Las llamadas «narrativas transmedia» se han vuelto cada vez más populares y de dominio público y ya no sólo están reservadas para aquellos teóricos de la comunicación que luchan por mantenerse al día de los avances cada vez más acelerados, por lo mismo, deben interesar a los canales de televisión abierta, pero no para copiar contenidos, sino para abrir el abanico al momento de generar mensajes en pantalla.
Después del salto, analizamos el caso de Koke Santa Ana, actor de Internet que no necesitó de la TV para titularse Rey Guachaca en 2014.
La convergencia medial está más presente de lo que crees
[por Manuel Rivera – Académico/Docente TV] El académico Henry Jenkins detallaba el año 2008, en su libro «La cultura de la convergencia en los medios de comunicación», que la sociedad estaba siendo mediada por un entrecruzamiento de medios, por un cambio relevante en la producción de contenidos.
El rol del espectador [o lector]no sólo sería una participación activa en su ejecución práctica, sino que junto a la capacidad de producción de contenidos construía un nuevo perfil y orientación en las redes de contacto entre ciudadanos; nuevas interfaces, lecturas, redes y globalizaciones de contenidos.
A estas nuevas arquitecturas informativas, las llamó «Narrativas Transmedia». Es decir, relatos que pueden crearse y difundirse por distintos medios y plataformas de comunicación, modificando su aspecto [forma y fondo]por las aportaciones que estos nuevos ciudadanos empoderados en el uso tecnológico, puedan realizar en el contenido. Se genera así un nuevo ciclo infinito de ese relato encaminado por distintos canales sin intervención aparente.
El caso de Koke Santa Ana derrocando a los rostros de TV
Lo anterior, que de forma teórica e investigativa, tiene actualmente a los teóricos de la comunicación, en debates constantes, se puede revisar de forma práctica y sencilla, simplemente al encender el televisor, tablet o al abrir el periódico.
Hace unas semanas, sin más, nos enteramos que el nuevo Rey Guachaca era Koke Santa Ana, nombre aparentemente desconocido, pero rostro célebre desde las redes sociales, la influencia de la generación Z y las decenas de campañas y gags virales desde la productora nacional Woki Toki.
Lo que se nos presenta es digno de análisis. También una oportunidad de revisar nuestro cambio cultural en la convergencia de medios, en la influencia que tiene Internet sobre la nueva vida cotidiana y de cómo «nuevos rostros» emergen desde «la nube» de datos que representa Internet.
Santa Ana es un tipo carismático, un comediante por naturaleza, quizás el rostro con mayor «valor de marca» [junto a Germán Garmendia]para los jóvenes nacionales. Un tipo que ganó esta competencia sin el voto de las mamás, papás y abuelitas. Tampoco de personas que habitualmente votan por el rostro de moda en la teleserie de algún canal, por el animador de matinal, ni menos un humorista cercano «al pueblo».
Es un actor sin pantalla televisiva, sin comerciales, programas de radio, series nocturnas no escándalos en medios, logró quedarse con el cariño de la gente y con el perfil de «Chileno del pueblo, el Chileno de todos»; superando incluso a una de las figuras del campeonato de fútbol e ídolo máximo del club más popular del país. Eso da para reflexionar.
Una nueva sociedad
El autor argentino Carlos Scolari, experto en medios digitales y tomando las palabras de Jenkins detalla que este «Digitalismo» e «Hipermediación», confluye diariamente en relatos fragmentados [revisa la duración de las cápsulas de Woki Toki], el intercambio de estos productos [la viralización], la interactividad y la reticularidad, permitiendo ser parte del mensaje de «todos a todos». Sólo piense cuántas oficinas, empresas, universidades o amigos copiaron estos de las «42 frases de…» e hicieron sus propios videos compartiéndolos en la red.
Insisto, lo de Santa Ana es el reflejo de una nueva sociedad, algo que los tradicionales canales de televisión deben repensar y actuar con rapidez para no quedar fuera de este tren.
42 frases típicas de Audiovisuales
La estrategia no debe ser llevar a este personaje a su canal, ni tampoco imitar estos contenidos para TV. Por el contrario, producir contenido alternativo y transmedial, ocupar sus espacios en redes sociales para escuchar la voz de la calle [o de la tablet y celulares], desarrollar programación para la web. Proponer y dar oportunidad a nuevos rostros, al ciudadano común, no al actor de teleseries que vemos decenas de veces en pantalla, ni menos intentar decirnos que estamos equivocados y que la TV será el padre de todos los medios.
Hay que estar atentos a la Social TV y tomar nota de lo que la gente desea y exige. A veces lo detallo en clases: ya no se trata de hacer simplemente televisión. Lo que debe hacerse es degenerar experiencias globales multiplataforma y narrativas transmedia con y desde los prosumers [espectadores – productores de contenidos] en redes de Internet.
El desafío, en este sentido, es amplio, pero las pruebas están a la mano, en la votación de la gente por un Rey Guachaca.
Como dice un antiguo proverbio oriental: El camino parece imposible, pero alguien tiene que dar el primer paso.