Desde que el cine se convirtió en un espectáculo de entretenimiento, han habido películas malas, olvidables e infumables que hacen que nos preguntemos simplemente ¿Por qué? Estas ciertamente son la mayoría y la lista sería interminable.
Obviamente Chile no es ajeno a esta realidad, y películas malas nutren la cinematografía nacional, negarlo sería pecar de inocente. Lo bueno es que día a día el trabajo de los realizadores nacionales es reconocido tanto por el público como por la crítica.
En esta entrada descueraremos comentaremos con un afán netamente lúdico, algunas películas nacionales que han despertado bastantes suspicacias entre los espectadores.
Azul y Blanco
En una suerte de infame sincretismo de grandes pasiones, Azul y Blanco es una película que intentó desarrollar un drama amoroso que tenía como obstáculo la rivalidad encarnizada existente entre los dos equipos más grandes de este país, lo cuales no pueden ser nombrados porque ni en la película son nombrados, aunque claro, todos sabemos cuales son. Si hasta el jefazo de Editando se abandera por uno de ellos.
En este mundo donde los grises no existen, una pareja se enamora; Paloma, hincha del equipo de color inmaculado y Azul, a quien nadie se atrevía a hacerle bulling por su nombre debido a que era parte de una barra brava y seguramente su madre también y por algo le puso ese nombre, un día se cruzan en el estadio durante el clásico popular, aunque también podríamos clasificarlo como la Guerra de los Colores, y el siempre risueño Cupido hace que sus corazones palpiten el uno por el otro.
Esto lo sabemos porque Paloma, interpretada por Tamara Acosta, le cuenta su trágica historia al ídolo de multitudes, el pichichi, al adicto a las cazuelas, Iván Zamorano Zamora, en una de las peores actuaciones que ha visto el cine chileno, sólo superada por la mía en un cortometraje de unos compañeros, pero de eso mejor ni hablar.
El romance de Paloma y Azul no cae muy bien entre sus amigos, lo que desencadena una serie de enfrentamientos, muertes, escenas de sexo gratuitas, insultos, bajezas y más muerte, lo esperable en una película chilena de hace unos años atrás.
Quizás lo más criticable de esta película sea el que algo así, que por unos equipos de fútbol, una pareja no pueda estar junta parece algo demasiado rebuscado, aunque claro, el fútbol no es algo que me interese por lo que todo lo que genera me parece ridículo.
Mansacue
Seguramente muchos quisieran olvidar que esta película existió, uno de esos seguramente sea el verborrágico ex-candidato a la presidencia de Chile, Marco Enriquez-Ominami.
El dislálico director/candidato/vendehumo gestó esta película como el cenit de lo que había sido la existencia de la serie de televisión «La vida es una lotería» cuya gracia era contar como mundanos personajes veían alterada su vida tras ganar un suculento premio. Por lo que ya se imaginan, la película trata sobre personajes que ven alterada su vida tras ganar un suculento premio. Si a esto le sumamos la idea hacer que la película se componga de dos relatos inconexos a lo Chacotero Sentimental, el resultado es una seguidilla de chuchadas, tetas, potos, más chuchadas, estereotipos y a Miguelo.
En el primer relato vemos como una familia de bien, ABC1, tiene que bajar a los infiernos, lo que en Chile quiere decir, entrar en una población, para recuperar el boleto de la lotería que se les cayó por la ventana, lo que permite a la cámara de Enriquez-Ominami ridiculizar a la clase baja chilena, mostrándolos como ignorantes y violentos. Lo único memorable de esta historia es la participación del ya mencionado Miguelo junto con Peter Rock.
La segunda historia de este díptico, no hace sangrar tanto los ojos como la anterior, pero no por eso deja de producir arcadas. Todo ocurre en un pueblo fronterizo boliviano donde todo se comparte, donde según sus habitantes rige «la tradición del mitimota», por lo que cuando el personaje interpretado por Cristián Riquelme se gana el Kino, decide junto a su novia ocultar la noticia para así no compartir la fortuna con los aldeanos. A partir de aquí comienza la comedia de situaciones en las que ambos intentan irse del pueblo y volver a Chile, cosa que como es de esperarse, no les será nada fácil.
