Ningún medio ha tenido mayor influencia sobre el cine que la televisión. Su aparición a finales de la década de 1940 exacerbó la crisis económica que amenazaba la existencia de Hollywood. Pero, dado que hoy en día la gente ve más películas en la televisión que en la gran pantalla, la primera se ha convertido en un socio principal de la producción cinematográfica mundial.
Un nuevo martes, una nueva idea de las 100 que cambiaron la historia del Cine, como siempre en su sitio audiovisual de cabecera. Siga leyendo, no sea lelo! 😀
Idea n° 63 | La Televisión: ¿Amigo o enemigo?
A dos años de que la asistencia a los cines estadounidenses alcanzara el récord semanal de 100 millones de espectadores y una recaudación en taquilla por valor de 1.750 millones de dólares, los estudios se vieron obligados a imponer recortes, despedir personal y reducir la producción ante el alza de los costos, el proteccionismo extranjero y los decretos Paramount de 1948. Pero nada tuvo tanto impacto como la televisión, que obligó a cerrar cines por todo el país al aumentar los hogares que la sintonizaban de uno a 50 millones entre 1949 y 1959.
Los intentos de Hollywood de lanzar canales de suscripción y de disponer de emisión televisiva en las salas fueron frustrados por la comisión federal de comunicaciones, y los estudios tomaron represalias negándose a vender películas a las cadenas de televisión y prohibiendo a las estrellas que aparecieran en sus programas.
También invirtieron grandes sumas en nuevas tecnologías como la pantalla panorámica, el color, el estéreo y el 3D, para atraer al público de nuevo a las salas. Esta concentración en las películas de serie A, llevó al abandono de los noticiarios, los dibujos animados y los seriales, que encontraron un nuevo hogar en la televisión, lo mismo que el western.
Además, la NBC, la CBS y la ABC comenzaron a producir sus propias películas para la pequeña pantalla, y la ocupación en 1957 del estudio RKO por la empresa televisiva Desilu, de Lucille Ball, confirmó el cambio en el equilibrio de poder en Hollywood.
A finales de la década de 1950, el 80% de la programación de máxima audiencia se producía en Hollywood. Los estudios habían aceptado por fin alquilar sus catálogos atrasados, de modo que películas que apenas se habían vuelto a ver desde su estreno se convirtieron en favoritos familiares.
Aunque los espectadores comenzaron a conocer cada vez más el cine, tuvieron que acostumbrarse a que las películas se cortaran para que encajaran en los espacios de la programación, a que se incluyeran pausas publicitarias y a que sufrieran la censura para aplacar a patrocinadores y grupos de presión.
También tuvieron que conformarse con que las imágenes panorámicas se recortaran para centrarse en la acción principal, aunque los intentos de la década de 1980 de colorear los clásicos en blanco y negro se encontraron con mayor resistencia.
Varias estrellas maduras se embarcaron en una nueva carrera en la pequeña pantalla, y así Groucho Marx y Loretta Young se cruzaron con Charlton Heston y James Dean en direcciones opuestas. Surgió también una nueva generación de escritores y directores, y la adaptación cinematográfica realizada por Delbert Mann de Marty [1955], de Paddy Chayefsky, se convirtió en la primera pieza de origen televisivo ganadora de un premio a la Academia a la mejor película.
Posteriormente, series como Dragnet, Star Trek o Los Simpsons pasaron al cine, y películas de éxito hechas para la pequeña pantalla, como El diablo sobre ruedas [Duel, 1971] o La última seducción [The last seduction, 1994], se aseguraron estrenos cinematográficos.
Muchos críticos han culpado a la televisión de que el cine se dirija a los más jóvenes y el declive posclásico del argumento, el desarrollo de los personajes y el equilibrio narrativa-espectáculo, así como del aumento en el uso de primeros planos, los cambios de foco rápidos entre sujetos, la iluminación plana y la edición rápida.
Directores europeos del calibre de Ingmar Bergman, Federico Fellini, Roberto Rossellini o Rainer Werner Fassbinder abrazaron la televisión, y cadenas como la BBC, Channel Four en Gran Bretaña, y Canal Plus en Francia fueron las primeras en co-producir largometrajes.
Esta sinergia corporativa ha fortalecido recientemente los lazos entre Hollywood y las 1750 cadenas de televisión estadounidenses, y los acuerdos de ventas se hallan detrás de muchos presupuestos.
Lo cierto es que la durante mucho tiempo proclamada superioridad cultural del cine sobre la televisión está en peligro, y ciertos programas como Breaking Bad o House of cards reciben mejores críticas que muchas de las costosas producciones del Cine.
Como siempre decimos, comparta esto con sus amigos que nos hace bien a todos y así tiene tema para conversar 🙂
Saludos!