Desdeñado por los críticos, temido moralmente y poco fiable para la industria, el cine negro subsistió con bajos presupuestos y estatus de serie B. Fue un gueto artístico para los muchos directores europeos que llegaron a Hollywood en las décadas de 1940 y 1950, e hizo uso de innovadoras técnicas de cámara e iluminación para evocar la ansiedad y ambigüedad de Estados Unidos en la posguerra.
Es increíble como hemos avanzado ya en las ideas que cambiaron el cine, después del salto, encuentre una más y recuerde que puede revisar las anteriores y por supuesto compartirlas entre sus redes sociales.
El Cine Negro: Claroscuro y dureza
A pesar de que el crítico Nino Frank le diera nombre en 1946, el concepto de film noir, también conocido como «cine negro», sólo adquirió reconocimiento fuera de Francia en la década de 1960.
Los críticos no se ponen de acuerdo sobre si es un género, un movimiento, un estilo o un ciclo.
De hecho, son pocos los que coinciden a la hora de definir qué se entiende por cine negro. Sin embargo, el cine negro y el nuevo cine negro han tenido un enorme efecto mundial.
Frank acuñó el término al constatar la distinta temática y tono estilístico de cinco largometrajes de Hollywood que se estrenaron muy tarde en París: El halcón maltés [The Maltese Falcon, 1941], de John Huston; Historia de un detective, de Edward Dmytryk; Perdición, de Billy Wilder; Laura, de Otto Preminger [todas de 1944], y Días sin huella [The Lost Weekend, 1945], de Billy Wilder.
The Maltese Falcon – Trailer 1941
Con raíces en la ficción dura estadounidense, el expresionismo alemán, las películas de terror gótico, los dramas radiofónicos, el realismo poético francés y el neorrealismo italiano, estos estudios pesimistas de los impulsos destructivos y sus incontrolables consecuencias reflejaron sus actitudes sociales cambiantes que había exacerbado la guerra en suelo nacional y extranjero. Una vez acabó el conflicto, pasaron a transmitir la desilusión y la paranoia de la guerra fría, y cosecharon para sus creadores la censura del Comité de Actividades Antiamericanas. [La semana próxima escribiremos sobre la famosa lista negra]
Muchos de los mejores filmes de cine negro fueron obra de realizadores europeos emigrados que reconocieron los méritos socio-estéticos de la localización en lugares auténticos con cámaras más ligeras, equipos de sonido portátiles y películas monocromas más rápidas, y que utilizaron la iluminación de claroscuro, una puesta en escena desorientadora, ángulos oblicuos y voces en off retrospectivas para captar el estado de ánimo de una nación inundada de veteranos de guerra frustrados, burgueses susceptibles, detectives cínicos, maleantes despiadados, agentes de la autoridad corruptos, vagabundos oportunistas, parejas fugitivas y femmes fatales. Además, en un claro desafío al Código de Producción, el cine negro también se mostró decidido a abordar temas como la sexualidad, las clases sociales o la identidad.
Sin llegar nunca a ser una categoría consistente ni alcanzar un éxito comercial notable, lo cierto es que el cine negro ayudó a que evolucionara el séptimo arte estadounidense. Además de introducir temas polémicos y localizaciones urbanas icónicas, familiarizó al público con nuevos escenarios y personajes.
Asimismo, introdujo a recién llegados como Robert Mitchum, Gloria Grahame o Richard Widmark, y reinventó a estrellas consagradas como Humphrey Bogart, Barbara Stanwyck o Edward G. Robinson. Sin embargo, pasó de moda cuando, al decaer el estudio system, se buscó salida en el color y la pantalla panorámica, aunque su influencia continuó dejándose notar con fuerza en valientes películas de suspenso británicas, las adaptaciones de literatura barata de Akira Kurosawa de la década de 1950, las series de cabareteras mexicanas, los homenajes franceses de la nouvelle vague, los thrillers italianos giallo o los melodramas alemanes de Das Neue Kino.
Posteriormente, resurgió con el apelativo de «nuevo cine negro», aplicando un giro moderno, modernista o posmodernista a remakes como El cartero siempre llama dos veces [The Postman Always Rings Twice, 1981], producciones originales como Chinatown [1974] o pastiches como Cliente muerto no paga [Dead Men don’t Wear Plaid, 1982].
El cine negro estaba inspirando películas distópicas de ciencia ficción como Blade Runner en 1982 o westerns de atmósfera amoral como Sin Perdón en 1992, así como novelas de misterio o videojuegos. Con Sin City [2005] aportándole una factura de efectos digitales y aplicando el término a títulos de cine mayoritario parece que el cine negro está destinado a hacerse cada vez más oscuro, diverso y audaz.
Recuerda que cada semana publicamos una nueva idea de las 100 que cambiaron el cine. Compartirla con tus amigos en redes sociales es de lo mejor que puedes hacer. Quedarás como rey! 🙂
Saludos!
1 comentario
Muy buen artículo!