Puede que el de Cannes no sea el festival de cine más antiguo, pero sin duda es uno de los más importantes. Este acontecimiento anual en la riviera francesa ha cambiado el cine a fuerza del número de películas fundamentales que se ha presentado en él y los incontables acuerdos a los que se han llegado en Le Marché.
Hoy, un poco de historia en nuestro martes de 100 ideas que cambiaron el Cine. Y no, no es que seamos fieles devotos de los festivales de Cine, pero la importancia de Cannes no hay quien la pueda negar, espero en eso estemos de acuerdo.
Idea n° 73 | Cannes: Fiebre de festivales
Los festivales tienen su origen en los cinéclubs y las asociaciones de cine que se formaron fuera de Estados Unidos en la década de 1920, en respuesta al creciente predominio de Hollywood en el mercado mundial.
En Europa, el énfasis se puso en los clásicos de lengua extranjera, documentales y obras experimentales. En los aíses en vías de desarrollo, por otro lado, estas instituciones fueron a menudo la única salida para las películas nacionales. Como muchos cinéfilos eran también aspirantes a dirigir películas, comenzaron a reunirse en conferencias internacionales para realizar proyecciones y organizar debates. De este modo, empezaron a difundirse las últimas innovaciones tecnológicas, teóricas y estilísticas.
Mussolini inauguró el Festival de Cine de Venecia en 1932 para dar a conocer los logros de la industria cinematográfica bajo el régimen fascista. Cannes se inició poco después como reacción al hecho de que el jurado, por motivos políticos, pasara por alto La Gran Ilusión [1937], obra pacifista de Jean Renoir. La cita francesa se abandonó después de que Alemania invadiera Polonia en septiembre de 1939, y para retormarla en la posguerra hubo que hacer varias intentonas, hasta que por fin se consiguió en 1951.
El flirteo de la joven estrella Simone Silva con Robert Mitchum tres años después lo imbuyó de un glamour escandaloso que ha hecho de este festival un paraíso para los paparazzi desde entonces. Sin embargo, fue la introducción del galardón de la Palma de oro a la mejor película en 1955 lo que convirtió a Cannes en la cita preferida de cineastas y críticos.
El festival se ha desarrollado de forma considerable a lo largo de los años, con la suma de eventos como la Semana de la Crítica o Un Certain Regard. Tal diversificación ha permitido a Cannes celebrar la historia del cine a través de sus retrospectivas y dar a conocer a recién llegados de movimientos como la nouvelle vague, así como a las hasta entonces descuidadas tradiciones asiática y africana. En este sentido, es indudable que este prestigioso festival ha ayudado a globalizar el cine promoviendo películas de arte y ensayo y permitiendo que encuentre su público.
Hasta películas estadounidenses independientes como Marty [1955], Easy Rider [1969] o Sexo, mentiras y video [1989] se han beneficiado del influjo de Cannes. Es cierto que a Hollywood se le ha acusado a menudo de intentar secuestrar el festival estrenando películas taquilleras fuera de concurso e importando estrellas para «hacerse la foto«. Pero los jurados han tendido a conceder premios a piezas menos comerciales, aunque algunas elecciones, como la de Sous le soleil de Satan [1987], de Maurice Pialat, o Fahrenheit 9/11 [2004], de Michael Moore, han suscitado controversia.
Trailer Fahrenheit 9/11 de Michael Moore, palma de oro en Cannes 2004
Lejos de los flashes de los medios, Cannes, además de un escaparate, es un mercado al que acuden unos 10.000 vendedores, compradores y candidatos. Sólo el Sundance Film Festival de Estados Unidos se acerca a este volumen de negocios; pero, como Venecia y Berlín, no pueden igualar el prestigio del certamen francés ni el modo en que influye a nivel internacional en la agenda cinematográfica de estrenos. No es de extrañar que, ante semejante éxito, Cannes haya inspirado toda una red de festivales en grandes ciudades y programas específicos para documentales, animación, cortometrajes, películas de género o de vanguardia. El certamen, a pesar de su magnitud y relevancia, sigue manteniendo su firme compromiso de dar a conocer las películas más modestas.