A pesar de aportar atractivo y autenticidad a las películas, pocos niños actores han disfrutado de una vida longeva. Muchos han tenido vidas problemáticas y trágicamente cortas, y han pagado el precio de su fama cuando ellos mismos, sus padres, los productores, la prensa o el gran público han sido incapaces de asumir su inevitable madurez.
Judy Garland tenía 16 años cuando participó en el rodaje de «El Mago de Oz» [1939] y tuvo que llevar un corsé para conseguir el físico infantil de Dorothy Gale.
Hoy como cada martes en, otra de esas entradas que son para guardarlas en favoritos y armar así tu propia enciclopedia de Cine, repasa aquellas estrellas infantiles, que con sus angelicales rostros, cada tanto llenaban la gran pantalla. Siempre después del salto.
Idea 30 | Las estrellas infantiles: Una familia más que una fábrica
Aunque los niños siempre han actuado en los escenarios, no frecuentaban sus apariciones en las primeras películas. Así, Mary Pickford, las hermanas Gish y Richard Barthelmess continuaron interpretando papeles juveniles bien entrada la veintena. Pero el éxito del niño de 7 años Jackie Coogan al lado de Charlie Chaplin en El Chico [The Kid en 1921] llevó a cada uno de los estudios a buscar a su propia estrella juvenil, sin que ello supusiera renunciar a los estudios de los menores ni saltarse la estricta legislación laboral vigente.
La existencia de niños en los platós reforzó el mito de que Hollywood era una familia más que una fábrica. Las películas protagonizadas por Jackie Cooper, Anne Shirley y Freddie Bartholomew hicieron dinero, lo mismo que cortometrajes y series de categoría B, como Our Gang y The Bowery Boys.
El fenómeno de Shirley Temple demostró ser aún más lucrativo, con ventas de productos vinculados a la estrella y madres acudiendo en tropel a Hollywood con sus hijas para probar suerte. Una hija de Ethel Gumm llamada Frances, fue reinventada como Judy Garland para Every Sunday en 1936, que co-protagonizó con Deanna Durbin, actriz infantil cuyos musicales de «Little Miss Fixit» salvaron a Universal de la bancarrota.
Ambas niñas tenían problemas de peso, pero Garland sufrió más por el régimen de píldoras que la mayor parte de los estudios utilizaban para mantener la lozanía de sus estrellas juveniles en películas que celebraban sentimentalmente valores cívicos, la dicha doméstica y la inocencia de la juventud, incluso después de que el énfasis pasara de ayudar a los adultos y montar espectáculos a problemas en el colegio y primeros amores.
Elegido entre 300 niños sicilianos, Salvatore Cascio, de 8 años, nunca había ido al Cine antes de participar en Cinema Paradiso, en 1988, del director Giuseppe Tornatore.
Si los estudios cinematográficos promovían la idealizada visión de la infancia que reclamaban los conservadores que los sustentaban, hubo cineastas en otros lugares del mundo que presentaron perspectivas más realistas, como Vittorio de Sica en «El Limpiabotas» en 1946, René Clément en «Juegos Prohibidos» en 1952 o François Truffaut en «Los Cuatrocientos Golpes» de 1959, abordando cuestiones como la guerra, la pobreza y los hogares rotos.
Los jóvenes debutantes de las películas arriba mencionadas, Franco Interlenghi, Brigitte Fossey y Jean-Pierre Léaud, prosiguieron su andadura en el cine y lograron tener carreras aceptables. Lo cierto es que el cine europeo hizo un uso menos sistemático de las estrellas infantiles y juveniles que Hollywood o Bollywood, donde iconos como Nargis, Madhubala o Meena Kumari comenzaron su carrera cinematográfica de jóvenes.
En la posguerra, cuando el studio system comenzó a desestabilizarse, se contrató a menos niños actores. El adolescente pícaro encarnado por Mickey Rooney fue sustituido por tipos más duros e interpretado por actores de más edad, como Marlon Brando o James Dean, que reflejaban mejor la angustia y la alienación de los adolescentes moldeados por la guerra fría, el rock and roll y las «exploitation movies».
La vida imitó al arte en la película «Poor Little Rich Girl», [Pobre Niña Rica] de 1936, pues el padre de Shirley Temple, la pequeña protagonista, banquero de profesión, dilapidó los 5 millones de dólares que ganó su hija en su carrera infantil dejando tan sólo 44.000 dólares.
Disney trató de contener la ola de violencia, rebeldía y sexualidad con varias películas pintorescas protagonizadas por Hayley Mills. Pero en la década de 1970, los provocativos papeles interpretados por Jodie Foster, Linda Blair y Brooke Shields destacaron el cinismo y la abyección que experimentaban muchos niños influenciados por el entorno.
Para recordar: Jodie Foster con sólo 12 años en Taxi Driver
Como ponen de manifiesto las carreras de Macaulay Culkin y Haley Joel Osment, la vigencia de una estrella infantil es hoy en día más corta que nunca. Muchos niños actores sólo aparecen en los titulares por sus travesuras relacionadas con el consumo de sustancias estupefacientes en su particular descenso desde el aplauso de la celebridad a la oscuridad del olvido.
La imagen lo es todo, y a los medios les encanta echar abajo los ídolos de poca monta. Pero mientras que talentos como Leonardo DiCaprio y Natalie Portman continúen cosechando fama y fortuna, algunos chicos encandilados por las estrellas, y sus padres, seguirán soñando.
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