Lejos de ser un fenómeno moderno, las imágenes en movimiento han proporcionado entretenimiento doméstico desde la prehistoria del cine. Sin embargo, lo que antaño fue un terreno novedoso es hoy un componente crucial de la economía cinematográfica global y proporciona, entre otras cosas, un nuevo mercado donde recuperar los clásicos.
Es martes y como de costumbre tenemos una más de las 100 ideas que cambiaron el Cine. No sólo te invitamos a leer, sino también a compartir con tus amigos en las redes sociales, te lo agradecerán, eso es seguro!
Idea n° 95 | El entretenimiento doméstico: Todo queda en casa
Los aparatos ópticos como el taumátropo, el fenaquistoscopio y el zoótropo fueron los primeros en encontrar un mercado doméstico a mediados del siglo XIX. También se produjeron versiones a escala más pequeña de aparatos de entretenimiento público como el diorama, aunque Émile Reynaud invirtió esa tendencia al adaptar el praxinoscopio [una variación del zoótropo]para proyectar imágenes animadas ante audiencias más grandes en su Teatro Óptico.
Pero ninguno de estos artefactos fue tan popular en el entorno doméstico como la linterna mágica, que Ingmar Bergman recuerda con tanto afecto en Fanny y Alexander [Fanny och Alexander, 1982]. A pesar de ello, fue rápidamente superada por el proyector, pues las películas caseras se pusieron muy de moda tras la introducción de la película segura [1923] y del 8 mm [1932]. Tanto Jacques Demy como Bernardo Bertolucci, Francis Ford Coppola o Steven Spielberg realizaron obras juveniles para familia y amigos. Pero el cine doméstico nunca pudo igualar el impacto de la televisión.
A pesar de tener gran parte de culpa en la caída de las taquillas estadounidenses desde 1947, la televisión se convirtió con los años en el salvavidas de Holywood, en concreto cuando a mediados de la década de 1950 los estudios comenzaron a vender sus catálogos atrasados para que se emitieran por la pequeña pantalla.
Martin Scorsese ha afirmado que gracias a programas como Million Dollar Movie entró en contacto con películas clásicas que apenas se habían visto desde su estreno. Esta nueva accesibilidad se amplió dos décadas más tarde con la llegada de las cintas de video, que permitían el alquiler y la venta de películas de todos los períodos y lugares. En un primer momento, la industria cinematográfica se opuso al video por razones de derechos de autor, pero en 1995 el mercado doméstico constituía más de la mitad de los ingresos de Hollywood en todo el mundo.
Además, el video permitía encontrar público a cineastas que estaban fuera de la corriente mayoritaria. En particular, las exploitation movies fueron objeto de seguimiento de culto. Es célebre el caso de Quentin Tarantino, que adquirió su enorme cultura cinematográfica siendo vendedor dependiente de un videoclub. El boom tuvo sus controversias, sin embargo, y así hubo piezas de terror gráfico, apodadas «nasties», que suscitaron un debate sobre la censura en la década de 1980 en Gran Bretaña.
Promocional del antiguo Betamax Sony SL – 5400
La calidad de la imagen era una cuestión preocupante, igual que la conservación, cuestiones que mejoraron con el lanzamiento del disco láser, el DVD y el Blu-Ray. En 2003, el alquiler de DVD superó por primera vez el de VHS. El DVD ha modificado de forma considerable la presentación doméstica, que incluye paquetes extra con comentarios, reportajes de «cómo se hizo», documentales, versiones alternativas, escenas eliminadas, trailers, cortometrajes adicionales, galerías e información biográfica. El disco de 11:14 [2003], de Greg Marck, contenía también un elemento interactivo, buena prueba de que el vínculo entre las películas y los videojuegos está aumentando cada vez más.
Lo mismo sucede con la relación entre el cine e Internet. La promoción online de El Proyecto de la Bruja de Blair en 1999, elevó la recaudación de la película a 240,5 millones de dólares, cuando sólo había costado 22.000 dólares hacerla. Asimismo, el guión de Serpientes en el avión [Snakes on a Plane, 2006] se moldeó con la participación de los internautas en foros.
La banda ancha ha permitido que los animadores y los cineastas experimentales exhiban su obra online, y lugares como Youtube son escaparates para aficionados con talento. Sin embargo, la posibilidad de compartir archivos ha incrementado las descargas ilegales, por lo que el intervalo entre la presentación en cines y el lanzamiento en disco se ha reducido de forma drástica.
Se ha aumentado la inversión en espectaculares piezas 3D en un intento por combatir la piratería, con el resultado de que, en 2009, los ingresos de las salas [9.870 millones] superaron las ventas de DVD [8.730 millones de dólares] por primera vez en casi una década. El entretenimiento doméstico puede ser un gran negocio, pero nada puede superar la experiencia de la gran pantalla.
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