Siguiendo las normas de Internet y los tiempos que corren iba a titular esta entrada como las 10 cosas de Whiplash que tal vez no sabías, pero seguro ya más de alguien lo hizo, así que, en vez de numerar una lista, sólo contaré mi experiencia con ella y de paso algunos detalles, más cargado a lo musical, que bueno, «tal vez no sabías!«.
«Si no tienes talento terminas tocando en una banda de rock»
Si para algo soy experto, es para ver aquello de lo que todos hablan, mucho, pero mucho tiempo después, a veces me puede llevar años, como fue el caso de Breaking Bad, serie que pude ver completa sólo hace un par de meses, cuando ya todo el mundo sabía el final y los entretelones. Pero no es algo que me moleste, por el contrario, me sirve, porque en el camino voy acumulando comentarios y voy forjando en mi cabezota una idea de lo que me espera cuando me siente y me disponga a ver cada película o serie. Por lo mismo no escribo críticas. Primero porque no sé hacerlo y segundo porque saldrían publicadas cuando ya a nadie le importa.
Por eso lo quiero hacer acá es compartir algo de la experiencia. Me pasó con Birdman, que pensé, de lo que he visto y recuerdo, porque mi memoria es deplorable, es una de las películas en donde mejor se ha puesto al jazz en su lugar. Simple. Pero meses después, veo Whiplash y recuerdo las letras de mi amigo Mora cuando me preguntó: ¿Ya vacilaste Whiplash? y PUM! sí que me la vacilé. En la soledad de mi pieza claro, pero con los parlantes a todo dar.
Antes, lo obvio. Que las actuaciones son de lujo, que la tensión provocada con recursos mínimos casi deja en ridículo a las grandes producciones de Hollywood llenas de bombazos y artilugios grandilocuentes, que sus más de 100 minutos se pasan volando, que el esfuerzo y sacrificio de los que quieren ser realmente buenos en algo, que su bajo presupuesto, ¿ya lo había dicho? bueno, todo eso que pueden leer en las críticas de todos los sitios y que se publicaron, por supuesto antes que se estrenara en cines.
Lo que pensaba durante la película
Me llevó obviamente a recordar que cuando niño por algún motivo que desconozco, mientras en Concepción la radio Gabriela era la más «taquilla», yo en Tomé, cuando no se escuchaba la BioBio o la radio Tomé para saber dónde era el incendio, disfrutaba con la radio Classica y sus tardes de Jazz y las Jam Session, con Marinho Bofa y por supuesto toda la música que en ninguna otra radio podía encontrar. Así fue como conocí de Marsalis, Ellington, «Bird» Parker, Monk, D’Rivera, Cobham, y tantos tantos otros que intentar nombrarlos sería iluso y seguí luego buscando cercanía a través de otros músicos, de tocar el bajo, de ir a más de una «tocata» de jazz en la facultad de derecho de la UdeC, donde conocí a Don Hugo Rojas, bajista por ese entonces, aunque creo que todavía, de Jorge Díaz Quinteto a quien perseguí insistentemente para lograr que me hiciera clases particulares en su casa de Cerro Alegre. Él, al igual que el personaje de J. K. Simmons, aunque mucho menos violento por suerte para mi, intentó empujarme un poco más. Don Hugo, lamento haberlo decepcionado y terminar dedicándome a esto del audiovisual. Al menos no terminé en una banda de rock 😛
En fin, eso es lo que me pasaba con la película y claro, mientras transcurría, reconocía la música y pensaba en algunas cosas, como por ejemplo, ¿se fijaron en la secuencia inicial? La idea de una secuencia inicial en el cine, y al menos es lo que se supone, es enganchar al espectador para que se quiera tragar el resto de material audiovisual, sin sentir que pagó una entrada por algo que no le motiva, suponiendo que pagó una entrada y no la vio online como lo hice yo vía PopCorn. Pues bien, en cuanto a la música, esto calza perfecto. Con toda una onda a Henry Mancini [la pantera rosa, para quienes no lo conozcan] esta obertura llena de tambores y bronces todopoderosos logra en 3 minutos quedarse en tu mente como el mejor gusano de oído, evocando un sonido muy del jazz de los sesentas que merece todo el respeto para su compositor, Justin Hurwitz.
«When I Wake» #MatandolaMagia
Algo que comúnmente hacemos en nuestra página de facebook es develar algunos secretos del cine con imágenes de Making Of a lo que llamamos «Matando la Magia», pues esto es algo así pero musical. Recuerdan la escena superior, cuando el jovencito invita a la bella niña a comer pizza?, en el local le dice que le gusta la música que ponen allí, y que lo que suena en ese momento se llama «When I Wake», es más, prosigue intentando impresionar con los datos duros: «Jackie Hill. 17 de julio, 1938«.
Resulta que efectivamente están en una escena de restaurante y por los altavoces suena lo que parece ser una vieja composición de jazz, que al oírla no puede uno imaginar que no sea de los años treinta, sin embargo, no se trata de una real vieja melodía, ya que el presupuesto simplemente no alcanzaba para comprar los derechos de un viejo jazz como ese, que además se iba a usar en un espacio tan breve de la película, por lo que una vez más aparece como salvador el joven Hurwitz quien demostrando toda su habilidad como imitador, logró dar con una composición que aderezada además con los rasguños y chasquidos que hacen tan típicos a los vinilos, le dan completa credibilidad al discurso del joven Neiman.
Tal vez ahora están pensando que el tema que da nombre a la película, tampoco exista realmente, pero tranquilos, en esto no nos mintieron. Efectivamente «Whiplash» forma parte del puñado de composiciones originales que fueron rescatadas en la película y pertenece al también compositor y saxofonista, Hank Levy. Para aquellos que hasta antes de la película nunca la habían oído, tendrán que sufrir el trauma de, cada nueva vez que la oigan, recordar la voz del tirano Terence Fletcher gritando: «Not my tempo!»
«Caravan»
Y para finalizar con esta entrada de corte musical, a la que no supe qué nombre ponerle, un clásico de los standard que no podía ser menos en una película que pone al jazz en su justo lugar, el más alto. ¿Se imaginan salones de baile atiborrados de señoras con sus joyas y vestidos costosos moviendo las caderas al ritmo de este tema? Es que precisamente a eso se dedicaban las Big Band en la antigüedad, a amenizar bailes de salón, donde obras de músicos como Duke Ellington, quien hiciera conocida esta pieza de Juan Tizol en 1936, eran número fijo. Y pongo a las Big Band porque precisamente así es como se presenta el arreglo en la escena final de la película, de la cual no daré más detalles para evitar spoilers, pero que te deja con los pelos de punta. Tal vez no si nunca fuiste músico, y eres un raro caso de humano sin sentimientos, pero estoy seguro que no serás ese caso.
Así las cosas, no se puede terminar esta entrada sin compartir el video con el soundtrack completo de la película, para subir el volumen y darle play con loop activado. Espero que compartan su experiencia con Whiplash, la mía al menos, la sigo disfrutando!