El Studio System de Hollywood se construyó sobre la distribución de las películas por paquetes. Vender bloques de películas sin conocer su contenido se inspiraba en la venta al por mayor, diseñada para garantizar que las salas tuvieran suficiente volumen de producto. En un principio, el acuerdo se consideró flexible. Sin embargo, las protestas acabaron en un reajuste que transformó la industria cinematográfica estadounidense.
Hoy como cada martes te entregamos un poco más de historia cinéfila en este humilde reducto audiovisual, que aunque algunos tildan con epítetos irreproducibles, nos hace sentir orgullosos. Siempre después del salto.
Idea n° 26 | La distribución de películas: Mercado favorable al vendedor
En la época de los Nickelodeons, las películas se vendían por metros. Pero el cambio a la producción de largometrajes requería la introducción de intercambios para optimizar la circulación. En 1941, se creo Paramount Pictures, de Adolph Zukor, resultado de la fusión de distintas redes de intercambios, y sus vínculos con Famous Players-Lasky supusieron la unificación de producción, distribución y exhibición en una misma empresa por primera vez.
MGM, Warner Bros, RKO y 20th Century Fox acabaron experimentando la misma integración vertical, y cuando se introdujo la figura de los ingresos compartidos con los exhibidores al comienzo de la época sonora, empezaron a operar a pleno rendimiento y redujeron el riesgo que implicaba la producción complementando las películas principales, vehículo estándar de estrellas, con cintas de serie B, lo que garantizaba la salida de los productos a una tarifa de alquiler fija y forzando a que el exhibidor recibiera toda la línea de productos.
Los estudios menores, como Universal y Columbia, dependían en buena manera de la distribución de películas por paquetes, mientras que Poverty Row se las arreglaba con un programa de distribución regional, por el que vendía películas a nivel estatal en lugar de nacional. Aunque United Artists descartó la distribución por paquetes, muchos productores independientes se sintieron discriminados. Además, los grupos conservadores presionaban aduciendo que el sistema había fomentado un aumento de películas moralmente dudosas.
Ante la perspectiva de una censura externa, los estudios acordaron adherirse al Código de Producción de 1934, renunciar a los paquetes de temporada y reducir su tamaño, y proporcionar a los exhibidores sinopsis detalladas de las películas sin hacer. Pero, tras haber sobrevivido a la Gran Depresión bajo la protección del presidente Roosevelt, Hollywood recibió pronto el acoso de una cruzada de senadores, del Ministerio de Justicia y de la recién creada Sociedad de Productores Independientes; sólo la segunda guerra mundial retrasó la imposición del Tribunal Supremo de los decretos Paramount, que tuvo lugar en mayo de 1948 y que no sólo prohibió la distribución por paquetes, sino que también obligó a los cinco grandes estudios a deshacerse de todos sus cines.
El fin de la distribución de películas por paquetes llevó a Hollywood a producir cintas épicas como Cleopatra en 1963, que de los 44 millones de dólares que costó, sólo recuperó 26 millones en taquilla.
El momento de la desición no pudo ser peor, pues no sólo estaba disminuyendo la afluencia de público al desplazarse la población a las zonas suburbanas y dedicarse a pasatiempos rivales como la televisión, sino que los costos de producción también habían empezado a incrementarse. Al no estar ya aseguradas las ventas, los estudios realizaron recortes de personal y prescindieron de programadores, dibujos animados y cortometrajes.
También comenzaron a concentrarse en películas de prestigio. Pero ni la pantalla panorámica ni el color ni el sonido estereofónico pudieron impedir fracasos clamorosos en taquilla como el de Cleopatra en 1963, de Joseph L. Mankiewicz, y la tiranía de los resultados contables convirtió a Hollywood en un nido de secuelas e imitaciones.
Irónicamente, los exhibidores también resultaron afectados por la caída de la producción, y el cierre de las salas más pequeñas dio lugar a la actual era de los multicines y las películas taquilleras, que no es sino una forma modificada de distribución por paquetes y propiedad de cadenas de cines por parte de los estudios. También permite que el destino de una película dependa casi en exclusiva de la recaudación del fin de semana de su estreno antes de apresurarse a lanzarla al mercado del entretenimiento doméstico.
Acá generalemente no esperamos sus comentarios, pero sí que puedan compartir el material histórico con sus contactos y amigos, le hace bien al sitio y también a ustedes!
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CLASES DE CULTURA CINEMATOGRAFICA
JORGE URIBE ALVAREZ
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