¿Seguir llamándoles Guionistas o comenzar a presentarlos como Escritores de Películas?, como lo prefiere Guillermo Arriagada, para darles un poco más de respeto al menos en nominal, ya que en lo real se les cuida poco o nada.
Luego del salto, encuentra y comenta sobre los factores que podrían estar acabando con la profesión que da origen a todo lo que disfrutamos en la pantalla grande.
Guillermo Arriaga, guionista mexicano de películas como «Amores perros» o «Babel», considera que el término “guionista” transmite debilidad y debería sustituirse por el de “escritor de películas”, mucho más solemne y, según él, más respetable. Sea cual sea el término empleado, los que se dedican a escribir historias para el cine saben que están en un medio en el que, hoy por hoy, no pueden sentirse influyentes. Y en el que probablemente no sean nombrados por el director, a la hora de recoger los premios.
¿Por qué cada día que pasa los guionistas parecen ser cada vez menos importantes? Una publicación española en El Confidencial, dice tener las 6 razones que lo provocan y al parecer en Chile no es muy distinto. Veamos:
1.- Precariedad Laboral ¿te suena conocido?
Según reza la publicación, en España, al guionista de cine le resulta imposible vivir del cine. Es una víctima más de la decadencia del sector, pero su caso, como primer artífice de la obra, es especialmente sangrante: hace 10 años se pagaba por un guion de cine el doble que ahora. Cabe señalar que el tiempo en el que se desarrolla un guion, desde la génesis de la idea hasta la versión definitiva, no suele ser inferior a los tres años. La crisis, cierto, ha hecho estragos, pero también ha estimulado la mala praxis de algunos productores oportunistas en lo que respecta al guionista.
2.- La ausencia del productor Cineasta
En paralelo a la extinción del guionista, el productor cineasta ha ido también en retirada paulatina, entendiendo como tal aquel productor que vive exclusivamente de las películas que impulsa con enormes dosis de tesón y talento. El censo de población de los productores cineastas es más exiguo, si cabe, que el de los guionistas de cine. Este es el drama principal del cine español en general y de los guionistas en particular, ya que estos últimos han perdido a su principal cómplice por el camino.
3.- La hegemonía del director tóxico
Inversamente proporcional a la desaparición de guionistas, es el crecimiento en número de directores que que tienden a vampirizar al guionista, útil al inicio del proceso, pero molesto al final del mismo. Para reforzar la idea de que la película es del director, este no dudará en firmar un guion que no es suyo porque un día sugirió una secuencia nueva aquí y unas líneas de diálogo allá. Más tarde se esforzará para que el nombre del guionista no aparezca en el dossier de prensa y, finalmente, cuando hable de “su película” ante los medios, explicará con todo lujo de detalles el mágico instante en que se le ocurrió el final del filme, mientras el sorprendido guionista, en su casa o en un banco del parque, recordará las noches en vela que le supuso encontrar el maldito final.
4.- Aquello que finalmente se ve, dista mucho de lo que originalmente se escribió.
Por si fuera poco, el director tóxico no suele ser brillante. Si lo fuera, no malgastaría su tiempo en arrinconar al guionista y en convencer al productor de que es mejor que en los rótulos de crédito aparezca “una película de”, que, como bien sabemos, te convierte automáticamente en Tarkovski. En lugar de “dirigida por”, que puede inducir a pensar que el director es un simple artesano sin glamour.
Y además de no saber escribir aunque su firma aparezca en los guiones, tampoco sabe leer. Son numerosos los guionistas que han visto sus ideas tan devaluadas con una película resultante de su obra, que es una completa desconocida. Para que esto no suceda, la única salida que les queda a los guionistas es dirigir sus propios guiones, pero alguien les ha dicho que para dirigir es imprescindible saber de óptica. Falso. Para dirigir es necesario tener una historia y unas imperiosas ganas de contarla.
5.- Es tan humilde que se transforma en invisible
Normalmente al guionista no le molesta estar en la segunda línea, pero una cosa es no aparecer como el manda más todopoderoso y otra muy distinta es ser ninguneado sistemáticamente, aun cuando se es el creador original de la obra. Después de todo no debemos olvidar que antes que el guionista llegara a la fiesta sólo había una pantalla en blanco. Después que llegó, hay 90 páginas escritas con las que empieza a trabajar todo el mundo, incluidos los actores.
6.- Cambiar de medio para ser el jefe
Amparados en el modelo HBO, para poder ser el jefe, los guionistas están pasando desde el Cine a la televisión. Al menos en España claro. Los guionistas curtidos en la pantalla grande o en la pequeña, da lo mismo, saben que la TV les presta más atención. Salvo contadas excepciones, lo cierto es que los guionistas que crean las series de ficción suelen convertirse, con el beneplácito de la productora y la cadena emisora, en productores ejecutivos de contenidos que supervisan todas las áreas creativas con la finalidad de que su idea original perviva a lo largo y ancho de la obra seriada.
No es que la televisión sea más generosa con el guionista de lo que es el cine; simplemente la verdad ha caído aquí por su propio peso: ¿quién mejor para decidir los designios de la serie que su propio creador? Tradicionalmente los productores ejecutivos de las series venían de la producción pura y dura, pero al final se ha impuesto el pragmatismo heredado de la HBO: la serie pertenece al creador. Fin de la cita.
Finalmente para resumir, Ridley Scott, director inglés que ha realizado más de 20 películas, algunas de ellas maestras y que no ha tenido la tentación de firmar el guion de ninguna de ellas, asegura que una buena película se cimienta sobre tres elementos: “Guion, guion y guion… porque lo demás es sólo rock´n´roll”. Pues eso.
Eres guionista… ¿Qué Opinas?
¿Nos pasa también en Chile?
Sus comentarios son como siempre muy bienvenidos!
tomado desde El Confidencial
3 comentarios
Cuantas veces me he topado con el director vampiro, agrega una coma y se coloca como co-guionista. O te pasa una sinopsis de 6 líneas y le haces un guion de 90 páginas, pero coloca en los créditos «escrita por Director Vampiro». Esto va de la mano por no tener un sindicato poderoso que evite estos abusos, en USA se para el sindicato de guionistas y todos tiemblan
«Es mejor que en los rótulos de crédito aparezca “una película de”, que, como bien sabemos, te convierte automáticamente en Tarkovski. En lugar de “dirigida por”, que puede inducir a pensar que el director es un simple artesano sin glamour» –> Eso define a gran parte del cine chileno, por desgracia.
Si bien es cierto que crear un buen guion desde génesis a versión definitiva, 3 años es DEMASIADO tiempo para darle a un guion, un buen guionista debería tener la capacidad de gestionar un buen proyecto en la mitad de ese tiempo o incluso menos.