Las continuaciones o secuelas existen en muchas formas narrativas, desde las novelas a los videojuegos. La gran obra épica en verso La Odisea es en cierto modo una continuación de La Iliada, e incluso Shakespeare no fue reacio a escribir continuaciones de sus historias. Con las «secuelas«, el cine simplemente se ha adherido a la máxima artística que reza: «de nuevo lo mismo, pero de manera distinta«.
![Los trajes de James Acheson ayudaron al director Sam Raimi y al actor Tobey Maguire a reinventar al héroe de Marvel en Spiderman [2002] y sus dos secuelas de 2003 y 2007.](https://editando.cl/wp-content/plugins/jquery-image-lazy-loading/images/grey.gif)
Un nuevo martes y nos volvemos a la historia para rebuscar entre las 100 ideas que cambiaron la historia del Cine. Como siempre decimos, no sólo lea después del salto, sino que dese además 5 segundos para compartir el trabajo a través de las redes sociales con sus amigos, eso nos hace bien a todos.
Idea n° 91 | Las «Secuelas»: La familiaridad engendra contenido
Las continuaciones o secuelas han tenido mala fama. El propio término es muy criticado, lo mismo que otros que han surgido al hilo de su desarrollo: «precuela», «tricuela»… Está la secuela paralela y la distante, así como la de reinicio, la autónoma o la pieza compañera. Los veranos, los críticos se lamentan de los brotes de secuelitis y denuncian el letargo creativo de Hollywood y su timidez comercial. Aunque lo cierto es que la secuela no es siempre sinómimo de perezosa repetición.

D. W. Griffith fue uno de los primeros en intentar una secuela al concluir la trama iniciada en His Trust con His Trust Fulfilled [ambas en 1911]. Aunque Hollywood produjo secuelas ocasionalmente en la época de los grandes estudios, como El hijo del caíd [1926] o Edison, el hombre [Edison, The Man, 1940], la secuela tendió a fusionarse con las series, en las que aparecían personajes recurrentes, pero con desarrollos argumentales autónomos.
Fue en la década de 1970 cuando se institucionalizó lo que ha venido a llamarse secuela. El Padrino, parte II [1974], de Francis Ford Coppola, era una secuela y una «precuela» a la vez, pues no sólo continuaba la historia iniciada en El Padrino de 1972, sino que además narraba los antecedentes de la película anterior. También sigue siendo una de las pocas continuaciones que la crítica ha valorado igual de positivamente que su predecesora. Sin embargo, los spin-offs de Tiburón y la saturación de series de películas slasher de la década de 1980 establecieron una tendencia que terminó por afectar de forma negativa a los ingresos en taquilla.
La gran mayoría de las secuelas de la primera ola se produjeron con presupuestos bajos, con la esperanza de hacer dinero fácil. Lo cierto es que la megasaga de secuelas se ha convertido en algo crucial para la estrategia de marketing sinérgico diseñada por las multinacionales de Hollywood. Así, los argumentos han empezado a hacerse más abiertos para permitir continuaciones, y los estudios han empezado a sincronizar los estrenos de las secuelas de modo que coincidan con los lanzamientos de los formatos de entretenin¿miento doméstico.
También se ha empezado a «presecuelizar» las películas y así, por ejemplo, Piratas del Caribe: En el fin del mundo [2007] estaba ya preparándose antes incluso de que El Cofre del hombre muerto se hubiera estrenado en 2006.
![Charlie Yeung en Fallen Angels [1995], "secuela" y "pieza compañera" de Chungking Express [1994], de Wong Kar-wai.](https://editando.cl/wp-content/plugins/jquery-image-lazy-loading/images/grey.gif)
El cinismo de esta integración horizontal ha llevado a acusar a estas «secuelas» plagadas de efectos especiales de carecer de ideas y de inteligencia. Pero no hay razón para que los argumentos con personajes, situaciones o entornos populares no sean innovadores o interesantes. Al revitalizar Spiderman o Batman, por ejemplo, Sam Raimi y Christopher Nolan lograron jugar con las expectativas del público a la vez que exploraron su propia visión de la psique del superhéroe.
Existe también un elemento de esnobismo cuando se critica «Y dónde está el policía. Parte 33 1/3» [Naked Gun 33 1/3 The Final Insult, 1944] o Shrek de 2010, y a la vez se elogian películas de lengua extranjera que también son secuelas, como El testamento del Dr. Mabuse [Le testament du Dr. Mabuse, 1933], de Fritz Lang; la Trilogía de Apu [1955 – 1959], de Satyajit Ray; El Mercenario [Sanjuro, 1962], de Akira Kurosawa; o Fallen Angels [1955], de Wong Kar-Wai.
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