En los Dichos del Director de esta semana vuelve uno de los grandes, uno de esos a los que les perdonamos hasta los escupitajos que nos ha tirado en la cara durante el último tiempo, aunque hay que decir que a nuestro Orondo Director le gustó mucho Hugo.
Obviamente nos referimos a Martin Scorsese, quien en esta ocasión nos habla sobre la gramática del cine y cuan valiosa puede llegar a ser.
«¿Existe una gramática en la cinematografía, igual que existe una en la literatura? Bueno, claro que la hay, y nos la han dado en dos ocasiones. Como dijo Jean-Luc Godard, hemos tenido dos profesores importantes en la historia del cine: D.W. Griffith, en el ámbito mudo, y Orson Welles, en el ámbito sonoro. Así que, por supuesto, existen reglas básicas. Pero, incluso hoy, la gente sigue batallando con nuevas formas de contar historias mediante el cine y siguen usando las mismas herramientas -planos de apertura, planos medios, primeros planos-, aunque no necesariamente con el mismo propósito. Y la yuxtaposición de esos planos en el proceso de montaje es lo que está creando nuevas emociones o, dicho de forma más precisa, una nueva manera de comunicar al público determinados sentimientos.
Los primeros ejemplos que se me ocurren son películas de Oliver Stone, como Natural Born Killer o Nixon. En esta última, por ejemplo, hay una secuencia donde el presidente tiene alucinaciones: se ve un plano de su mujer hablándole y, a continuación, se pasa a un plano en blanco y negro, se vuelve a la mujer, y sigues oyéndola hablar; excepto en la pantalla, no dice nada.
Resulta interesante, porque Stone encontró una manera de crear una emoción y crear un estado psicológico simplemente mediante el montaje. Tienes un primer plano de una persona que no dice nada y la toma sigue generando emoción. David Lynch es otro cineasta cuya experimentación con el lenguaje cinematográfico resulta muy interesante. En muchos sentidos, la gramática del cine está a disposición de todos. Cualquiera puede probar una nueva manera de yuxtaponer planos para contar una historia.
Supongo que la película donde más experimenté fue en Goodfellas, aunque, por otra parte, tampoco estoy seguro de si lo llamaría experimentación, porque el estilo se basaba principalmente en la secuencia de «March of Time» de Ciudadano Kane y en los primero minutos de Jules y Jim de Truffaut. En esta última película, cada fotograma está repleto de información, una información hermosa, y hay una narración que te cuenta una cosa cuando, de hecho, la imagen te está enseñando algo distinto… Es muy, muy rico, y con ese tipo de riqueza en los detalles jugué en Goodfellas. Así que, en realidad, no era nada nuevo. Pero me pareció que lo nuevo era el efecto vigorizador de la narración yuxtapuesta a las imágenes para crear la emoción de ese estilo de vida, de ser un joven gángster. Otra película donde experimenté mucho fue El Rey de la Comedia, pero sobre todo, en la cuestión del estilo interpretativo y, por supuesto, porque no había ningún movimiento de cámara, cosa muy rara en mí.»
TIRARD, LAURENT. (2002) Lecciones de Cine. España. Editorial Paidos.
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