Seguimos analizando el trabajo de los directores de fotografía en este apartado que hemos denominado Fotógrafos de Cine y que cada martes nos acerca un poco a la apreciación de un trabajo no siempre valorado y además poco enseñado en algunas escuelas audiovisuales. El turno de hoy es para Owen Roizman, reconocido por su estilo que el mismo denomina «realista» y que ha sido pilar fundamental de películas como El Exorcista y Tootsie. No dejes de leer después del salto y como siempre, compartir con tus amigos en redes sociales 🙂
Owen Roizman y la fotografía realista en Cine
Me gustaba pensar que no tenía un estilo concreto, pero entonces me di cuenta de que cuando la gente me contrataba para rodar películas, en realidad quería de mi algo concreto. Hay muchas palabras para definirlo, pero la que a mi me gusta usar es realismo, no realismo documental, sino una estética que parece real, como una especie de realismo aumentado. Me gustaba mucho que la gente me dijera: «¿Rodaste <<The French Connection>> únicamente con luz ambiental? Al menos eso parecía». A lo que yo respondía: «Tomaba lo primero que encontraba en el camión». En otras palabras, sólo iluminé lo que no eran exteriores con luz natural. Pero lo hacía teniendo en cuenta que quería intentar que pareciera que no estaba iluminado. Ahora bien, si la rodara hoy con todo el material del que se dispone, creo que lo prepararía todo para poder filmar sin ningún tipo de iluminación.
En esa época, los objetivos y las películas eran más lentos, de modo que si querías que algo pareciera que no estaba iluminado, tenías que iluminarlo de todos modos; si no, no tenías exposición.
Mi gran afición era la magia; me encantaba engañar a la gente. Así que siempre pensaba: «Muy bien, voy a iluminar esto de tal forma que habrá directores de fotografía que se preguntarán dónde he colocado la luz». Era como un pequeño juego mental. De modo que diría que mi estilo, en el mejor de los casos, consistía en hacer que todo pareciera natural o real.
Fotómetro en mano, Owen Roizman mide iluminación en el set de El Exorcista, junto a Linda Blair
En The Exorcist [El Exorcista], de una de las cosas que Billy Friedkin y yo acordamos desde el principio fue que, para conseguir lo que queríamos, íbamos a rodas la película de modo que no pareciera de terror. El público no debería descubrir nunca los trucos. De hecho, así es como se consigue introducirles inconscientemente en la historia: haciéndoles sentir que están siendo testigos de algo que podría estar sucediendo de verdad. En el caso de El Exorcista, quisimos que fuera muy verosímil en todo momento.
Trabajar junto a Dick Smith para The Exorcist [El Exorcista]
Además de ser una gran película de terror, El Exorcista sigue siendo una lección magistral de maquillaje, un aspecto que planteó importantes retos a Roizman.
«Al principio simplemente no quedaba bien, recuerda. Dick Smith, nuestro maquillador, tuvo mucha paciencia: no paró de probar cosas nuevas. Pero ciertas cosas, al verlas, pensabas que estaban bien, que quedarían bien; no obstante, cuando las visionabas en la pantalla no provocaban la misma reacción. Puede que fuera algo relacionado con la emulsión, o con los colores del propio maquillaje. El caso es que tuvimos que rodas muchas pruebas de maquillaje.» Por supuesto, parte de la dificultad de llevar a cabo la transformación del personaje de Linda Blair residía en el hecho de que no había ningún referente de la vida real con el que comparar el maquillaje, de modo que el equipo creativo tuvo que trabajar instintivamente. «Dependíamos de la credibilidad», afirma Roizman.
El artista del maquillaje Dick Smith, asistido por el estilista Bill Farley y parte del trabajo con Linda para El Exorcista.
Algunas de las primeras pruebas de maquillaje que hicimos con los cortes en la cara, entre otras cosas, literalmente hacían reír. Si hubieras estado en esa habitación encerrado con esa criatura hubieras dicho: «Esto lo ha hecho un maquillador profesional». Uno de los problemas que se nos plantearon fue que, incluso después de que Smith encontrara el maquillaje perfecto de Blair, se necesitaban muchas horas cada mañana para volverlo a reproducir. Y obviamente, el aspecto del personaje podía variar un poco de un día a otro. «No iba a quedar igual – recuerda Roizman -. Y mientras tanto yo me esforzaba al máximo para asegurar que, al menos por mi parte, todo quedara coherente. Para mi fue crucial usar exactamente la misma iluminación, la misma temperatura de color y la misma intensidad y exposición todos los días. El maquillaje se hacía a mano y con una gran maestría, pero siempre tienes que dejar un pequeño margen de error humano. Por fortuna, ocurrió en muy pocas ocasiones, y si no quedaba bien, Dick Smith era muy comprensivo y podías hablar con él. No era nada egocéntrico en ese sentido. Se implicaba personalmente y no paraba hasta que quedaba bien, porque es un artista».
Owen Roizman en su turno de operar la cámara voladora, en un artilugio construido por el equipo de grip, al mando de Eddie Quinn, para El Exorcista.
Por ahora dejamos hasta aquí la conversación con Roizman. La próxima semana lo volveremos a traer para conversar sobre la dirección de fotografía en Cine y sobre su trabajo junto a Dustin Hoffman en Toosie.
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