La mayor parte de las películas llevan a sus personajes y a los espectadores a realizar viajes metafóricos. Pero las road movies se centran específicamente en el viaje, y los protagonistas cruzan fronteras tanto geográficas como morales para escapar de sus problemas, descubrir su verdadera naturaleza o alcanzar una meta ansiada.
Por supuesto el género de las road movies merece un lugar en nuestras publicaciones con historia de cada día martes en este humilde reducto audiovisual, por eso, todos los datos sabrosos los encuentras luego del salto en una más de las 100 ideas que cambiaron la historia del Cine.
Idea n° 83 | Las Road Movies: En los caminos y las carreteras
La ficción estadounidense del camino, desde Mark Twain a Jack Kerouac, está enraizada en la mítica Odisea y en la picaresca pastoril, y se inspira en aquel espíritu pionero que llevó a una sociedad de frontera hacia su «Destino Manifiesto».
Los westerns de novela barata también acentuaban los peligros de atravesar un vasto y a menudo traicionero, y sus rutas de caravanas de carromatos, diligencias y rebaños de ganado inspiraron películas clásicas como La diligencia [1939], Río rojo [1948] u Horizontes lejanos e 1952. Sin embargo, la road movie propiamente dicha se basó en una potencia de caballos de muy distinta clase, con vehículos de motor que reflejaban la propia obsesión del cine por el movimiento y la velocidad.
La itinerancia de la Gran Depresión inspiró dramas sociales como Las uvas de la ira [The Grapes of Warth, 1940], pero la road movie apareció en muchas otras configuraciones durante la época dorada de Hollywood. Además de «screewball comedies» como Sucedió una noche [1934] o Los viajes de Sullivan [1941], hubo también musicales como El Mago de Oz [1939], historias de camioneros como La pasión ciega [They Drive by Night, 1940] o piezas épicas del frente bélico como Un paseo bajo el sol [1945].
Pero el mayor impacto en este subgénero lo tuvieron las sagas de fugitivos de cine negro como El desvío [A walk in the sun, 1945] o El demonio de las armas [Gun Crazy, 1949], pues captaron la creciente atmósfera de rebelión juvenil del Estados Unidos de la posguerra y anticiparon películas emblemáticas de la contracultura como Bonnie and Clyde [1967] o Easy Rider [1969].
Aunque la road movie llevaba largo tiempo siendo un ingrediente importante del cine, el término en sí no se utilizó por primera vez hasta la era del New Hollywood, iniciada a mediados de la década de 1960. El formato fue posteriormente explotado por cineastas mayoritarios, independientes, documentalistas y experimentales.
Películas como «Carretera asfaltada en dos direcciones« [Two-Lane Blacktop, 1971], Malas tierras [Badlands, 1973], Stranger Than Paradise [1984], Thelma y Louise, 1991 o Pequeña Miss Sunshine en 2006, se centraron en búsquedas de anti héroes, forajidos y desubicados para ofrecer agudas críticas socioculturales, a la vez que revisaban las convenciones de los géneros.
El formato abierto y moderno demostró ser lo bastante flexible como para acomodar también el terror o la ciencia ficción. Conductores solitarios, padre e hijos, prisioneros y escoltas, camaradas, autoestopistas, animales perdidos, yuppies y grandes cantidades de perdedores e inadaptados han llenado las pantallas de la autopista del cine a lo largo de los años, pero no todos han logrado alcanzar el camino de la redención.
A pesar de sus asociaciones con el cine estadounidense, las road movies también han florecido en el resto del mundo. Un existencialismo típicamente europeo impregna La Strada [1954], de Federico Fellini, y Fresas Salvajes, 1957, de Ingmar Bergman. Pero, Pierrot el loco [1965], de Jean-Luc Godard, revela una deuda con el modelo estadounidense que también es evidente en Alicia en las ciudades [Alice in den Städten, 1974] y En el curso del tiempo, 1976, de Wim Wenders.
París-Texas 1984
«Un lugar para soñar. Un lugar para el desengaño» Harry Dean Stanton protagonizó la road movie «París-Texas», 1984, de Wim Wenders, ganadora de una Palma de Oro.
Producciones australianas y canadienses como la trilogía de Mad Max de George Miller o las películas de culto de rock’n’road de Bruce McDonald transportaron de modo similar recursos icónicos a entornos característicos, lo mismo que politizadas piezas latinoamericanas como Estación central de Brasil, 1998, de Walter Salles, Y tu mamá también, 2001, de Alfonso Cuarón, o Sin nombre [2009], de Cary Fukunaga.
2 comentarios
Hola, ya tenemos en planes un rediseño del sitio, si nos explicas específicamente qué es lo que te molesta de la barra, lo agregamos a nuestro listado de correcciones 🙂
Hola, podrían arreglar la barra de arriba, just saying
http://prntscr.com/2zx05s