Imagina un diálogo en que al primer plano de una mujer que declara su amor le sigue otro de las rodillas del hombre que está escuchando. Si el siguiente fuera del hombro de la mujer y se continuara con uno de la barbilla del hombre, el espectador se desorientaría enseguida, pues los cortes no se adecuarían a la lógica visual de una conversación.
Alfred Hitchcock utiliza audaces planos de raccord de mirada en «La Ventana Indiscreta» [Rear Window, 1954] para que el espectador pueda compartir la perspectiva de James Stewart, y, así, incrementar la tensión.
En ese sentido, los planos de continuidad aseguran la coherencia espacio-temporal al sugerir la perspectiva de la mirada. No deben notarse, pero son claves en el concepto de montaje invisible. Esperamos que como siempre sea de interés para los audiovisuales y aficionados que buscan perfeccionarse cada día un poco más. Después del salto como siempre los detalles.
Idea n° 13 | «El Plano de continuidad»: El secreto de la continuidad.
La técnica del plano de continuidad, tardó en evolucionar. Los contraplanos no se hicieron comunes hasta la década de 1910, momento en que los directores empezaron a usar el raccord de mirada, que sugería la perspectiva del personaje, para enlazar planos tomados en distintas posiciones y ángulos.
Como la mayor parte de los platós se construían con forma de L para ahorrar dinero, los contraplanos se limitaban por lo general a los exteriores e, incluso después de que Arthur Mackley introdujera el plano con escorzo en The Loafer [1912], siguieron siendo poco comunes hasta que Ralph Ince los empleó con regularidad en películas como His Phantom Sweetheart [1915].
A D.W. Griffith no le gustaba el método del plano-contraplano, lo que retrasó su uso en Hollywood y Europa hasta bien entrada la década de 1920. Cuando por fin se aceptó, propició un cambio de los cortes a lo largo del eje óptico a aquellos dentro de los 180 grados respecto del eje de acción, lo que aseguraba que cada plano de una secuencia mantuviera la relación espacial entre la cámara y la acción, y que las posiciones relativas dentro del cuadro fueran coherentes.
La continuidad de la dirección también respetaba a la regla de los 180 grados, y se creó la convención de los 30 grados para establecer la variación máxima de la posición de la cámara entre planos dentro de la misma secuencia.
Yasujiro Ozu quebrantó con frecuencia la regla de los 180 grados para destacar algo relativo a los personajes o para enfatizar el impacto dislocatorio de un incidente dentro del mundo de la película. Esta técnica no parecía desconcertar demasiado a los espectadores, como tampoco los cortes bruscos popularizados por la nouvelle vague.
Los cineastas de todo el mundo han encontrado la técnica del plano-contraplano tan conveniente para construir escenas que rara vez sienten la necesidad de contravenirla. Por ello, se sigue utilizando para crear dinámicas de grupo, construir suspenso, coreografiar secuencias de lucha, captar reacciones y registrar conversaciones de un modo semisubjetivo y visualmente más llamativo que el plano conjunto.
Para disimular el montaje, se hizo habitual cortar en medio de la acción, utilizando planos de situación para volver a orientar al espectador antes de reanudar la estrategia de los contraplanos. De todas maneras, a veces hay que falsear de forma imperceptible los planos para que la posición de las figuras y los objetos cuadre bien dentro de la puesta en escena.
Otro procedimiento es la edición por punto de vista, una variación del raccord de mirada, que Alfred Hitchcock utilizó de manera ingeniosa en «La Ventana Indiscreta» [Rear Window, 1954].
En «Carrie» [1976], Brian de Palma emplea planos de continuidad que enlazan el trauma de Sissy Spacek con su poder telequinésico, los abusos domésticos y el fervor religioso.
Hitchcock también destacó en la edición compaginada, y su discípulo Brian de Palma demostró, asimismo, que podía yuxtaponer imágenes para crear un efecto impactante en la película de terror psicológico Carrie [1976]. Los cortes gráficos o raccords, también pueden servir para fines metafóricos, como el hueso utilizado como arma por el simio de 2001: una odisea en el espacio [2001, A Space Odissey – 1968], de Stanley Kubrick, que se transforma en una nave espacial con una carga nuclear.
A la inversa, Alan Resnais utilizó la edición gráficamente discontinua en el documental sobre el holocausto «Noche y Niebla» [Nuit et Brouillard, 1955]. Este método de conexión conceptual se ha utilizado desde entonces en películas de vanguardia como A Movie [1958], de Bruce Conner, y Scorpio Rising [1964], de Kenneth Anger, así como en los poéticos documentales de viajes de Godfrey Reggio, como Koyaanisqatsi [1982], y compilaciones de metraje como Film Ist. A Girl & a Gun [2009], de Gustav Deutsch.
Icónica edición compaginada es la que usa Stanley Kubrick, en la que se da un salto [elipsis]de millones de años y que transforma un hueso prehistórico en un satélite orbital en «2001: una odisea en el espacio» del año 1968.
Así finaliza la entrega de hoy, como siempre con mucha información interesante que esperamos puedan disfrutar y compartir. La próxima semana llevaremos hasta sus monitores la idea n° 14: Los Nickelodeons.
Un abrazo grande a todos!
1 comentario
Para el realizador principiante, la continuidad narrativa es una regla, pero toda regla se hizo para romperla. Los vanguardistas y experimentadores han entendido que somos seres fluctuantes como en los sueños, que las reglas y la lógica son solo una parte de lo posible y que lo anómalo puede abrir paso a otra comprensión. Saludos.