Tal es la demanda de novedad y espectáculo en el cine que pocas cosas permanecen a la última durante mucho tiempo. Sin embargo, varias de las técnicas de combinación de distintos elementos en la misma imagen, ideadas en las décadas de 1920 y 1930 siguieron siendo claves en la creación de efectos especiales hasta el advenimiento de la era digital.
Fred Jackman supervisó las máscaras para que los dinosaurios en Stop-motion de Willis O’Brien pusieran en peligro a Wallace Beery y Bessie Love en «El Mundo Perdido» de 1925.
Hoy en nuestro bastión histórico/educativo de Editando, revisamos aquellas primeras técnicas de combinación de imágenes en el Cine, como siempre los detalles después del salto en donde también esperamos sus opiniones en los comentarios!
Idea n° 34 | Las Técnicas de Combinación de imágenes: Efectos especiales de la era pre-digital
Durante la mayor parte de las dos primeras décadas del cine, los efectos visuales fueron simples ilusiones creadas con efectos de cámara. La combinación de dos elementos en la misma imagen se conseguía cubriendo el marco de la cámara con tarjetas de distintas formas y rebobinando el rollo, hasta que Norman Dawn patentó su técnica del cristal en 1911. Sin embargo, estas combinaciones estáticas impedían el movimiento dentro del cuadro. Las combinaciones con movimiento se introdujeron a mediados de la década de 1920 para ubicar imágenes en movimiento en entornos que o bien eran imposibles o impracticables, o demasiado caros para llevar un equipo completo de actores o técnicos.
Frank Williams ideó el primer método bipack [sensible por un lado al azul y por otro al rojo] con positivado de contacto para fundir imágenes en máscaras masculinas y femeninas dentro de un plano compuesto. El proceso de Williams era susceptible de dejar líneas de la máscara alrededor de los bordes de las figuras del fondo, pero lo cierto es que realzó películas mudas como «El mundo perdido» y «Ben Hur», ambas en 1925, y permitió a John P. Fulton crear los aún hoy impresionantes efectos de «El hombre invisible» en 1933.
Generar máscaras en color fue más problemático, hasta que con el Technicolor se llegó al proceso pionero del croma azul para El Ladrón de Bagdad en 1940. De todas formas, los objetos transparentes, los de bordes suaves y los que se movían rápido tenían invariablemente un cerquillo azul que restaba mérito a secuencias épicas como la del paso del mar rojo en Los diez mandamientos de 1956.
Los 10 mandamientos, egipcios ahogándose por montones en 1956.
Los efectos de las olas marinas en Los diez mandamientos se consiguieron invirtiendo la imagen de un millón de litros de agua vertiéndose en un depósito. Capos!
Utilizando una pantalla amarilla y un prisma refractor de rayos, el proceso del vapor de sodio de Rank pasó a ofrecer una alternativa en la década de 1950. Sin embargo, a pesar de que posibilitó la combinación de acción animada y real en Mary Poppins de 1964, producida por Disney, no podía utilizarse con lentes de CinemaScope, porque la imagen se distorsionaba, siendo superado por el croma azul de Petro Vlahos. Este proceso era intrincado, laborioso y consumía mucho tiempo, pero ayudó a lanzar la era de las películas taquilleras y fue sólo superado por los efectos generados por computador.
Crucial para llevar a cabo todos estos procesos fue la positivadora óptica, que vinculaba uno o más proyectores a una cámara para crear imágenes compuestas. Los trucos de cámara como los fundidos, los encadenados, las cortinillas o las superposiciones se hicieron, a partir de entonces, con este mecanismo.
Mary Poppins y su sombrilla voladora
Mary Poppins ganó un Oscar por las máscaras estáticas de Peter Ellenshaw, las máscaras en movimiento de Eustace Lycett y la animación de Hamilton Luske.
El excepcional Linwood G. Dunn, de la RKO, concibió transiciones extravagantes para «Volando a Río» en 1933. También trabajó en «Ciudadano Kane» de 1941 y se calculaba que el 50% de sus planos fueron ópticamente modificados o mejorados. Las positivadoras permitían re-encuadrar imágenes para eliminar imperfecciones u otros detalles; podían convertirse planos largos en cortos; podía darse velocidad o reducirse añadiendo o duplicando planos; podían fingirse panorámicas, zooms e inclinaciones de cámara; e incluso modificarse las condiciones climatológicas y mejorar la iluminación y la textura de una imagen.
Repitiendo el mismo plano, las positivadoras permitían también crear planos congelados, como en el clímax de «Los cuatrocientos golpes» de Franςois Truffaut en 1959. Permitían tener actores en papeles duales, como Danny Kaye en «Un hombre fenómeno» [Wonder Man, 1954], o tener una pantalla partida, como en «El caso de Thomas Crown» en 1968. Asimismo, fueron vitales en la elaboración de los créditos introductorios y finales de las películas, lo mismo que las máscaras que se sujetaban con la mano. Hoy en día, todas estas tareas pueden realizarse con mayor eficiencia y eficacia con ayuda de nuestros queridos amigos, los computadores y sus softwares piratas profesionales de video.
Si todo esto te pareció por demás interesante, y esperamos que sí, entonces no dejes de revisar los anteriores escritos en la misma categoría, compartir y estar atento a la próxima semana cuando revisamos, La Iluminación Artificial, en las 100 ideas que cambiaron el Cine.
Saludos!
5 comentarios
la de los diez mandamientos es una escena épica que muchos amantes del cine como yo siempre recordamos y la verdad que si cambiaron la forma del cine saludos
Se agradece Alejandro. Puedes encontrar más relacionados en las 100 ideas que cambiaron el Cine. enjoy!
buenisimo articulo !!!
Qué interesante sería! aunque dudo mucho que lleve gente a las salas, pero como ejercicio de seguro funciona 🙂
Muy buen articulo, revisare mas y deberian de hacer un cortometraje con esos efectos antiguos! Creen que algun dia vuelvan como una moda hipster? 🙁