Aunque el término pueda aplicarse a cualquier tipo de asociación financiera, creativa o técnica, la co-producción se reserva principalmente a películas financiadas por dos o más países. En muchos casos, la alianza se forja en un intento por desafiar la supremacía de la taquilla estadounidense, aunque Hollywood ha participado también en numerosas co-producciones.
Es martes, y en editando como de costumbre publicamos una más de las 100 ideas que cambiaron para siempre la historia del Cine. Pase hoy por la número 67. Bienvenidos!
Idea n° 67 | La Coproducción: Las atracciones [financieras]del cosmopolitismo.
La historia del cine se ha escrito en gran medida alrededor de las tradiciones nacionales. Aun así, las coproducciones han tenido un papel significativo creciente desde que, en 1913, la empresa austriaca Wiener Autorenfilm se aproximara al gigante francés Pathé para solicitar su ayuda con El misterio del aire.
Hollywood ha estimulado activamente la coproducción desde el acuerdo Parufamet de 1925 entre la Paramount y la MGM para sacar de apuros a la UFA después del fracaso de la iniciativa de Carl Laemmle con Film Europe.
A comienzos de la era sonora, varios estudios de Hollywood abrieron instalaciones en Europa para crear versiones multilingües de sus títulos de prestigio, donde se contrataba a las estrellas de cada país para mejorar las perspectivas comerciales.
Sin embargo, hasta los «decretos Paramount» de 1948, que exacerbaron la crisis iniciada al descender la asistencia de público y dispararse los costos, Hollywood no apostó realmente por las coproducciones, en particular con Italia. Además de liberar lo que, de lo contrario, habrían sido congelados, las películas filmadas fuera de Estados Unidos, como Quo Vadis en 1951, de Mervyn LeRoy, o Vacaciones en Roma de 1953, de William Wyler, permitieron a Hollywood beneficiarse de subvenciones en otros países, así como de localizaciones exóticas y mano de obra barata y no sindicada. Además, estos proyectos abrían mercados europeos hasta entonces bloqueados por cupos proteccionistas, y propiciaron la importación de nuevas estrellas, como Sofía Loren.
A medida que volvieron a surgir los temores del recurrente estatus de Hollywood como capital del cine mundial, se sucedieron reacciones en Europa contra el imperialismo cultural estadounidense. Así, animados por la creación del Mercado Común, empezaron a firmarse acuerdos de co-producción entre estados europeos, con la consecuencia de que los créditos compartidos aumentaron del 10 al 40% entre 1955 y 1965, fecha en la que dos tercios de las películas francesas eran prácticamente co-producciones.
La mayoría de estas películas fueron tildadas de europuddings. Se crearon para atraer a todo el mundo, pero eran tan cosmopolitas que no agradaban a nadie; tenían demasiadas secuencias rodadas en locaciones turísticas para cumplir con obligaciones contractuales y, para atraer a los fans de cada país, se daban papeles secundarios intrascendentes a estrellas de los países participantes.
De todas formas, junto con las películas de acción en la Antigüedad clásica, los spaghetti westerns, las recreaciones bélicas, las películas de espías, las de terror erótico y las comedias de intriga, el cine de arte y ensayo se hizo también dependiente de la moneda extranjera, y Fellini, Antonioni, Visconti, Bergman, Truffaut, Chabrol y Godard dirigieron varias co-producciones, este último, incluso, satirizando sobre la sordidez del negocio en El desprecio [La Mépris, 1963].
Sin embargo, las co-producciones no se limitaron a sostener las industrias existentes. También fomentaron tradiciones emergentes en África, Asia y Latinoamérica, tanto elaborando estudios críticos de tercer cine sobre la experiencia colonial como cine genérico del tipo de las películas de artes marciales.
Prófugos, co-producción Chilena con HBO
La segunda temporada de la serie nacional Prófugos, realizada por Fábula en co-producción con HBO, ya está en marcha. Sin duda, aunque las producciones nacionales han subido bastante de pelo últimamente, de otra manera no habría sido posible contar con tremendas locaciones, tecnología de punta y un nivel de producción pocas veces visto, como fue el de la primera temporada que ya pasó.
Desde la década de 1980, empresas de televisión como Canal Plus, RAI, Channel Four o HBO han demostrado ser una fuente crucial de financiación para co-producciones. Pero aunque la mitad de las películas ganadoras en los principales festivales de cine hayan sido co-producciones en las dos últimas décadas, los críticos siguen mirándolas con sospecha, temerosos de que la erradicación de la identidad nacional del cine acabará reduciendo de manera irrevocable su valor estético, cultural y comercial.