Segundo martes en que revisamos el trabajo de algún connotado director de fotografía o como me gusta poner acá, Fotógrafo de Cine. Para hoy el turno lo tiene el tremendo Christopher Doyle a quien conocí cuando, en mis primeras clases audiovisuales para diseñadores, buscaba una película que destacara por su trabajo de color, así fue como tomé desde mi colección personal de películas pirateadas Hero, dirigida por Zhang Yimou.
Pero esa historia la dejo para otro día. Lo que hoy encuentran después del salto es cómo Doyle define el trabajo de un director de fotografía, algo muy útil sobre todo para los estudiantes que se acercan al cine encantados por esta área de la producción cinematográfica.
Christopher Doyle «Mi trabajo es…»
[Fotógrafos de Cine] Con un poco de suerte, lo que hacemos da resonancia a la imagen. La función del director de fotografía es hacer de puente, de enlace entre el público y lo que está ante la cámara. Para mi sólo hay tres personas en el cine: la que está frente a la cámara, el público y el individuo que constituye el nexo de unión entre ellas: el director de fotografía.
Evidentemente, hay una estructura logística, y un director y un productor, para facilitar el punto de contacto. Pero para que la unión sea directa y absorbente, creo que tenemos que ser transparentes y apartarnos lo suficiente para que el contacto entre los actores y el público sea directo.
De hecho, el rodaje de una película implica el trabajo conjunto de todo un grupo de personas que se reúnen para hacer algo que en realidad está fuera de su entendimiento, que le supera a uno. Está escrito, pero no se ha expresado. Cuando encuentras la forma en una imagen o en un gesto o incluso en la relación entre la cámara y el espacio y la persona que lo ocupa, es realmente asombroso. Ha estado allí en todo momento, pero no ha salido a la luz hasta que la has hallado.
Mi trabajo también consiste en informarme a mi mismo y al público a través de la experiencia visual y mejorarla o sugerir otra nueva. He usado luz de luna verde en muchas de mis películas, y no azul, como marca la convención. La luz de luna azul proviene del pasado, cuando se usaban focos de aceite que creaban un ambiente nocturno reconfortante. Cien años después la gente sigue esta convención. Pero si uno viaja a Venecia o mira el océano pacífico verá que la luz de la luna no es azul, sino verde. Si se está en Los Ángeles o en Londres, el cielo está teñido de un color anaranjado provocado por las luces incandescentes que iluminan la ciudad.
Tienes que grabar esta experiencia visual y compartirla. La luz de la luna puede ser verde o rosada. Lo mismo ocurre con otras convenciones, como con ciertos movimientos de cámara o con la consistencia de las fuentes de luz, e incluso con las llamadas ediciones «continuas». Se supone que el arte trasciende lo mundano, lo establecido. Lo supera, pero no es condescendiente con ello.
Christopher Doyle y cómo fue recrear PSYCHO
Cuando Gus Van Sant decidió hacer una nueva versión escena a escena de la película de Alfred Hitchcock, Psycho [Psicosis], contrató a Doyle como director de fotografía.
Psycho no es un filme, es un doctorado sobre la teoría del arte, es arte conceptual -declara Doyle, sonriendo-. La película es una consecuencia, no la motivación. Eso es para mí Psycho.» Que Hollywood nos diera 20 millones de dólares para hacer un proyecto artístico es asombroso. Gus es un genio porque sabía que se trataba de eso. Se trataba de homenajear a un maestro y compartir la esencia de la pureza con otra generación. Se trataba de descubrir lo que hace que el arte funcione.
Doyle declaró que a la hora de decidir el color de la película, se enfrentó a varios desafíos relacionados con el sentido del color en una sociedad occidental.
En la versión en blanco y negro, la protagonista lleva un sujetador blanco antes de robar el dinero y uno negro después. Eso forma parte del simbolismo cristiano estadounidense; y nuestro reto en Psycho era añadir color a los valores simbólicos de la herencia judeocristiana.
Vivo en Oriente, y en Asia el blanco es el color de la muerte, no como en Occidente, que es el color de la pureza. De modo que la belleza de nuestro proceso reside en el hecho de que podemos interpretar la resonancia de las ideas a través del color. Acabamos usando el rosa como color de la pureza y el verde como color de la transgresión. No estoy seguro de que estas elecciones sean trascendentes o profundas; simplemente significan algo para nosotros. Además, eso es todo lo que tenían en la tienda de lencería que no fuera a lunares o de encaje.
Documental: In the mood for Doyle
Disponible en youtube, este documental filmado en DV y Super8, es una especie de salvaje y estilizada road movie, de Bangkok a Hong Kong, cruzando Nueva York. La cámara sigue a este artista excéntrico y extravagante al tiempo que da su opinión sobre su trabajo pasado y presente.
Dato para cerrar
Por cierto, uno de los últimos proyectos en que Doyle participó, perteneció nada menos que a un director Chileno, Sebastián Silva. Con él llevó a la pantalla grande la película de terror psicológico Magic-Magic presentada durante 2013 en Sundance.