Los adolescentes salvaron Hollywood. Cuando el público adulto empezó a descender a partir de 1947, los productores se dieron cuenta de que los adolescentes tenían apetito de sensaciones y espectáculo, además de tiempo libre y dinero a su disposición para poder permitírselo. Por ello, lo que había sido un medio de masas se convirtió de repente en una línea de producción para adolescentes.
Entramos en las últimas 10 de las 100 ideas que cambiaron el Cine. Recuerda que todas ellas las encuentras en editando simplemente pinchando en su etiqueta. Un nuevo martes con historia en nuestro humilde reducto audiovisual. Sigue leyendo!
idea n° 90 | Películas de adolescentes: La angustia adolescente en pantalla
Hasta finales de la década de 1930, los cineastas hicieron pocos esfuerzos para discriminar entre grupos de edades juveniles. Pero después de haber invertido tanto dinero en estrellas infantiles que se hacían mayores, como Judy Garland, Deanna Durbin o Mickey Rooney, empezaron a hacer películas sobre el colegio, la familia y las primeras citas amorosas que reflejaban la cultura adolescente de las chicas de los «calcetines blancos».
Sin embargo, el Código de Producción limitaba su alcance y, así, las inocentes refriegas del héroe de la clase media Andrew Harvey eran sólo ligeramente menos atroces que las maldades de los Dead End Kids, que en un primer momento aparecieron en películas de gángsters.
La efebifobia de la posguerra demonizó a los adolescentes en nuevas películas como Salvaje [The Wild One, 1953]. Pero Rebelde Sin Causa o Semilla de Maldad [Blackboard Jungle, ambas en 1955] hicieron mayores esfuerzos por entender la psique adolescente, y en la segunda incluso se muestra una alianza interracial contra la justicia. De todas formas, y aunque el rock’n’roll aportó nueva intensidad a las películas adolescentes, hasta que se revisó el Código de Producción en el año 1956, Hollywood no empezó finalmente a abordar temas como la angustia, la alienación, la identidad sexual, los embarazos precoces o la disfuncionalidad doméstica.
Emulando a American International Pictures, los productores comenzaron a fabricar en serie películas de adolescentes de todos los géneros para los autocinemas y las salas de sesión doble. Como resultado, se les acusó de juvenilizar el cine, pues la mayor parte de las películas estaban llenas de artificios, clichés y estereotipos, y aportaban soluciones conservadoras y superficiales a problemas apremiantes. Al final, al lado de las películas playeras de la década de 1960 que pretendían crear versiones asépticas de las actitudes del rock’n’roll, la saturación de películas sobre delincuencia, vehículos deportivos, moteros y experiencias con las drogas persuadió a los estudios a abrazar la contracultura, con el resultado de que el Código de Producción se desmoronó y surgió un nuevo Hollywood.
Esta breve época posclásica se vio pronto inundada por una segunda ola de películas de adolescentes que impidió nuevas pérdidas en las taquillas al atender los intereses de los miembros de la Generación X, compuesta por adolescentes familiarizados con los medios, espabilados e insaciablemente consumistas.
Seducidos por la nostalgia de películas como American Graffitti [1973] o las travesuras sexuales de Risky Business [1983], se identificaron sobre todo con los filmes del «Brat Pack» de John Hughes. Este cine aplicaba correctivos suaves en comparación con los castigos que se infligían a la transgresión adolescente en las películas de terror como Halloween [1978], que ayudaron a sostener el boom del video de la década de 1980.
A pesar de un acercamiento más irónico al tema en las series de Scream y American Pie, la mayor parte de las películas de adolescentes se han centrado en miembros de la clase media suburbana, que saben poco de la pobreza, la violencia, los conflictos callejeros, el abuso de drogas o la disfuncionalidad familiar.
Las producciones del floreciente cine afroamericano como el de Boyz N The Hood [1991] han ofrecido una visión más realista de las zonas urbanas deprimidas de Estados Unidos, pero han adoptado una perspectiva principalmente masculina. En ese sentido, Hollywood estaba muy por detrás de holandeses, alemanes y escandinavos en el debate de cuestiones ginocéntricas y, cuando ha respondido a ello, se ha limitado a importar el personaje de la «chica mala» de series de televisión como Beverly Hills, 90210. Así, aunque los estudios continúan explotando al público juvenil como su principal audiencia, siguen teniendo problemas para hablarles en sus propios términos.
Volvemos la próxima semana con una más de las 100 ideas que cambiaron el Cine. Recuerda siempre compartir que nos hace bien a todos!