Los cines eran en gran medida novedades itinerantes antes de que Harry Davis abriera The Nickelodeon en Pittsburgh, en junio de 1905. Su éxito fue tan grande que pronto tuvo 45 ciudades rivales; a finales de 1906, se habían abierto 2.500 nickelodeons en todo el país, lo que supuso una revolución en el modo en que se verían, distribuirían y producirían las películas en Estados Unidos.
Como cada martes en Editando, te dejamos después del salto todos los detalles de una de las 100 ideas que para siempre cambiaron la historia del Cine!
Idea n° 14: Los Nickelodeons, perfeccionando la oferta de entretenimiento para el gran prúblico.
En sólo cuatro años, la cifra de estadounidenses que iban al cine todos los fines de semana alcanzó los 26 millones, y en 1914, había un total de 14.000 nickelodeons, [término proveniente del inglés nickel, moneda de 5 centavos], que competían con los emergentes «palacios de sueños». Algunos eran lugares sucios y de dudosa reputación, pero la mayoría estaban cuidados y su tamaño variaba de las salas de 99 asientos a los auditorios reconvertidos, capaces de acomodar a varios cientos de personas a la vez.
A pesar de la convicción de Louis Lumière de que las imágenes en movimiento serían una moda pasajera, lo cierto es que continuaron siendo una atracción rentable bien entrada la primera década del siglo XX en teatros de vodevil, barracas de feria, salones parroquiales y cualquier otro lugar donde los empresarios oportunistas pudieran asegurarse una taquilla.
Desde aproximadamente 1902, sin embargo, se usaban en los teatros de vodevil estadounidenses, después de la función principal, los documentales de viajes, los noticiarios y las películas de trucos para dispersar a los posibles moscones y merodeadores, y el cine sólo recuperó popularidad a través de una combinación de planteamientos narrativos y nickelodeons.
Anticipando las modernas atracciones temáticas, Hale’s Tours presentó, desde 1906, documentales de viajes en salas diseñadas a imitación de los vagones de tren.
Futuros magnates capitalistas como Adolph Zukor, Carl Laemmle, Louis B. Mayer y los hermanos Warner se cuentan entre los primeros propietarios de nickelodeons, que convirtieron ir al cine en un hábito nacional al abrir 16 horas diarias, de modo que quienes hacían compras tardías, salían a trabajar o querían distraerse por la noche podían engancharse a los programas cortos de 20 – 30 minutos.
Los inmigrantes se deleitaban con este entretenimiento que no ponía a prueba sus conocimientos de la lengua inglesa, pero el grueso de la audiencia se componía de niños y de mujeres de más de 30 años. Los propietarios trataban de atraer a las familias de clase media aderezando los programas con canciones ilustradas y actos de vodevil.
Las películas eran mudas, pero la mayoría se acompañaba con interpretaciones en directo o grabaciones de canciones populares que traducían las complejidades del naciente estilo narrativo. Las salas más grandes ofrecían narradores o también actores que interpretaban los guiones entre bastidores. Algunos incluso invirtieron en máquinas que producían efectos sonoros, pero la mayoría empleaba pianistas para crear el acompañamiento adecuado, y los cineastas respondieron incorporando acción musical en sus películas.
Mabel Normand comenzó su carrera en las canciones ilustradas con diapositivas y tarareadas por los espectadores, muy populares entre el público de los Nickelodeons.
El día de Acción de Gracias de 1908, el William Fox’s Theatre de Nueva York vendió 12.000 entradas. La necesidad de cambios regulares de programación para mantener tal afluencia de público había llevado a la creación de empresas de intercambio de películas que alquilaban los últimos estrenos.
Pero aunque la producción se triplicó a principios de 1908, el trust que controlaba el cine estadounidense, [el conglomerado Edison que comprendía Edison, Biograph, Vitagraph, Lubin y Selig Polyscope] no podía atender la demanda, y dos tercios de las películas que se proyectaban en Estados Unidos tuvieron que importarse, principalmente de Francia y Gran Bretaña.
Recién llegados a la industria afrontaron el reto de la producción en Estados Unidos, entre ellos Kalem, Essanay, Nestor y Champion. Las empresas francesas Pathé y Éclair también abrieron estudios en Estados Unidos, al igual que la primera directora, Alice Guy Blaché, y la primera estrella cinematográfica con nombre propio, Florence Lawrence, anticipándose bastantes años a la creación de United Artists en 1919.
El boom de los Nickelodeons tuvo su fin con la llegada de los largometrajes. Pero para entonces, ya había sentado las bases que permitirían a Hollywood dominar el mercado internacional después del declive de la producción europea durante la primera guerra mundial.
Gracias a todos los que cada semana comparten estos artículos, se preparan con cariño, porque algún día alguien los necesitará y les serán útiles.
Saludos!
4 comentarios
Deep thought! Thanks for coginibuttrn.
Imagenes en movimiento, una moda pasajera…que profecía mas errada
Gracias Sofía siéntete libre de compartir y muy agradecidos de tu comentario 🙂
Muy interesante 🙂 es como un pedacito de la historia del CINE, felicidades por su página…