Uno nunca debe dejar de aprender, uno nunca debe perder esa curiosidad infantil de querer saber el porqué de las cosas, por eso en Editando, utilizando nuestra pequeña vitrina, los monos redactores buscan brindarles ese material que muchas veces no se encuentran en las aulas y que nos motivan a querer explorar nuevas aristas de nuestras capacidades. Esperamos que este material sea provechoso para todos ustedes.
En esta oportunidad le sacamos el polvo a los Dichos del Editor y les traemos la experiencia de la galardonada y respetada Anne Coates, que en esta ocasión va sobre su afán por la experimentación y como hay que tener cuidado a la hora de realizar un corte. Todo eso tras el salto. ;D
«Me encanta la experimentación; siempre estoy probando cosas nuevas. Me gusta mucho trabajar con Adrian Lyne porque también siente predilección por probar todo tipo de cosas. Aunque una escena funcione, le da mil vueltas, y a pesar de que una escena le encante, la prueba de otras formas, por si encuentra algo aún mejor. Una vez, mientras estaba montando Unfaithful (2002), le dije a Adrian: «Esa escena de sexo no acaba de funcionar». Me dijo que la eliminara y que intentara otras cosas. Al principio, teníamos la primera escena de sexo entre Diane Lane y Olivier Martinez seguida por la escena en la que Diane vuelve a casa en tren. Sólo había unos cuantos fragmentos de la escena de sexo que funcionaron, y tenía unas cinco tomas de ella en el tren. Así que junté ambas escena e hice un montaje paralelo, de manera que hay flashbacks a las escenas de sexo mientras piensa en lo que ha hecho. EL resultado fue casi idéntico a la secuencia tal como está ahora. Si puedes hacer que estas cosas funcionen es fantástico. Pero he probado cosas parecidas en otras películas y no han funcionado.
Creo que hay que ir con cuidado para no abusar de este tipo de secuencias. En Out of Sight, por ejemplo, teníamos tantos flashbacks, tantas escenas ingeniosas, que un día le dije a Steven (Soderbergh): «Creo que nos hemos excedido». También se lo he comentado a otros directores: has ido demasiado lejos. Tienes que parar. A menudo, si algo no funciona, los montadores le añaden cortes o tomas, y casi siempre es mejor eliminarlas. Si algo no parece acertado y no sabes muy bien por qué, simplifica. Es algo que he aprendido mediante el sistema de ensayo-error.
Hoy en día los directores no siempre te dan una toma para que puedas alargarla. Si la interpretación es brillante ¿por qué cortarla? Si no está estropeado, no lo arregles. Me gusta poder aguantar una toma. No tiene por qué ser estática; puede haber movimiento siempre y cuando muestre a la gente en el espacio y capte las interpretaciones. Pero ahora esto no está de moda. Los directores con menos experiencia se dedican a cortar una y otra vez.
Cortar es un actor muy personal. Me cuesta mucho argumentarlo. Walter Murch puede explicar por qué corta exactamente en ese lugar, pero yo no. Por lo general, actúo siguiendo mi instinto. Me gusta pensar que soy una montadora de actores; me guío por las interpretaciones. También se me conoce como «cortadora emocional». Una de las cosas más bonitas que me han dicho salió de la boca de Carol Reed, cuando estaba montando su última película, Follow Me! (1972). «Hay muchos montadores buenos pero tú eres la montadora con más corazón». Fue precioso. Siempre he recordado esa frase con mucho cariño.»