Seguimos este 2014 con esta pequeña sección conocida como Dichos del Editor. En esta oportunidad volvemos a recoger la experiencia de William Chang Suk-ping, director de fotografía y editor constante del deslumbrante hongkones Wong Kar-wai.
Fue emocionante trabajar en Chung Hing sam lam (Chungking Express, 1994), que Wong rodó durante unas cuantas semanas en un descanso de Dung Che sai duk (Ashes of Time). No había montado ningún filme desde As Tears Go By, pero le dije que quería hacerlo porque me interesaba y me daba mucho espacio para experimentar. La forma en que la rodó era muy aleatoria y libre. Lo que hizo Fay Wong en aquella escena de la limpieza del apartamento, por ejemplo, fue completamente improvisado. Estuve allí todos los días durante el rodaje, y mi impresión fue que tenía que montarla de una forma igualmente aleatoria, así que utilicé muchos jump cuts.
Cuando Wong rueda una escena de cierta forma a veces me siento un poco rebelde. Intento no montarla de la manera que la rodó. Trato de hacer otra cosa, algo mejor que lo que hizo él. Es muy infantil por mi parte, pero a Wong le parece bien. Es de mentalidad muy abierta, y me deja mucha libertad en el montaje. Aun así, me sorprendió que en Chunking Express aceptara todo lo que le daba sin preguntar nada.
Generalmente Wong nunca quiere ver una escena hasta que lo he montado todo. A mí también me gusta que sea así; no me agrada que el director se siente detrás de mí mientras trabajo. Después de hacer el primer montaje, hablamos sobre él. A veces cambia cosas, aunque no siempre. Utilicé mucha cámara lenta en Chungking Express. Puede crear un efecto muy emocional, del mismo modo que los fundidos encadenados. Siempre trato de usar estas técnicas para profundizar en la emoción, en lugar de emplear la técnica por la técnica. Por ejemplo, en una escena de Fa yeung nin wa (Con ánimo de amar, 2000), Maggie Cheung termina de hablar con Tony Leung y se va del apartamento. Utilicé tres encadenados muy breves y rápidos para expresar el sentido de su partida. Para mí, esto expresa arrepentimiento: hablas, el tiempo transcurre y te vas. Es como si no hubieras hecho nada, como si nunca hubieras hablado.
No soy una persona muy musical. No escucho música, ni la entiendo. Recuerdo la música de las películas, pero no me acuerdo de ningún otro tipo de música a menos que vaya acompañada de imágenes. Pero cuando estoy montando, las imágenes me cantan. Siempre monto en primer lugar las escenas, y luego añado la música. Si la escena está bien cortada, la música encajará perfectamente.
En lugar de música, siempre tengo poesía china en la cabeza, y me proporciona el ritmo, un sentimiento, un humor con los que puedo montar. Siempre sigo esos ritmos poéticos cuando estoy intentando decidir, por ejemplo, si un plano debería ser más corto o más largo. En la poesía de Tang Shi, una frase puede significar algo, pero su traducción podría significar algo completamente distinto; para mí esto se traslada en el montaje por la forma en la que dos escenas del todo distintas pueden ser un eco una de otra, o pueden unirse.