Hace sólo unos días escribimos acá sobre Gen Mishima, la nueva serie de TVN, fuimos cautelosos en la critica, porque obviamente estábamos esperando a ver el primer capítulo, la noche de ayer la espera llegó a su fin.
La secuencia inicial no partió tan mal y por lo menos hasta ahí, las cosas pintaban relativamente para bien, sin embargo a medida que transcurrió el capítulo, la tensión, la expectativa y el interés, se fueron diluyendo peor que sueldo de chileno medio, en tiempos de inflación.
Algunos de los puntos que contribuyen a que Gen Mishima se aproxime peligrosamente a ser una más de las tantas series que quisieron ser largometraje pero murieron en el intento.
Lo mejor del estreno, fue darme cuenta lo linda que es Celine Reymond.
Cámara en mano.
Acá seré sincero, personalmente es una propuesta que me gusta utilizar y que sea utilizada, pero creo que su uso debe ser cuidado y medido. Un recurso como este sugiere, acción, incluso cuando explícitamente esta no exista y una observación externa que lo hace visualmente más interesante.
Sin embargo su abuso, puede denotar también pobreza creativa a la hora de planificar el montaje y sin duda ensuciar más de lo debido algunas secuencias que deben pensarse para darle un respiro al espectador, a fin de que este pueda procesar el exceso de información que a ratos se le entrega, sobre todo cuando el guión esta plagado de gustos personales y guiños de los realizadores al cine de autor.
Expectativas.
Un docente nos dijo una vez, la creación de expectativas demasiado altas puede ser funesta. En el caso de Mishima, claramente las expectativas le jugaron en contra y no fue capaz de dar con la talla de nueva gran serie de ciencia ficción nacional. Faltó claridad en el planteamiento, faltaron los efectos especiales de los que tanto se habló [aunque sean sutiles debieron estar en el arranque] y sin duda faltaron más puntos altos en el guión que permitieran atrapar al espectador.
La hacen para ellos mismos.
Si la gente de Parox me escribe para contarme que la serie, desde un principio fue pensada como producto para gusto personal, todo me quedaría mucho más claro.
Es que en todo momento sentía que ocurría el típico error de escuela. Son tantas las ansias de elaborar un producto audiovisual innovador, que se cae constantemente en crear la pieza con códigos y vocabulario más bien excluyente, mucha fórmula matemática, mucho término rebuscado y mucho nick del imperio del sol naciente, que la hace apta para otakus y nostálgicos del cine japonés, pero obviamente no para todo público.
La serie hace uso de un recurso más que gastado para dar el arranque a su primer capítulo. El protagonista se enfrenta a un interrogatorio y a partir de ahí se van intercalando las secuencias a modo de flashback. Práctico, pero repetido.
En medio del interrogatorio, Ignacio el periodista, cuenta que no trabaja para nadie en especial, sino que realiza una investigación para su libro y que vivió 3 meses junto a Helena, la joven que un día apareció de la nada en su casa.
Ante esto la pregunta obvia, pero que al parecer a nadie más se le vino a la mente es:
¿Y cómo hace este tipo para vivir todo este tiempo, tener plata para cigarros, los que fuma cada 10 minutos, mantener además a una nueva compañera, sin trabajarle un día a nadie?
En fin, visto el primer capítulo, que «se suponía nos tenía que dejar más que enganchados para la próxima semana«, Gen Mishima quedó en deuda y da lata porque es producto nacional de realizadores jóvenes y uno que siempre está esperando que de una vez por todas explote la industria audiovisual y nos llene de trabajo a todos exportando series de todo tipo al extranjero…
…Pero otra vez nos quedamos con las ganas, y seguimos acá, y el único pseudo chileno que llega a Lost es un guatón con pinta de “Rey de la parrilla” y los gringos ¿qué se imaginan de nosotros? Que en Chile somos todos igualitos a “Mandolino”.
PD: Son 8 capítulos, a ver si en los otros 7 se arregla la cosa.
Y a ti, ¿qué te pareció la serie?
Salu2
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