Dentro de las grandes ilusiones que el cine nos ha entregado durante sus poco más de cien años de existencia es la que nos hace creer que la vida, al igual como ocurre en las películas, funciona a través de algún orden previamente establecido.
Es esta ilusión la que explora Adam Anthony en su cortometraje The Maestro. El poder guiar los movimientos que ocurren alrededor, tenerlos bajo nuestro control.
Pese a lo simple del relato y a algunos efectos mal logrados, Anthony consigue un trabajo lúdico y divertido, en los que la locura y la libertad se mezclan en el improvisado Maestro.