Hace un tiempo conocimos la historia de Valdís Óskarsdóttir, sus inicios y motivaciones en una entrada previa en esta pequeña sección conocida como Dichos del Editor.
En esta ocasión Valdís habla sobre como fue trabajar en películas como Mifune, Finding Forrester y Julien Donkey-Boy.
Mifune (1999) terminó por ser algo distinto de lo que estaba previsto inicialmente. En principio, las primeras escenas tenían que ser un montaje paralelo entre el chico, Kresten, y la chica, Liva, antes de su encuentro. El día antes de entregar la película al laboratorio, Søren Kragh-Jacobsen y yo estábamos visionándola por última vez para asegurarnos de que todo estuviera bien. Cuando llevábamos veinte minutos de filme, nos llamó alguien relacionado con el proyecto, y dijo: «En lugar de hacer un montaje paralelo entre Kresten y Liva, ¿se les ha ocurrido contar primero la historia de él y luego la de ella?». Se suponía que al día siguiente la película sería intocable, pero Søren y yo nos miramos y dijimos «Me gusta la idea. Hagámoslo». Y lo hicimos.
Me la pasé muy bien montaje Julien Donkey-Boy (1999) para Harmony Korine. Todo el diálogo estaba improvisado, excepto una escena, y había cámara por todas partes. Tuve una libertad inmensa en la sala de montaje. Harmony nunca se entrometió. Me visitaba una o dos veces por semana y decía: «fantástico», y se marchaba. Hasta que terminé toda la película, no nos sentamos juntos y decidimos que había que eliminar y que había que conservar. Quisimos que el estilo fuera muy fragmentado, para que el espectador nunca supiera qué iba a pasar o qué iba a ofrecerle la siguiente escena.
Anthony Dod Mantle y Harmony filmaron mucho material adicional, y había muchas escenas que habría valido la pena conservar. Algunas eran larguísimas, y era imposible recortarlas, así que se tuvieron que eliminar. Si quieres mantener cierto ritmo y de repente pones una escena de diálogo de siete minutos, la estructura entera se viene abajo. Pero fue muy triste tener que eliminar algunas de aquellas escenas, sobre todo debido a la magnífica interpretación de Ewen Bremmer en el personaje de Julien. Siempre he querido sentarme a montar otra versión de Julien Donkey-Boy, y recuperar todas las escenas que descartamos. Es la única película de todas las que he hecho que me gustaría volver a montar.
Finding Forrester (2000) fue mi primer filme de envergadura, por así decirlo. Pero para mí fue sólo otro trabajo de montaje. Era otro tipo de historia, rodada de forma distinta, pero mi método de montaje es siempre el mismo: me limito a contar la historia. Fue fantástico trabajar con Gus Van Sant. Una vez, durante el rodaje, le pregunté si había algo especial que quería que hiciera en alguna escena concreta, y me contestó: «Tú eres la montadora. Tú montas la película». Cuando empezamos a trabajar en el montaje del director, estaba en la sala de montaje todos los días, pero nunca hablaba mientras yo estaba trabajando. Sólo se sentaba en un rincón y estaba con su computador o tocaba la guitarra. Si se detenía, me ofrecía un comentario si tenía algo que decir, y yo le podía pedir su opinión si no estaba segura de estar haciendo lo adecuado. Siempre estaba ahí si lo necesitaba. No creo que haya muchos directores que puedan hacer eso.