Incluso para una industria de tecnología en rápida evolución, el momento del video llegó y se fue con extraordinaria velocidad. Lo cierto es que durante las dos últimas décadas del siglo XX, la cinta y el reproductor de video transformaron la producción, la recepción y el estudio tanto del cine comercial como del de arte y ensayo.
Las 100 que cambiaron el Cine están llegando a su fin y como cada martes la invitación es a leer y luego compartir con tus amigos y contactos en las redes sociales, así podemos seguir escribiendo.
Idea n° 94 | El Video: La revolución del video
El video se introdujo en 1956 y se utilizó mucho en televisión hasta que Sony y Matsushita desarrollaron las cintas Betamax y Video Home System [VHS], respectivamente, en la década de 1970. Aunque Sony frustró la demanda de Disney y de Universal de que el video contravenía la legislación de derechos de autor, perdió la guerra de los formatos y, en 1988, el 60% de los hogares estadounidenses poseía un reproductor de video VHS.
Escena de «Zidane, Un retrato del siglo XXI»
En esta época floreció la producción independiente para cubrir la demanda de títulos que iban directamente al formato de video, aunque el boom resultante de pornografía y terror gore suscitó no poca controversia por el hecho de que se estaba exponiendo a espectadores menores de edad a un exceso de sexo y violencia. Surgieron debates estéticos, pues los puristas se quejaban de que las imágenes capturadas en cinta carecían de la densidad, el detalle, la dimensionalidad y el rango dinámico de las del celuloide. También se denunció el recorte que se hacía de las películas para que encajaran en las pantallas de televisión y el hecho de que los espectadores fueron menos controlables y estuvieran menos concentrados en los entornos domésticos que en los cines.
Lo cierto es que el video facilitaba de forma muy considerable el estudio académico, y pronto demostró ser igual de valioso en los sets de rodaje. Varios directores empezaron a utilizarlo para storyboards y pruebas, y los monitores de video de apoyo y la reproducción instantánea reducían la necesidad de repetir tomas, con el consiguiente ahorro. Steven Spielberg incluso utilizó la videoconferencia para asesorar sobre los efectos especiales de Parque Jurásico [Jurasik Park] mientras rodaba La Lista de Schindler, ambas en 1993.
Escena de «El Misterio de Oberwald»
Pero el video no sólo tuvo efecto en Hollywood. Los documentalistas podían ganar más tiempo si usaban cinta, y Jean-Luc Godard y Anne-Marie Miéville adoptaron técnicas de documental para proyectos como France/tour/detour/deux/enfants [1977]. En 1980, Win Wenders incorporó en Lightning over Water, su perfil sobre Nicholas Ray, imágenes de video que había grabado Tom Farrel, y Michelangelo Antonioni experimentó con los tonos de color del video en El misterio de Oberwald [1981]. Recientemente, el video ha posibilitado el meteórico ascenso de Nollywood, en Nigeria.
El video fue prominente protagonista en Sexo, Mentiras y Video [Sex, Lies and Videtape, 1989], de Steven Soderbergh; Asesinos Natos [Natural Born Killers], de Oliver Stone; y Exótica, de Antom Egoyan [ambos de 1994]. Por otro lado, el «video musical» influyó en los números de baile de Flashdance [1983] y Dirty Dancing [1987]. La revolución del video empujó a Hollywood a empezar a producir espectáculos donde primara la eficacia argumental, tipo Top Gun [1986], con el fin de recuperar una fórmula de éxito para las películas taquilleras, pero a la vez una nueva hornada de artistas de video comenzó a encontrar un público fiel en el mundo de las galerías de arte y los museos.
Surgidos en la década de 1960, Nam June Paik, Peter Campus, Joan Jonas y Steina y Woody Vasulka fueron los primeros en explotar los bucles, las técnicas de vigilancia, los monitores múltiples y la distorsión electrónica del sonido y la imagen para crear videos e instalaciones que no siempre estaban diseñados para ser visionados de principio a fin. Posteriormente, Bruce Nauman, Bill Viola, Sadie Benning, Matthew Barney, Matthias Müller, Pascal Auger, Pipilotti Rist y Douglas Gordon fusionaron el video con el performance, el arte conceptual y el cine experimental.
La llegada del video digital ha llevado a la gradual obsolescencia del analógico desde mediados de la década de 1990. Lo cierto es que a los críticos les preocupa que la maleabilidad de las imágenes digitales vaya a fomentar un cine que no presente la realidad tal cual, sino una idealización de la misma.