Terminamos con esto que terminó resultando un no tan breve repaso a la vida y obra de Makoto Shinkai, el llamado por muchos como el nuevo Hayao Miyazaki. ¿Exageración? Eso tendrán que juzgarlo ustedes.
Teniendo un equipo al cual dirigir, Shinkai se puso manos a la obra y el resultado fue Más allá de las nubes, el lugar prometido (Kumo no Muko, Yakusoku no Basho, 2004). En esta primera película de larga duración, podemos ver como Shinkai vuelve ciencia ficción que se desarrolla en una realidad alternativa donde un Japón de postguerra está dividido en dos facciones, una conocida como Unión en el norte, y la otra en el sur regida por USA.
Shinkai en esta ocasión se hace una la aventura romántica con mundos paralelos, sueños y rumores de guerra donde el amor del que tanto le gusta hablar se convierte en algo más sublime, igual de importante que en sus trabajos previos pero no limitándose a lo que pueden vivir dos personas.
Como trabajador infatigable, Shinkai se embarca rápidamente en un nuevo proyecto, que podríamos considerar de menor ambición porque vuelve a tratar un drama intimo y arrebatador, donde el amor y la comunicación vuelven a estar en la palestra de este creador.
5 centímetros por segundo (Byôsoku 5 senchimêtoru, 2007) es un relato en tres actos. Si en Hoshi no Koe la distancia se debía a la generada por viajes a velocidad luz, aquí estamos en el camino despacio, en el que a todos nos toca vivir. Es la relación entre Takaki Toono con Akari Shinohara la que atraviesa todo el relato, como esta evoluciona a través del tiempo y como afecta a ambos jóvenes y a quienes los rodean.
5 Centímetros por segundo es un trabajo precioso, cautivante y cercano. Todos hemos vivida esa inocencia, ese anhelo, ese dolor que te impide pensar, avanzar. Desde la idealización hasta la hierática realidad.
Makoto ya era reconocido entre sus pares. En apenas unos pocos años había creado unos bellos trabajos llenos de emoción y pasión. Quizás por esto el canal NHK lo invitó a ser parte de Ani*Kuri15 del cual hablamos hace unas semanas.
Tras esto su propio equipo lo impulsa a tomarse una suerte de año sabático, disfrutar la vida y viajar. Shinkai, ni tonto ni perezoso, se fue a Inglaterra a pasar todo el 2008. Pero claro, su activa mente no dejó de trabajar y mientras recorría las calles británicas comenzó a idear lo que sería su próximo desafío.
Apenas puso un pie en Japón, Makoto inició la producción de Los niños que perseguían las estrellas (Hoshi o Ou Kodomo, 2011), la que a la postre se ha convertido en su película de mayor duración, llegando casi a las 2 horas, además de ser la que más nos recuerda el trabajo del otro grande de la animación japonesa Hayao Miyazaki, y la se atreve a explorar otras temáticas alejadas de las que le habíamos visto anteriormente.
Los Niños… es de orden épico y de aventuras, con rasgos que nos evocan momentos de La Princesa Mononoke, aunque claro, no posee tanto despliegue como los mundos de las películas de Miyazaki. Pero esto no es para nada una tara, pues si algo ha demostrado Shinkai es saber como sacar el mejor partido a su creatividad. El viaje venturoso es lo que nos deslumbra en este trabajo mientras que el desarrollo de los personajes queda supeditada a un segundo plano en pos de la aventura.
Así es como llegamos finalmente al año que pronto despediremos. El 2013 ha sido bastante generoso con Makoto, pudiendo presentar dos nuevos trabajos.
El primero de estos es La mirada de alguien, (Dareka no Manazashi, 2013) un pequeño corto de sólo 7 minutos de duración que explora la vida de Aya y su padre. Un relato breve pero cautivador, que nos muestra como en ocasiones nos distanciamos por tonteras pero que aún así estamos unidos por las cosas más simples.
Y el segundo trabajo de este año fue El Jardín de las palabras (Kotonoha no Niwa, 2013) es un bello mediometraje que vuelve a mostrarnos lo mejor de Shinkai, la ciudad como espacio vivo, la luz como una capa que realza la emoción y los personajes como un eje que crece y que nos lleva a reconocernos en ellos, donde la inocencia y la obstinación se mezclan para dar paso a la maduración y recuperarnos de los avatares de la vida.
¿Es Makoto Shinkai el nuevo Miyazaki? Para nada, el director de Totoro y Ponyo y el joven Shinkai corren por pistas distintas, sus intereses son distintos y sus resultados también. Compararlos o darles etiquetas en definitiva sólo sirve para opacar el trabajo que ambos han realizado. Shinkai la tiene clara, sus trabajos pueden parecer más modestos en argumento y temática y pareciera que siempre habla de un solo tema, el amor. ¿Pero no es el amor a final de cuentas, la única historia que merece ser contada?
Saludos.-