Hace varios días ya que el tema de la película escogida para representar a Chile en los premios Oscar, pasó de los típicos comentarios de pasillo a la más deplorable chimuchina casi tan deprimente como la farandulera.
Ciertamente no había tomado el tema por varias razones, entre ellas el poco tiempo, pero aprovechando el comunicado de Sebastián Silva dejaré un poco de texto a ver si alguien más suma opiniones. Todo después del salto.
Un poco de Historia
Todo comenzó, [por supuesto por si alguno todavía anda medio colgado], hace más o menos dos meses atrás, cuando una comisión especialmente conformada para ello, decidió que la película del director Miguel Littin «Isla Dawson«, era la mejor preparada para representar a Chile en la selección que cada año realiza la Academia para Mejor Película Extrajera.
Nota Mental: «A nadie le resulta raro que la elección haya sido hace tanto y sólo hace unas semanas se destapara la polémica?».
Lo que sucede es que tanto en internet, como en las salas de Cine y en los distintos festivales al rededor del mundo, la película «La Nana» ha tenido y está teniendo todavía un éxito rotundo. Incluso en Estados Unidos ha conseguido buena distribución, cosa no menor para un Film netamente latino.
Por lo mismo, la cosa está que arde y en los foros la gran mayoría reprocha la decisión de la comisión y sólo desean que se cambie la película, cosa que por mucho que reclamen, no se hará.
La verdad de la Milanesa
¿Pero cómo fue que una decisión que se toma a puertas cerradas, produce tanto escándalo?, ¿a quién podemos culpar de iniciar la bola de nieve?
Hace más o menos dos noches atrás, en el telenoche pude ver a Littin realizando sus descargos con Daniel Matamala. Personalmente quiero aclarar que Littin no es para nada santo de mi devoción y que sus películas por muy históricas que hayan sido, me entusiasman menos que leerme el Manual de Carreño, sin embargo me parece que el tipo esta vez ha sido atacado sin razón y se merece un poco de respeto.
Según su propia versión de los hechos, a la que esta vez quiero creerle, dice que tiempo después de que la decisión fue tomada e informada a todos los medios, habría sido el propio director de «La Nana», Sebastián Silva, quien lo habría llamado a su casa, al rededor de las 8 de la mañana, para pedirle que bajara Isla Dawson de la nominación y que a cambio de ello podía quedarse con los premios Goya, mismos que al parecer a Silva no le importan demasiado.
Obviamente, Littin se habría resistido a tal proposición y diplomáticamente lo habría mandado a buena parte con todo y nana.
Lo malo, y lo que en realidad generó todo el escándalo, fue que habría sido el propio Silva quien hace todo esto público para en cierta forma, dejar a Littin como un verdadero desconsiderado y egoísta con los intereses del pueblo Chileno.
¿A usted qué le parece?
Ahora, antes de pasar al comunicado elaborado por el director de La Nana sólo decir que personalmente, al Oscar no le encuentro la menor gracia.
Está claro que no es un premio que se entregue siempre a la «mejor película». Sólo ocurre que algunas veces el equipo de, la «Mejor Película» fue capaz también de realizar el mejor loby y entregar los mejores regalos e invitar los mejores tragos [ustedes entienden…]
El Comunicado Oficial de Silva.
Para sanjar todo esto y por fin, dejar a la farándula que vuelva a las discotecas y la pantalla chica, Silva escribió lo siguiente, que copio y pego a continuación:
Estimados, ante los últimos dimes y diretes de la polémica en torno al Oscar, que enfrentan mediáticamente dos películas chilenas, creo pertinente señalar que ésta no ha sido iniciada ni promovida por la producción de la película La Nana, que he dirigido. Sólo he dado mi opinión y he respondido honestamente cuando se me ha preguntado.
A estas alturas, lo que era un legítimo debate se ha transformado en algo desproporcionado, que le hace muy mal al cine chileno y a los que pretendemos vivir de él.
Siento que en algunos sectores se está intentando utilizar esta situación de manera política. La gente involucrada en La Nana y yo, nunca hemos opinado que la nominación de la película de don Miguel Littin fuera un acto de corrupción.
Simplemente sentimos que fue un error. En su momento manifestamos nuestro desacuerdo con los mecanismos con que se realiza, pero no dudamos de la buena fe de quienes tomaron la decisión.
Estamos conscientes, desde hace un buen tiempo y luego de hablar con Don Miguel, que esto es irrevocable y, por lo tanto, no estamos destinando esfuerzos, de nuestra parte, en ello. Si existe un grupo de personas que defienden nuestra película e intentan cambiar las cosas, nos sentimos apoyados pero, al contrario de lo que ha declarado el señor Andrés Wood, sabemos perder y no pretendemos gastar energías innecesariamente ante hechos consumados.
La prensa ha señalado que don Miguel Littin dijo que yo, entre otras muchas cosas, «le amenacé con amigos poderosos», amigos que desconozco. En una reciente conversación telefónica, don Miguel me aseguró que sus palabras fueron malinterpretadas y sacadas de contexto y no tengo razones para dudar de ello.
Por mi parte, y en nombre de la película La Nana, doy por cerrada esta polémica, que tanto daño hace a una industria tan pequeña y frágil y le deseo, por lo demás, mucha suerte a la película que nos representa en la Academia.
Atte.
Sebastián Silva
Director de «La Nana»
Así las cosas, después de todo esto, es el espectador y en este caso lector, quien tiene la última palabra y hace sus propias evaluaciones, que si las quiere dejar en los comentarios, mucho mejor…
Salu2
1 comentario
Mala onda la polémica, tanto por como dice Silva, le hace muy mal a la «industria» del cine chileno (si se le puede llamar industria a 3 o 4 nombres conocidos que pueden sacar 3 o 4 películas al año y que sin excepción son un fracaso de taquilla en el medio nacional, por más premios de jurados extrangeros que ostenten), como por lo irrelevante de la polémica en sí, a saber, que las estadísticas demuestran que las industrias culturales en Chile son administradas por un puñado de amigotes que se soban la espalda y se otorgan fondos entre sí, por lo que Silva debió haber sabido de antemano que su película no sería elegida ante una de un cineasta con trayectoria como Littin.
Por otro lado, irrelevante porque ambas películas no tienen la calidad suficiente como para pasar la primera ronda de preselección a los Oscar, que no pasó Machuca en su época (la única película con posibilidades reales que estuvo en ésta instancia) menos éstas dos, a pesar insisto, de sus laureles en otro tipo de festivales. Los Oscar ni siquiera son un festival, y lo que buscan como dice aquí el autor no son las «mejores películas», sino quizás, las más «hollywodenses» (a lo mejor me equivoco), y como lo que se estila en éstas latitudes es alejarse de ese concepto (cine comercial, wacala) y acercarse más al «cine arte» europeo (concienzudo, elitista)… díficil…
Saludos..