Es probable que muchos no recuerdes los nombres de Angus Wall y Kirk Baxter, pero ambos son estrechos colaboradores de David Fincher en películas como The Panic Room y The Social Network, por lo que como es costumbre, tienen su espacio asegurado en esta pequeña sección conocida como Dichos del Editor.
Como manejar un personaje y el como afecta el ritmo de una película a los espectadores son los temas que en esta oportunidad Wall y Baxter plantean en los dichos de esta semana.
Angus Wall: Hay momentos en los que tienes que reconsiderar un personaje y preguntarte: «¿Es esta la dirección correcta para este personaje?». Recuerdo que en Panic Room (2002), David (Fincher) quiso ver todas las escenas de Forest Whitaker juntas, sólo para asegurarse que su arco iba en la dirección correcta.
Otro reto de The Social Network fue el hecho que tenía un guión de 160 páginas. Había un deseo que durara menos de dos horas. David le pidió literalmente a Aaron Sorkin que le leyera el guión, y lo hizo en poco menos de dos horas, aunque yo no supe hasta que la película estuvo terminada. Así que acabamos por hacer un montaje muy compacto y, de hecho, el primer montaje de The Social Network era dos minutos más corto que la versión final. David aún no había rodado la escena de la carrera de remo de Henley.
Kirk Baxter: Teníamos un diálogo en cada momento. En aquellos en los que no pasaba nada, incluso al principio del proceso, era como si sonara una sirena: «¡Punto muerto!¡Punto muerto!». Los errores empezaron a emerger por sí solos.
Wall: Al final había escenas en las que tuvimos que añadir tiempo, porque algunos momentos iban demasiado deprisa. Teníamos que incorporar nueve o diez fotogramas para que el público pudiera tomarse un pequeño respiro, asimilar lo que había pasado, y avanzar.
Baxter: En una película que se mueve a un ritmo trepidante, diez fotogramas son una buena pausa.
Wall: La mejor parte de nuestro trabajo es que cada día es distinto. En cierto modo, todos los días bajas por la madriguera del conejo. No es como colorear por números. Es más como si te dieran una serie de palabras y tuvieras que hacer el crucigrama del New York Times. Tienes que descubrir cómo funciona todo; es difícil… y divertido.