A los actores siempre se les ha escogido por su aspecto y su forma de desenvolverse tanto como por su talento, con el fin de que la acción de una película sea lo más auténtica y accesible posible. Lo cierto es que el typage es una faceta crucial en las decisiones de reparto.
¿De qué se trata?, si no lo has leído o escuchado aún, te lo contamos en detalle, como siempre después del salto!
En «Tierra» de 1930, Alexander Dovzhenko eligió a Yuliya Solntseva, su mujer, para encarnar la pureza y la fecundidad del campo soviético.
Idea n° 40 | El Typage: Contratados por el físico
El typage se importó del teatro y demostró ser de enorme utilidad en el cine mudo, pues permitía crear personajes rápidamente reconocibles sin tener que hacer una digresión abandonando la trama. Sin embargo, esta identificabilidad no sólo se aplicaba a los actores de reparto, los de carácter, los papeles cortos o los extras.
Así, las estrellas también se elegían para interpretar determinados papeles, y esta familiaridad no sólo potenciaba su atractivo comercial, sino que también reforzaba las convenciones del género en cuestión, fuera comedia, melodrama, policíaco, de terror o western.
El pernicioso hábito de Hollywood de maquillar a intérpretes de rasgos caucásicos para que parecieran orientales, limitó las oportunidades de excelentes intérpretes como Anna May Wong, actriz secundaria en Shangai Express de 1932.
Sergei Eisenstein rechazaba muchos aspectos del cine mayoritario, pero reconocía el valor que tenía el typage en su estilo formalista, que daba el mismo énfasis a lo visual que al contenido, pues permitía al público entender de inmediato el estatus de cada figura en una ráfaga de imágenes dispares. Además, como La Huelga [1925], El Acorazado Potemkin [1925] y Octubre [1927] eran obras esencialmente propagandísticas, resultaba vital que los espectadores se vieran retratados a sí mismos en el héroe colectivo que establecía el nuevo orden. Vsevolod Pudovkin y Alexander Dovzhenko también elegían con frecuencia a personas desconocidas, y muchos de los tipos que representaban pasaron a la época del realismo socialista.
La contratación de actores no profesionales en papeles protagonistas por su capacidad de sugerir «tipos» se dio en clásicos del neorrealismo como Alemania, año cero [Germania anno zero, 1948], de Roberto Rossellini, o La terra trema [1948], de Luchino Visconti. Vittorio de Sica rechazó a la estrella de Hollywood Cary Grant en favor del operario de fábrica Lamberto Maggiorani para el papel protagonista de Ladrón de bicicletas en 1948; el papel del devoto hijo se dio al niño de 7 años Enzo Staiola por su forma de andar.
El director francés Robert Bresson priorizaba cualidades que se registrarían en la cámara por encima de la fotogenia al elegir los «modelos» a los que imbuiría del llamado «naturalismo automatizado». La idea era que, en películas como Un condenado a muerte se ha escapado de 1956 o Pickpocket de 1959, los espectadores proyectarían su propia reacción en las palabras y las acciones del personaje más que compartir su simulada emoción.
El actor portorriqueño Luis Guzmán es elegido invariablemente para interpretar papeles de tipo duro dentro o fuera de la ley. Lo mismo ocurre con otro actor de raíces latinas, Danny Trejo, a quien solemos ver interpretando papeles secundarios como antagonista o anti-héroe.
Frank Capra describió una vez las películas como mesas en cuya brillante superficie estaban las estrellas, mientras que las «personas de carácter» eras las patas. Hollywood apreciaba sin duda la necesidad de disponer de una amplia gama de actores secundarios, y la mayor parte de los estudios contaban con sus propias empresas de reparto, lo que tenía sentido tanto cinematográficamente como económicamente, pues muchos de los contratados eran intérpretes veteranos que conocían bien su oficio, costaban poco y podían cumplir con las planificaciones trabajando en varios proyectos a la vez. De hecho, a diferencia de las estrellas, estos «actores de carácter» rara vez eran temperamentales o inadecuados para el papel, y los espectadores sabían exactamente qué esperar de ellos cada vez que salían en pantalla.
C. Aubrey Smith, William Demarest, Margaret Dumomnt, George Zucco, Gabby Hayes o Gale Sondergaard eran reconocibles en pantalla aunque la gente no supiera su nombre. Los estereotipos raciales, por otro lado, limitaron gravemente las oportunidades de incondicionales como Anna May Wong, Hattie McDaniel o Katy Jurado.
Muchos de los actores de reparto o de carácter de la vieja guardia se pasaron a la televisión cuando se desmoronó el Studio System. Sin embargo, los directores de casting de todo el mundo siguen recurriendo a ellos, con muchas estrellas maduras aceptando papeles secundarios al lado de estos actores fiables y versátiles que aportan credibilidad, color y convicción a las escenas sin por ello robar protagonismo.
Cuarenta publicaciones hemos completado ya sobre Cine y esperamos ser capaces de continuar con las 60 que nos restan. Aunque algunos ignorantemente digan que sólo nos dedicamos a escribir de cámaras que nunca hemos utilizado, la próxima semana, la publicación 41 de este apartado nos tendrá escribiendo sobre el Surrealismo, Luis Buñuel y otras yerbas siempre interesantes. Esperamos como siempre contar con sus comentarios y buena onda en las redes sociales.
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