Sin Hollywood no habría Bollywood, ni Lollywood [en Pakistán], ni Nollywood [en Nigeria]o el incipiente Chilewood que pretende instaurar Nicolás López. Tampoco habría habido variaciones del Studio System en Gran Bretaña, Francia, Alemania o Japón. Pero la capital del Cine estadounidense bien podría haber sido Jacksonville, Florida o incluso Cuba.
Erigido en el monte Lee en 1923 para promocionar un proyecto inmoviliario, el famoso cartel de 140 metros de largo, rezaba «Hollywoodland», hasta 1949. En 1978 se reemplazó el original por una estructura de mejor calidad, con nuevas letras, de 13,7 m de altura y 12 m de ancho que perduran hasta hoy.
Como cada martes, [a excepción de la semana pasada donde tenía tanto trabajo que no fui capaz de sentarme a escribir] hoy traemos un trozo de la historia del Cine hasta tu pantalla, esta vez, enfocados en la meca del Cine a nivel mundial. Bueno o malo, ese es otro cuento. Como siempre decimos, sigue leyendo después del salto.
Idea n° 24: Hollywood: ¡Viva Hollywood!
A pesar de lo que diga el mito, este enclave de naranjos a unos 10 km al noroeste del centro de Los Ángeles no fue elegido por su proximidad a México con el fin de que los productores independientes que desafiaban a la Motion Picture Patents Company pudieran huir al otro lado de la frontera para eludir a los agentes de la justicia. Es más probable que se tuviera en cuenta el hecho de que ofrecía muchas horas de luz solar en inviernos suaves, que garantizaban la producción continuada necesaria para abastecer la demanda de los prósperos nickelodeons.
Los otros atractivos de Hollywood eran una baja tasa impositiva, mucha mano de obra, poca interferencia de los sindicatos, precio del suelo bajo y un paisaje variado en un radio de 80 km que podía emular cualquier lugar del mundo.
Selig Polyscope lideró la apuesta por Hollywood al rodar El Conde de Montecristo allí en 1907 y crear el primer estudio permanente en 1909. En seis años, se estaban haciendo en Hollywood el 60% de las películas estounidenses. La racionalización industrial de la producción de Thomas Ince, los sistemas de Adolph Zukor de integración vertical [por los que un estudio era dueño de los medios de producción, distribución y exhibición]y la distribución de películas por paquetes permitieron a los estudios respaldados por Wall Street, producir como rosquillas las películas de género, dominadas por una estrella, que se hicieron con el mercado internacional tras la primera guerra mundial.
Este dominio comercial permitió además a los cinco grandes estudios introducir innovaciones técnicas como el sonido, el color y la pantalla panorámica, que se convirtieron en parte integrante de la cinematografía en todas partes y que ayudaron a Hollywood a sobrevivir a las crisis económicas de la Gran Depresión y el período posterior a la segunda guerra mundial, en el que se combinaron la emigración suburbana, la televisión, el aumento de los costos y los decretos Paramount.
La legendaria época dorada de Hollywood, que se extendió desde los principios de la era sonora hasta la llegada de la televisión, fue comparativamente corta, pero lo que André Bazin llamó «el genio del sistema» permitió el viraje rápido de la producción en masa a la cooperación creativa y el control colectivo de la distribución.
Los estudios, que fueron entonces engullidos por conglomerados de multinacionales, empezaron a patrocinar películas realizadas en platós alquilados o en exteriores y desarrolladas por estrellas, productores o directores independientes, presentados por agencias de talentos o como socios de coproducción.
De todas formas, la marca de Hollywood conservó todo su valor, revigorizada con las películas taquilleras, que capturaron la imaginación internacional y reforzaron su hegemonía en taquilla gracias a los efectos especiales de post producción, que ninguna otra industria podía permitirse a una escala similar ni generar en gran calidad.
«Francamente querida»: Rhett Butler [Clark Gable] y Escarlata O’hara [Vivien Leigh], en la ambiciosa producción de David O. Selznick, Lo que el viento se llevó.
La desregulación de la época del presidente Reagan potenció aún más la capacidad de Hollywood para reaccionar ante circunstancias cambiantes, y las multinacionales que gobiernan los estudios desde la década de 1980 han explotado los cambios demográficos del público, el boom del entretenimiento doméstico y la apertura de la antigua Unión Soviética y China adoptando una estrategia sinérgica que vincula las películas a álbumes de sus bandas sonoras, videojuegos, descuentos en establecimientos de restauración, juguetes, series de Televisión y de dibujos animados, novelizaciones, cómics, espectáculos teatrales y parques de atracciones.
Desde luego, Hollywood es ahora menos una comunidad fílmica que una oportunidad de negocio, y se basa en gran medida en proyectos no originales como adaptaciones, remakes y secuelas, lo que significa que cada vez asume menos riesgos artísticos. Sin embargo, e incluso a pesar de que es sólo la tercera industria del cine más grande a nivel mundial [después de Bollywood y Nollywood], es de prever que su predominio cultural y comercial siga siendo incontestable en el futuro más inmediato.
Hasta acá llegamos con esta entrega sobre Hollywood. Recuerda que cada semana publicamos una nueva idea de las 100 que cambiaron la historia del cine y que, acá abajo en los relacionados, puedes seguir revisando sugerencias del mismo tipo y aprender casi sin límites.
Saludos!
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