Que seguimos aquí dándole caña a esta infame no-sección en donde seleccionamos, tras una arda semana de lectura, los dichos de renombrados directores de cine. Por aquí ya han pasado, por nombrar solo algunos, Pedro Chaskel, David Mamet y la semana pasada, Sidney Lumet.
Hoy, como ya se han dado cuenta gracias al título, toma el testigo esta semana, Steven Soderbergh, conocido por películas como Sexo, mentiras y video, el diptico del Che y la despreciable Solaris, quien en esta ocasión se explaya sobre lo que en define como filmes objetivos y subjetivos.
«Si existe una gramática del cine, es Griffith quien, incontestablemente, ha sentado las bases. Creo que en la actualidad no se tiene lo bastante presente hasta qué punto la contribución de este cineasta ha sido monumental. Imaginar a un director que descubre, apenas veinte años después de la invención de la cámara, que se puede pasar de un plano general a un primer plano, es como si James Joyce hubiera escrito el Ulises sólo veinte años después de la invención de la imprenta. Es revolucionario porque demostró que la continuidad visual no es primordial, que sólo es importante la continuidad emocional. A partir de este principio sentó las bases de una gramática que cada uno es libre de adaptar a su manera, en función de lo que pretende expresar. Y así como en sólo cincuenta años hemos pasado de El Nacimiento de una nación (1915) a Hiroshima Mon Amour (1959), lo que, en mi opinión, representa un salto magistral. Sin embargo, la puesta en escena, al menos tal como yo la concibo, no debe intelectualizarse. Cuando decido ubicar la cámara para un plano determinado, lo que hago de forma puramente intuitiva, aunque esta intuición, que se basa a la vez en las películas que he visto y las que he rodado, está en perpetua evolución. El único momento en el que realmente me obligo a reflexionar de un modo analítico sobre mi puesta en escena es antes del rodaje, cuando intento determinar si se trata de un filme objetivo o subjetivo. En efecto, he desarrollado una teoría según la cual hay dos tipos de películas, que se incluyen en las dos categorías anteriormente citadas. Un filme subjetivo es una interpretación personal, es decir, un filme en el que ordeno las cosas para presentar mi punto de vista sobre un tema o una historia determinada a fin de manipular las emociones del público en una cierta dirección. Un filme objetivo es todo lo contrario: en este caso mi papel consiste en retirarme y mostrar las cosas del modo más sencillo posible, para dejar que el propio espectador elija cómo quiere reaccionar emocionalmente. Por ejemplo, Ocean’s Eleven es un filme subjetivo, mientras que Traffic es el paradigma mismo de un filme objetivo. Ahora bien, cada enfoque exige su propio lenguaje, y por ellos es necesario que sepa cuanto antes en qué categoría se incluye el filme que me dispongo a rodar.»
TIRARD, LAURENT. (2008) Más Lecciones de Cine. España. Editorial Paidos.
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