Esta presión la han ejercido, primeramente, en forma explícita y mentirosa (invocando la defensa de los televidentes) y pagando para ello inserciones millonarias en los diarios y, luego, de manera más solapada e hipócrita, sugiriendo la necesidad de nuevos estudios antes de tomar una decisión.
Ante esta palmaria impudicia que a nadie escandaliza, hay que reiterar que a estos privilegiados la norma norteamericana les resulta más cómoda porque tiene capacidad para menos señales que su equivalente europea, lo que conlleva una más fácil mantención del status quo -que siempre será la opción de los privilegiados- y,
consiguientemente, menos competencia, el Leviatán de los gozadores de prevendas.Por el contrario, a nosotros, los televidentes anónimos -nada que menos los directamente afectados por estas componendas-, obviamente, lo que nos interesa es la mayor cantidad de canales posible.
A todo lo anterior, hay que agregar que la norma norteamericana sólo la utilizan Estados Unidos y sus países vecinos, en tanto la norma europea ha sido la opción de más de 120 naciones en los Cinco Continentes, incluidos nuestros hermanos de Uruguay y Colombia.
Escrito por Rafaél Cárdenas Ortega para Visión Ciudadana.
Reproducido con autorización del autor.
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