Ayer fue un día fatídico para Chile, culturalmente hablando. Por la mañana perdimos quizá al último genio viviente de este pueblo en desgracia, al tremendo Nicanor Parra y más tarde, el propio ministro de cultura anunciaba el deceso de un actor que tal vez no tenía un nombre tan rimbombante o un apellido histórico, pero sí un historial cinematográfico digno de respeto en este Chile desmemoriado, Marcelo Romo. Después del salto, quiero dejar una pequeña reflexión a propósito de lo que fue tal vez su película menos valorada representando a un sacerdote de esos que valían la pena, «Ya no basta con rezar».
Corría 1972 y todos a esta altura sabemos en qué condiciones estaba Chile. Un presidente, tal vez el mejor que tendría nunca este país, sufriendo los soterrados embates de la inteligencia y el dinero extranjero, para coordinar escasez y movilizaciones que permitieran justificar el levantamiento armado de «generales rastreros, que sólo ayer manifestaran su fidelidad y lealtad al Gobierno».
Así las cosas, Aldo Francia, director nacido en Italia pero educado en Valparaíso es firme visibilizando la problemática social. Ya había filmado en Valparaíso su primera película, mucho más conocida y recordada, retratando niños enfrentados a la vida y en una absoluta pobreza, en una especie de homenaje a la obra de Alain Resnais, «Hiroshima Mon Amour». Su segundo film entonces, continua con un discurso que busca remecer la indiferencia, dice el propio padre Jaime en uno de sus diálogos: «nadie debe permanecer indiferente ante la injusticia«.
Aquí aparece Marcelo Romo, en un papel que tal vez no le quedaba del todo cómodo, porque con mucho respeto de todo el mundo, no es para nada su mejor interpretación, pero sí es icónica al punto de dar pie a uno de los afiches del cine Chileno que tal vez tenga mayor carga y peso histórico, con un sacerdote, lanzando una piedra. Nos hace recordar a esa parte de la iglesia que luego en dictadura se jugaría a muerte por los derechos humanos, por las ollas comunes, por la lucha social, los sacerdotes buenos, esos que inspiraban respeto y que, aunque a ratos destellan en algunos como Felipe Berríos, parecen haber desaparecido junto con la muerte del cardenal Raúl Silva Henríquez.
Ver a Romo en este papel no sería extraño si pensamos que su pensamiento y convicciones lo llevarían más tarde a integrar el M.I.R., hasta que fue detenido y llevado al Regimiento Buin para, como muchos otros, ser cruelmente torturado e interrogado. Luego de esto lograría salir del país para vivir exiliado en Inglaterra y Venezuela. Si usted lo recuerda con algún acento raro en las teleseries de TVN, ahora sabe por qué.
Probablemente «Ya no basta con rezar» nunca alcance para algunos la categoría de joya imperdible del Cine Chileno, como su predecesora «Valparaíso mi amor», pero siento que merece permanecer en la lista oficial de visionado, sobre todo en los tiempos que corren con un catolicismo más que desprestigiado, embadurnado de denuncias por abusos sexuales y displicencias a la hora de reconocer sus propios pecados. Por lo mismo, y aprovechando que la internet nos provee de casi todo, les comparto la película disponible en youtube desde donde espero no la bajen por un buen tiempo más. Tirón de orejas para OndaMedia donde no hay todavía material fílmico de Aldo Francia, disponible.