Mostrando siempre un estilo claro pero con la habilidad de poder comprender cuáles son las exigencias que tiene el director de turno, Tim Squyres se ha adaptado y potenciado cada trabajo que ha recibido durante sus más de 20 años de carrera.
En esta oportunidad, Tim habla de su experiencia trabajando en tres proyectos distintos, con directores disímiles. La mencionada El Tigre y el Dragón con Ang Lee, Gosford Park con Robert Altman y Rachel Getting Married con Jonathan Demme. Si quieres saber cuales son sus impresiones sólo debes seguir leyendo tras el salto.
Cuando Ang Lee me dijo que iba a hacer un filme de artes marciales (El Tigre y el Dragón), me quedé perplejo. Pero era un proyecto emocionante, y estuvimos en sintonía durante todo el proceso. Al principio hablamos sobre lo que nos gustaba y lo que no de las películas de artes marciales. Las coreografías de lucha, la fotografía y el montaje estaban diseñados para ser suaves y fluidos; no queríamos que pareciera demasiado abrupta o recortada. Lo curioso es que me nominaron al Oscar por ese trabajo y sospecho que fue por las escenas de acción, pero en realidad esa fue la parte fácil. Montar una película de artes marciales ni siquiera es un trabajo a tiempo completo; estaban dos semanas rodando una escena de acción y yo la montaba en cuatro días. Primero tuvimos que montar todas las escenas de lucha, porque había que borrar todos los cables, y luego trabajamos en la parte difícil, que eran los diálogos. Algunas de esas escenas simplemente desaparecieron, porque los guiones que me entregaron estaban muy mal traducidos del chino, hasta el punto de ser casi incomprensibles. Sólo tenía fe en que al final todo tuviera sentido. Si no hubiera sido un proyecto de Ang, no lo habría aceptado.
Gosford Park (2001) fue un auténtico placer. Tener la oportunidad de montar una película de Robert Altman –fue uno de los directores que me influyeron a la hora de decidir trabajar en cine– era muy emocionante. Era un trabajo complicado ya que había muchos personajes y el guión era largo, y no rodó en absoluto de forma convencional. De hecho, obtuvo una cantidad sorprendentemente escasa de metraje para esa película, y muchos de mis procedimientos habituales no funcionaban debido a su forma de rodar. Las cámaras se movían de continuo, y no paraba de desplazarlas hacía delante y hacía atrás, sin ningún tipo de planificación. El montaje consistió en revisar el metraje y encontrar los momentos que funcionaban. Por lo general, si te gusta más la toma siete que la cuatro, simplemente las intercambias, pero en Gosford Park no fue así, porque la cámara estaba en un lugar distinto, de manera que los cortes no encajaban. No se podía mezclar y pegar; cada escena era un pequeño puzle muy complicado, colocado encima del más grande, que entrelaza distintas historias de arriba y de abajo. Bob es director en el sentido más literal, ya que toma lo que cada uno aporta al proyecto y lo dirige de forma que todos trabajemos juntos. Pero no te dice lo que tienes que hacer. Quiere ver lo que puedes aportar, y luego lo conduce hacía una dirección concreta para que funcione con lo que están aportando todos los demás. Al fin y al cabo, estaba previsto que Gosford Park fuera un poco desordenada en lo que se refiere al estilo visual. Bob no quería hacer algo fácil. Debería ser un reto, algo un poco complicado. Me llevó un tiempo comprender su estética; había visto muchos de sus trabajos, pero es distinto tener que hacer tuyo su estilo y montar la película de forma altmanesca.
Si hubiera trabajado en Rachel Getting Married (2008) antes que en Gosford Park, me habría resultado mucho más difícil. Rachel Gettin Married es un filme muy desestructurado y centrado en la improvisación, que se filmó casi como un documental. La escena del ensayo de la boda se hizo en 2 tomas de 45 minutos con 5 cámaras, y eso fue todo. Jonathan Demme quería que la gente y yo mismo experimentáramos, y había muchísimas formas de montar ese metraje. Cuando tienes un material como éste, es complicado saber lo que hay que hacer. No posees el apoyo estructural que sueles tener, como los planos medios, los primeros planos y las alineaciones de las líneas de la mirada.
En la escena del ensayo de la boda, Anne Hathaway se levanta y propone un brindis, y ése debe de ser uno de los momentos más incómodos de la historia del cine. Por lo general, ése habría sido el final de la escena, y habríamos cortado. Pero no lo hicimos. Seguimos con ella, y tres personas más propusieron un brindis antes de cortar. Nos gustaba la idea de decir que en la vida real no hay cortes de escenas. En una situación como ésa, la gente superaría la incomodidad y continuaría con la velada. Jonathan quería que fuera desestructurado e indulgente, pero en el buen sentido.
Como montador, es muy importante que no desarrolles tu propio estilo personal. Éste debe adaptarse al metraje. Así, el estilo que utilicé en Rachel Getting Married es muy distinto del empleado en Sense and Sensibility. Son filmes diferentes, y es importante ser flexible y sensible a los puntos fuertes del material y a lo que funciona en cada proyecto. Estoy muy contento de no tener que montar la misma película una y otra vez.