillos y preguntarles porqué el cielo está abajo.
Regla #4: El hacer películas es un proceso colaborativo.
Tienes la oportunidad de trabajar con otros cuyas mentes e ideas pueden ser más fuertes que la tuya. Asegúrate que ellos estén enfocados en sus propias funciones y no en el trabajo de alguien más, o tendrás un lio de aquellos. Pero trata a todos tus colaboradores con igualdad y respeto.
Un asistente de producción que está deteniendo el tránsito para que el equipo pueda realizar una toma no es menos importante que los actores en la escena, el director de fotografía, el diseñador de producción o el director. La jerarquía es para aquellos que tienen los egos inflados, están fuera de control o para los militares. Aquellos que elegiste para colaborar, si hiciste buenas elecciones, pueden elevar la calidad y el contenido de tu película mucho más de lo que una única mente podría haber imaginado.
Si no quieres trabajar con otras personas, vete a pintar o escribir un libro. (Y si quieres un jodido dictador, supongo que en estos días deberías dedicarte a la política…)
Regla #5: Nada es original.
Roba de todas partes que resuene con inspiración o que alimente tu imaginación. Devora película viejas, nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones sin sentido, arquitectura, puentes, letreros de calle, árboles, nubes, cuerpos de agua, luz y sombras. Selecciona para robar sólo aquellas cosas que hablen directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y hurtos) serán auténticos. La autenticidad es invaluable; la originalidad no existe.
Y no te preocupes por ocultar tus robos, celébralos si lo sientes necesario. En cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: «No es de dónde tomas las cosas, es a dónde las llevas.»
1 comentario
Entretenida filosofía de realización !!! 😀