Dos veces nominado a los Premios Oscar por su trabajo en El Tigre y el Dragón y la más reciente Life of Pi, Tim Squyres ha trabajado férreamente junto al director Ang Lee, y ha mostrado un estilo claro pero siempre con la habilidad de poder comprender cuáles son las exigencias que tiene el director de turno, adaptándose y siempre potenciando el trabajo que recibe.
Un nuevo Dicho del Editor que de seguro ganará muchas sonrisas entre los fanáticos de la edición.
«Me di cuenta bastante pronto de que el montaje era una de las mejores profesiones del cine, porque hay muy pocos trabajos, a excepción de la dirección y el guión, en los que puedas implicarte en la historia de forma global.
A lo largo de la producción, cada uno hace su parte y pasa el relevo al siguiente, y luego todo se filma y me llega a mí. No pretendo restar importancia al trabajo de los demás; yo no puedo controlar la ropa que llevan los actores o cómo se ilumina una escena. Pero me gusta estar al final de la cadena de montaje. Nadie puede cambiar lo que yo hago. Nadie puede corregir mis errores. Me gusta ser el último hombre.
Empecé a usar Avid muy pronto, en 1992. Xi Yan [El banquete de boda] fue una de las primeras películas de la historia que se hicieron con Avid [utilizo el término «Avid» para la edición digital en general. Podría decir Final Cut, pero siempre he empleado Avid]. La gente se queja, o solía quejarse, de que cuando se monta en digital se pierde la sensación del filme, pero para mí esto es absurdo. Sí, era fantástico poder tocar la película y utilizar una empalmadora; era una buena herramienta, pero el cine no consiste en eso. El cine es imagen y sonido, y el acceso a ellos es más fácil desde un computador que desde la película. Y esto hoy es más cierto que nunca.
También había que ser un poco más tímido en el montaje lineal, porque cortar tenía consecuencias. Hoy, si no eres muy disciplinado, puedes empezar a cortar, cortar y cortar, sin llegar a ninguna parte. El montaje digital ofrece gran libertad, pero también requiere disciplina, y aquí es donde empiezan los problemas.
Si puedes añadir cierta disciplina a esa libertad, obtendrás un buen resultado, pero antes habrás probado muchas otras cosas que, si montaras en película, las habrías rechazado sin siquiera intentarlas. Muy a menudo, el director sugiere algo y tú piensas: «Es una idea pésima». Y si estás montando en película, y es una gran idea que exige una re-estructuración importante, tendrás que discutirla ampliamente con el director antes de probarla, cosa que dificulta mucho el avance.
Pero con Avid, puedo hacer lo que me pide el director y decir: «Mira, ahora ya sabes por qué es una pésima idea». O quizá no soy tan listo después de todo, y tal vez sea una buena idea. O tal vez no era una buena idea, pero te conduce a algo que sí lo es.
En general, los montadores no observan cómo trabajan otros montadores [excepto quizá en televisión], pero tengo la impresión de que preparo muchas más versiones de las escenas que la mayoría de mis colegas.
Normalmente le doy al director tres versiones del material el primer día, y los directores noveles se suelen sorprender. Y por lo general hay otras alternativas que ni siquiera llegan a ver.
Mi trabajo consiste en analizar el metraje y prepararme en función de mi conocimiento acerca de él, así que cuando el director quiere probar otra cosa, puede que ya lo haya hecho, y en todo caso puedo actuar rápida y fácilmente.
Trato de trabajar con el metraje durante un tiempo, en lugar de trazar un plan de antemano y ejecutarlo, porque suelo colaborar con directores que no me dan un plan. Ang Lee nunca me ha dicho: «Así es como hay que cortar la escena». Siempre les digo a los directores que estoy encantado de seguir sus instrucciones, pero no me limito a ellas, porque entonces no estaría haciendo mi trabajo.
Ang y yo trabajamos muy bien juntos porque discrepamos lo justo. Una vez le dijo a alguien que discrepábamos continuamente, y yo contesté: «No, estamos de acuerdo el 95% de las veces, pero sólo hablamos del 5% restante». Nuestras estéticas son lo bastante similares como para que resulte fácil entender lo que está haciendo en una película. Nunca he tenido que deducir lo que hacía Ang. En ocasiones me presiona para que haga algo que no haría, y a veces soy yo quien le presiona para que realice cosas impensables para él. Por lo general, nos presionamos lo suficiente como para que la película resultante sea mejor que la que habría hecho cualquiera de los dos en solitario. Es una relación muy sana, y por eso a menudo los montadores y los directores repiten juntos. Cuando tienes un sistema que funciona, por lo general lo conservas.»
Y tú como editor…
¿Que mensaje le enviarías a tu director?
Puedes leer acá más dichos de editores anteriores, o revisar también los dichos del director y por supuesto compartir cada publicación con tus amigos en las redes sociales!