Mansacue parece una película para televisión, es más, parece simplemente que fueron dos capítulos que no se emitieron en «La vida es una Lotería» y decidieron unirlos y venderlos como película. Aún así queda para el recuerdo y confirma que como cineasta, Marco Enriquez-Ominami es buen, es un buen… bueno, tampoco la política me interesa.
El Nominado
La industria cinematográfica sabe identificar los fenómenos socioculturales que van apareciendo y sabe cuales vale la pena tomar, así es como cuando hay un conflicto bélico afloran las películas de guerra, cuando una madre debe luchar por la custodia de su hija porque su padre terrorista se la llevó, aparece un lacrimógeno drama o cuando la industria musical saca un nuevo cantante joven de laboratorio de sexo indefinido sabe que es momento de contar su insípida vida en un biopic.
Algo así ocurrió también en Chile cuando estalló el boom de los reality show, ya saben, con Ballero y compañía. El pero, es que en Chile no existe una industria cinematográfica, por lo que apurar una producción para que pudiera sacar provecho de este boom solo podía terminar en una bazofia como El Nominado.
Con un elenco de lo más variopinto, desde Francisca Merino hasta Cristián de la Fuente, El Nominado nos cuenta como un reality show se desmadra cuando uno de los participantes se vuelve un psicótico paranoico asesino serial, pero que tiene sentimientos tras ser eliminado del programa.
En el fondo, pero bien en el fondo, como el lugar donde se desarrolló el reality, las intenciones de El Nominado son buenas, buscando criticar la televisión y hasta dónde está dispuesta a llegar en pos de obtener unos puntos de rating, pero todo es manejado de forma tan burda, dilatando situaciones, explorando aristas que no llegan a ninguna parte, mostrando personajes sólo para hacer una sátira sin sentido, que al final lo único que consigue es ser una mazamorra de ideas mal ejecutadas.
En fin, eso sería, para no extendernos más. Seguramente para ustedes faltan muchas más películas que no deberían haberse hecho, como XS: La peor talla, Chile Puede, Mala Leche, Radio Corazón, Rojo: La película, Lokas…, pero ahora son ustedes quienes deben dejar sus opiniones en los comentarios.
Saludos.-
7 comentarios
una de las mas malas es isla 10, una pelicula dramatica que resulta ser muy graciosa, sobre todo en las escenas en que el actor De La Fuente hace de oficial nazi sadico del ejercito chileno, sus escenas son memorables por lo ridiculas
jajajaja muy buen post… pero sin estas películas no habrían ejemplos que presentar del «esto no se debe hacer»…. Saludos
Al cine chileno, le falta eso. Dejar de que sea Chileno, que sea comercial pero abordando temáticas culturales importantes, conflictos que puedan ser reales y no tan «a la que te criaste» y a punta de chuchadas.
Altura de mira, le falta. Llegan a cansar esos Andres Woods, y los Miguel Littin que todo su cine lo politiza y se convierte en una satira de imagines que casi, (a veces) hay que interpretar a la fuerza.
Por eso se llora tanto a don Raúl Ruiz, el único (a mi parecer) que ha tenido la decencia de crear obras, y no «obritas».
a mi lo que me gustaría saber realmente que es lo que le falta al cine chileno para que sea muuuy bueno y que se pueda ver aquí y en todo el mundo y no quedarse con el solo hecho que llevándolo a los festivales le vaya bien , gane premios y cuando llega a estrenarse aquí guatean y no se llenan las salas de cine
Tengo otra… Mala Leche de León Errázuriz.
Creo que acertaste con esas, hay películas malas, muchas, pero incluso las que nombraste más abajo tienen alguna cosilla rescatable, pero las que encabezan tu post, son sin duda las peores. (eso sin contar a Nicolás López)
Menos mal que no las he visto, que bueno saber que en esta comunidad de Editando.cl pensamos todos igual.
Saludos.